|Capítulo 11|

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_Una vez más_ordenó su mentor sin siquiera dejarla respirar. Ella le dedicó una mirada cargada de odio y continuó dejando salir el maná de su cuerpo para después recuperarlo. Era muy agotador el ejercicio pero sentía que crecía su resistencia. Tenía que decirlo, Zeref Dragneel era un despiadado profesor pero uno muy bueno.
_¿Es necesario qué estés tan lejos?_cuestionó Mavis viéndole a cinco pies de distancia de ella apoyándose en un árbol.
Zeref no le respondió, solo le observó y le indicó que continuará su ejercicio. Mavis bufó molesta por el trato silencioso y volvió a su tarea.
Él la observaba sin apartar la mirada de ella, memorizando cada gesto de molestia o concentración en su rostro. Era tan transparente que le divertía demasiado. Le sorprendió la mañana anterior cuando apareció para pedirle que le ayudará a aprender magia.

_Quiero que me enseñes magia_pidió la hada seriamente. Necesitaba que él fuera su maestro, no encontraría a alguien más poderoso que él en toda Magnolia o Fiore.
_Me niego_sin siquiera pensarlo unos segundos Zeref se negó y se dispuso a marcharse de allí.
Mavis tenía la boca abierta sorprendida ¡ni siquiera lo había considerado por diez segundos! El enojo creció en ella por su espantoso carácter. Por la Diosa Rae, era un insufrible e insoportable.
_¿Podrías decirme al menos una razón?_preguntó Mavis siguiéndole mientras él se internaba más dentro del bosque.
_No tengo ninguna razón, solo no quiero dar clases_contestó Zeref apartando una rama del árbol para pasar por debajo y continuar con su camino.
Mavis dejó salir un resoplido por la indignación ¡Era un patán! pero eso no la detendría. Ni siquiera tuvo que agacharse para pasar bajo el árbol ya que no era tan alta y logró seguirle el paso al molesto hechicero.
_Necesito que alguien me enseñe magia rápido y el único mago que conozco eres tú. Así que por favor ¿serías tan amable de ayudarme?_estaba suplicando. Adiós a su dignidad y orgullo pero era necesario para lograr su objetivo.
Zeref se detuvo sin dar aviso y ella chocó con su espalda. Antes de echarse para atrás notó el dulce aroma de lavanda que desprendía el Dragneel, incluso su olor era gratificante.
_¿Por qué quieres qué te enseñe magia?_preguntó Zeref demandante mientras la miraba fijamente. Ella incómoda apartó la mirada hacia el suelo. De algún modo le hacía sentir cohibida.
_Tengo que ayudar a unas personas muy importantes para mi_contestó renuente Mavis. Odiaba sentirse tan vulnerable frente suyo pero necesitaba su ayuda.
De algún modo lo sabía, intuía que su pequeña hada solo quería ayudar a los demás. Nunca haría nada por sus propios deseos, su alma no estaba manchada de ambición o egoísmo. Sin embargo un pensamientos le alarmó ¿desde cuándo era suya?
_Comienzas mañana temprano. No me hagas perder el tiempo_ella levantó la vista el suelo rápidamente y se le quedó mirando maravillada.
Esos hermosos ojos verdes expresivos mirándole con adoración le hizo sentir algo raro en su pecho, incluso sintió sus mejillas ponerse algo calientes. Sólo esto confirmó lo que ya sabía, Mavis Vermillion era peligrosa para él.
La hada le miró interrogante, no entendía la reacción de él al desviar la mirada de ella. De pronto una idea loca le pasó por la cabeza ¿estaría avergonzado? Sin embargo descartó esa idea, seguramente solo eran imaginaciones suyas.

_Zeref ¿puedo tomar un descanso?_la voz de Mavis sin aliento lo devolvió al presente.
Él simplemente asintió al verla agitada, no quería ser el culpable de la deshidratación de la pequeña hada. Se veía que no aguantaría más.
Mavis se dejó caer en el suelo agotada. Realmente ese ejercicio era muy trabajoso pero eficiente. Sentía que ganaba resistencia para practicar hechizos más grandes y poder luchar. Solo tenía tres semanas de entrenamiento, el tiempo que tardaría los chicos en preparar a los integrantes del gremio.
_Necesitarás más entrenamiento para la práctica de hechizos ofensivos pero vas muy bien_dijo Zeref siendo completamente honesto. No tenía sentido endulzar las cosas para ella.
_Gracias_contar con el reconocimiento de Zeref hizo que su pecho diera volteretas emocionadas. Incluso en su mente se veía dando saltitos alegres.
_No es un halago, solo la verdad_alegó el hechicero al ver como su pupila sonreía embobada.
"Justo por eso es que me gusta más" pensó Mavis contenta. En su aldea los habitantes le halagaban solo por lástima ya que era conocida como la huérfana de pies descalzos. Veían sus harapos desgastados con suciedad, su piel frágil pegada a los huesos y sus pies desnudos lastimados y la trataban como un animalillo que necesitaba cariño pero eso no lo era. Solo la lástima disfrazada con ropas de halagos y sonrisas.
Zeref pensó que sus palabras borrarían su sonrisa, al contrario creció aún más. Realmente no entendía a esa chica tan inusual.
_Toma veinte minutos de descanso y después continúas con el ejercicio_dijo confundido Zeref tratando de comprender a esa pequeña hada.
Ella se levantó del suelo con buen humor por sus felicitaciones y tener un descanso para marcharse hacia el lago. Mavis pasó por el lado de Zeref dando pequeños saltitos emocionados mientras tarareaba una canción. Él simplemente pudo verla incrédulo por semejante actitud. Empezaba a sentir curiosidad por su pupila y eso era malo. La curiosidad conduciría al interés y para una persona que cuestionaba hasta la vida misma, esa hada podía convertirse en una obsesión rápidamente.
_¿No irás conmigo?_preguntó Mavis mirándole al voltearse y deteniendo su paso al verlo allí sin moverse. Zeref simplemente negó, tenía que evitar el contacto con ella para no comenzar a interesarse en ella.
_Ve y haz lo que necesites. Estaré aquí esperándote para continuar las lecciones_respondió seriamente el mago sin darle siquiera un atisbo de amabilidad o cordialidad.
_Amargado_susurró Mavis con intención de no ser escuchada pero si lo fue por él.
Ella lo miró al ver si mostraba algún indicio de molestia o enojo por sus palabras pero solo continuaba con su rostro indiferente. "Diosa, realmente parece una estatua de piedra, tan hermoso pero tan vacío de emociones" pensó con pena por él mientras suspiraba. Sin embargo simplemente se volteó y continuó con su camino, ella sabía muy bien lo que la lástima hacía, así que no la sentiría por Zeref.
El hechicero había escuchado su susurro y le pareció algo chistoso que le dijera amargado para después mirarle esperando una reprimenda. Le recordaba a su hermanito Natsu cuando le miraba preocupado por un regaño y sonrió. Mavis no estuvo presente para presenciar esa diminuta sonrisa. Estaba aliviado de no tener que tratar con esa hada problemática, no soportaba estar alrededor de otro ser por más de veinte minutos y sus habilidades sociales se habían oxidado. Era un antisocial, lo podía decir. "Das pena" pensó para él mientras suspiraba. Decidido a esperar a su estudiante fue hasta un gran árbol sentándose bajo su sombra y el tronco siendo el soporte para su comodidad. Este cerró sus ojos y disfrutó de la brisa que despeinaba su cabello. El silencio era su fiel compañero.

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El alivio que sintió al verter el agua en su boca no se hizo esperar. El escozor en su garganta se detuvo y dejó salir una larga exhalación de satisfacción. Se apartó sus cabellos rubios colocándolos en su hombro derecho y observó el paisaje a su alrededor. Cerró sus ojos y apoyando sus manos en el suelo sintió una corriente vibrar a través de ella. La vida misma cruzando por sus venas y volviendo a la tierra.
_Tal vez sea hora de probar los resultados_habló para ella misma concentrando su energía en todo a su alrededor. Deseando que todo brotará, naciera y cobrara mayor fuerza.
Un suspiro abandonó sus labios al drenar un poco de su poder y se maravilló al abrir sus ojos. Los árboles habían alcanzado una nueva altura, siendo casi imposible que el sol atravesara a través de sus ramas. Los pequeños retoños de flor se abrieron mostrando un festival de colores que iba desde el azul más claro hasta el rojo fuego. Las mariposas y pajarillos se vieron atraídos por esa energía cálida agrupándose en las copas de los árboles y sobrevolando sobre los hermosos capullos de las flores. El zumbido de las abejas y abejorros en compañía de otros insectos no se hicieron esperar. Las ardillas llegaron portando pequeñas bellotas dejándola en su regazo mientras se subían a su cabeza. Ella dejó salir una carcajada y de pronto en su hombro un hermoso gorrión se posó allí. Mavis extendió sus dedos y se maravilló al sentir el toque de las frágiles alas de una mariposa monarca. En ese instante sintió una presencia y al mirar hacía su costado se sorprendió al ver a Zeref observándole. Ella le regaló una hermosa sonrisa que iluminó todo el lugar con su alegría.
_Gracias_susurró al viento y como si este fuera su íntimo amigo llevó su mensaje a aquel que asesinaba a todo su paso.
Zeref se quedó embobado viendo como creó y logró tal vitalidad en ese lugar con tan solo las puntas de sus dedos. No se sorprendía de que los animales le amaran ya que ella alejaba la oscuridad con su intensa luz.
Sus ojos brillaron en rojos, recordando que pronto una oleada de energía maldita borraría todo a su alrededor. La muerte se llevaría todo lo que ella había construido. Después de todo ella daba vida con solo sus manos y él las arrebataba con solamente su presencia. No debía acercarse, debía mantenerse alejado de la pequeña hada pero no importó cuanto quisiera, él simplemente no pudo apartar sus ojos de ella.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora