PRÓLOGO

1.1K 27 0
                                    

Su cabeza azotó contra el piso, el frío concreto del patio le dió la bienvenida mientras las risas de aquel trío se alejaban con el viento. Las ramitas y rocas se encajaban fríamente en el rostro de Thomas, cuyas lágrimas apenas y lograban aminorar la horrible sensación de la sangre que manaba de sus heridas.

No podía levantarse, no podía gritar, no podía pensar; tan solo le quedaba sollozar en silencio. Cerró sus ojos esperando así poder recuperar algo de calma, alcanzar un poco de paz en medio del caos, pero las venas palpitantes de su cabeza le hacían imposible siquiera concentrarse; un gemido de molestia fue lo único que sus labios pudieron esbozar.

En un último intento por conservar lo que quedaba de su dignidad, intentó ponerse en pie, tarea difícil dado lo tembloroso de su cuerpo; impulsándose con las piernas, finalmente inspiró un suspiro aliviado al sentir el borde de una maceta a su costado.

—¡Niño!... ¡Oye, tú! —Repentinamente se escuchó—. ¿Quién carajos te hizo esto...?

La voz del conserje que lo interrogaba era inconscientemente ahogada por su mente, pues el horrible dolor que lo abrumaba ya  suficiente como para que las preguntas del adulto resonaran en su cabeza.

El automóvil de la pequeña familia recorría las calles de Conway con una notable prisa, pues el hombre que ahora conducía había recibido una llamada de su hermano pidiendo recoger a su hijo de la escuela

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El automóvil de la pequeña familia recorría las calles de Conway con una notable prisa, pues el hombre que ahora conducía había recibido una llamada de su hermano pidiendo recoger a su hijo de la escuela. Al interior del vehículo se encontraba aquella pareja acompañados por un ciertamente fastidiado adolescente, quien se limitaba a contar los segundos para volver a casa de una vez.

—... ¿Por qué diablos debemos seguir haciendo esto? —Ethan se quejó— , Ya es la quinta maldita vez en este mes, ni siquiera entiendo cómo es que ese imbécil sigue en la escuela.

—¿Qué te he dicho sobre expresarte así de Thomas? —Su padre lo regañó— . Mira, no sé exactamente lo que suceda ahí, pero sea lo que sea parece grave, no podemos quedarnos sin hacer...

—¡Ay, por favor! —Su esposó cortó con sus palabras— . Déjate de estupideces, Rob, ese chico ya no tiene remedio; o es un buscapleitos, o un completo idiota que no sabe defenderse... Cualquiera de las dos ya es malo.

—¡Paul!... ¿Ustedes vinieron a ayudar o solo a quejarse? —Robert cuestionó ahora con algo de fastidio, los dos contrarios simplemente guardaron silencio y permanecieron así lo que restaba del camino.

Al paso de unos minutos más finalmente arribaron, los tres bajaron del auto y se adentraron en el plantel, siendo rápidamente recibidos por la secretaria en la oficina del director, quien aparentemente no necesitó nada más que verlos entrar por la puerta para saber lo que ocurría.

Robert se aproximó al encuentro con la encargada mientras que sus dos acompañantes sólo tomaban asiento en las sillas al costado.

—... Está en la enfermería, su profesora lo traerá en un momento.

Fue lo único que la contraria menciono sin siquiera alzar la vista, el rubio solo le agradeció con una sonrisa antes de unirse a su esposo e hijo.

Mientras que la consternación era clara en el rostro de Robert, para el adolescente no era más que otro lunes por la mañana; algo aburrido y hasta cierto punto monótono, pues ya había perdido la cuenta de cuántas veces habían tenido que ir a la escuela por algún problema donde su primo se viera involucrado.

Ethan rodó su mirada con cierta molestia de por medio y se dispuso a distraerse un momento en su teléfono, cuando repentinamente unos sollozos a la distancia parecieron ser su indicador de que ya era hora de irse.

El rostro del chico ojiazul se encontraba manchado de lágrimas, tierra y la sangre que era retenida por unas cuantas gasas junto con papel en sus heridas; ese terrible estado en el que se encontraba solo fue empeorado en cuanto divisó al adolescente, instintivamente Thomas reacciono queriendo escapar, siendo abruptamente detenido por el agarre de aquella maestra que fuertemente lo tomó del brazo.

—¡Thomas! —Robert exclamó aterrado en cuanto notó las heridas y moretones en la cabeza de su sobrino— ¡¿Qué diablos pasó?!, ¡¿Dónde están los responsables?!

—Señor Baker, por favor tranquilícese —Su reclamo fue interrumpido por la profesora— . El conserje lo encontró tirado en una de las áreas verdes, no había nadie en los alrededores y él tampoco quiere decirnos nada.

El hombre con barba de candado solamente veía a su sobrino mientras algo de culpa y pena se le manifestaban en el interior.

—¿Y está diciendo que ustedes no hicieron nada? —Paul añadió notablemente indignado— ¡Se supone que los niños son su jodida responsabilidad!, ¡¿Por qué carajos permiten que esto les pase?!, ¡USTEDES SON LOS MALDITOS ADULTOS AQUÍ!.

Clamó ahora furioso, inconscientemente dio un paso al frente dispuesto a confrontarla, siendo oportunamente detenido por su esposo, pues lo último que quería era que todo escalara a niveles peores.

Mientras aquella discusión se llevaba a cabo, Ethan sólo le dedicó una sonrisa burlona al chico que ahora lloraba al hombro de su padre, Thomas reacciono ocultándose temeroso entre la chaqueta de su tío, casi pidiendo misericordia para que las cosas en casa no fueran igual o peor que lo que acababa de pasar.

Against The World [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora