|Capítulo 14|

39 5 0
                                    

_De nuevo_dijo Zeref enfocado en la concentración de Mavis viendo como invocaba sus ilusiones y estos eran ya  capaces de hacer daño físico. Normalmente estas serían traspasadas pero el fuerte entrenamiento y la nueva fortaleza mental que la hada había construido logró que sus ilusiones fueran capaces de ser tangibles.
Hasta ahora solo lograba invocar a tres ilusiones tipo soldado al mismo tiempo que eran capaces de dañar. Al menos debía lograr que  diez lo hicieran para poder defenderse por completo. Solo quedaba una semana y estos últimos tres días se habían estancado. La situación comenzaba a frustrar a Mavis por no ser capaz. Eso hizo que invocara a otros tres forzándose a soportar todo el peso de esa magia que comenzaba a vaciar sus energías.
_¡Mavis!_gritó Zeref al ver como sangre empezaba a salir de su nariz al estar soportando demasiado poder. Su cuerpo no estaba preparado para manejar tal capacidad de magia.
_¡Mavis, detente!_el hechicero tenía intención de acercarse pero los guardias se interpusieron en su camino. La hada parecía estar en un trance donde solo era la fuente de energía para los seis soldados que tenían el objetivo de proteger a su ama.
Las ilusiones tomaron la acción de Zeref como hostil y estos lanzaron a Zeref lejos con toda la fuerza que disponían. El estruendo del hechicero estrellándose contra una gran roca hizo que Mavis rompiera la concentración y por ende que las ilusiones desparecieron. La hada al abrir los ojos se encontró  al mago en el suelo mientras sangraba e inconsciente como a diez metros de ella.
_¡Zeref!_gritó angustiada la de cabellos blanquecinos corriendo a socorrerlo. No sabía que ocurrió pero si de algo estaba segura era que ella tenía la culpa.
Al llegar a su lado notó como la roca mostraba signos de resquebrajamiento en la zona del impacto. El cuerpo laxo e inmóvil de Zeref cubierto de sangre era un mal indicio. Aún así albergaba esperanzas que estuviera bien, era un dragón, las criaturas más fuertes del reino.
Ella se arrodilló en el suelo y esperó  a que despertará por su propia cuenta pero al ver que no mostraba signo de mejoría se preocupó.
_¡Zeref, Zeref, Zeref!_comenzó a gritar desesperada dándole suaves cachetadas para que despertara pero no mostraba reacción de su parte.
Es por ello que colocó su oído en su pecho buscando el rítmico latido de su corazón pero no lo encontró en ninguna parte. En cambio los latidos del suyo se incrementaron al notar el creciente pánico que nacía de ella.
_No,no,no,no_susurró Mavis poniendo su dedo delante de su nariz y boca buscando la entrada y salida del aire pero no halló nada.
"Está muerto" dijo aquella voz racional en su cabeza pero ella simplemente negó. Mavis recordó como en los libros de medicina colocaban sus manos encima de su pecho para dar primeros auxilios. Sin embargo no estaba funcionando. Sentía como su vida se iba desvaneciendo, después de todo esa era una parte de su poder.
_No Zeref, no puedes dejarme_volvió a negar frenética mientras hacía las compresiones necesarias, al ver que no reaccionaba decidió darle respiración boca a boca.
Juntó sus labios con los suyos desesperada buscando mantenerlo con vida y con ella. No podía dejarlo morir, no podía ser una asesina.
Sus manos se fueron cansando, su respiración era cada vez más agitada y su visión estaba nublada por las lágrimas que caían de sus ojos.
_Por favor, no quiero perderte_sollozó Mavis destrozada al ver que no había esperanza. Estaba muerto, ella lo había asesinado. No fue su intención pero lo hizo y eso le carcomía por dentro. Dejó salir un grito desgarrador cargado de dolor y remordimientos mientras sostenía su cuerpo contra su pecho.
En su mente comenzaron a emerger todos los momentos que había vivido con el hechicero las últimas dos semanas, desde su ceño fruncido hasta su sonrisa. Hasta que recordó aquel día en el lago. Sus palabras reverberando en su interior.
"Estoy maldito, el dios me maldijo a caminar sobre la tierra sin rumbo por toda la eternidad"
"Soy inmortal"
El alivio le recorrió el cuerpo, sino estuviera arrodillada hubiera caído derrumbada agradecida por la maldición. Estaba muerto pero él despertaría, volvería a escuchar sus reclamos y vería esa máscara de indiferencia que odiaba. Esa intensidad en sus ojos volvería a sentirla y eso fue suficiente para ella.
_Gracias, gracias_agradeció a la nada mientras abrazaba su cuerpo y reía histérica para después comenzar a llorar aliviada porque lo volvería a ver.

                         •●🖤💛●•

Oh dioses, realmente le dolía todo.  El golpe sorpresa de esa ilusión fue inesperado, además estaba preocupado por la seguridad de Mavis. Había muerto, de eso estaba seguro. Nadie sobrevivía a tal magnitud de fuerza bruta.
¿Estaba lloviendo? Sentía gotas de agua caer sobre su rostro y su ceño se frunció al sentirse confuso por ello. Este abrió sus ojos y se maravilló al ver el rostro enrojecido de Mavis. Estaba llorando, sus ojos estaban rojos e hinchados.
_Que alivio, estás despierto_dijo la hada abrazándole fuertemente.
No le dio siquiera tiempo a respirar, estuvo sobre él en milésimas de segundos. Zeref correspondió al abrazo al ver que ella lo necesitaba, seguramente se sentía culpable de su muerte.
_Lo siento, no quise matarte_sollozó Mavis mientras el hechicero pasaba su mano por su cabello y la sostenía por su espalda buscando consolarla.
_Tranquila, todo está bien_su voz sonaba horrible, estaba ronca y desgastada. Siempre le ocurría lo mismo al resucitar. Era muy molesto escuchar ese tono salir de él.
Ante sus palabras Mavis simplemente negó, no todo estaba bien. Zeref había muerto por su culpa.
_Mentira, no todo está bien. Sé que últimamente no he tenido la mejor actitud ni he sido muy cordial_cierto, pero eso no era su culpa. Estaba dolida por sus palabras.
_pero yo nunca quise lastimarte. Lo siento mucho_Zeref suavizó su mirada al ver sus ojos verdes llenos de arrepentimiento y sinceridad.
_Lo sé, pequeña hada. Nunca dañarías siquiera a una mosca y no necesitas disculparte. Tus ilusiones solo querían protegerte_Zeref necesitaba dejarle en claro que sus invocaciones solo querían protegerla, o nunca sería capaz de alcanzar su potencial por miedo. Él apartaba sus mechones rubios de su rostro para que no estorbara su visión.
_¿Lo entiendes? Nadie tuvo la culpa. Solo fue un desafortunado accidente_dijo el hechicero agarrando su rostro y obligándole a que entendiera sus palabras para que sus pensamientos no se desviaran.
Mavis se perdió en esa mirada carbón intensa y simplemente asintió aliviada por sus palabras. Su corazón se sintió más ligero al oírlo decir eso. Él se puso serio por unos segundos absorto en sus pensamientos.
_Nunca pensé que diría esto pero le estoy agradecido a Aksheram en estos instantes_suspiró pesadamente.
Jamás  pensó que llegaría el día en que agradecería esa maldición. Estaba desanimado por eso hasta que se imaginó lo enojado que se sentiría el dios por haberle hecho un favor. Eso lo alegró de inmediato.
Mavis lo observó confusa al verlo sonreír de esa manera escalofriante pero muy encantadora que hacía latir su corazón. Ella lo miro curiosa, quería saber lo que pasaba por esa hermosa mente retorcida.
_¿Por qué sonríes?_cuestionó la hada sin soportar más la curiosidad. Realmente eso sería su ruina.
_En lo molesto e insatisfecho que se sentiría al saber que su maldición me hizo un favor esta vez_contestó de buen humor. La de cabellos blanquecinos solo lo miró interrogante.
_Después de todo la maldición, evitó que te convirtieras en una asesina. No soportarías el peso de quitar una vida_Mavis olvidó respirar por unos segundos al escuchar esas palabras.
_Estas manos solo pueden salvar vidas_dijo Zeref entrelazando sus dedos con los suyos.
Su corazón comenzó a latir errático ante tal gesto tan gentil y romántico. Por primera vez sentía que alguien le prestaba atención, que la veía a ella y era una sensación tan maravillosa.
_Tus mejillas están rojas_la declaración de Zeref fue seguida por carcajadas divertidas y felices de su parte.
En ese instante Mavis lo supo, no había mejor sonido que ese sobre toda la faz de la tierra y Zeref Dragneel se estaba adueñando de su corazón.
El hechicero dejó unas palmaditas sobre su cabeza mientras ella miraba al suelo tímida con sus mejillas ardiendo. Estaba en problemas.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora