Los minutos pasaban con lentitud, en la sesión apenas y se notaban avances considerables, pues todo indicaba que aquel miedo que tanto atormentaba al chico de ojos azules sería un gran obstáculo en su progreso. Christian, sin embargo, no podía disimular su creciente impaciencia por largarse.
—Entonces, ¿Sabes si ese muchacho vendrá pronto? —cuestionó mientras se dirigía a la puerta.
Alexander se detuvo un momento para pensar.
—La verdad, no tengo idea… —comentó—. Supongo que debe ser en esta semana, ya comenzaron las vacaciones, así que quizás lo veamos más seguido.
El hombre con barba curvó sus labios en una forzada sonrisa,un gesto que duró apenas lo suficiente para ser percibido. Su mirada, en lugar de mostrar interés genuino, revelaba un destello de irritación reprimida. Luego de despedirse, su preocupación interna se hizo más que evidente cuando la puerta de su automóvil se cerró en un golpe seco.
Christian lanzó la carpeta hacia el asiento del copiloto y, tras soltar un pesado respiro, fijó su mirada al frente.
—... ¡Hijo de perra! —maldijo frustrado, finalmente pisó el acelerador, desahogando así parte de la furia que lo abrumaba.
En largas y hondas respiraciones, el hombre intentaba apagar las ardientes llamas que lo consumían por dentro. Miró de reojo hacia la carpeta que yacía junto a él; toda una noche de trabajo e investigación, quedó en absolutamente nada.
Mas conforme ingresaba a la autopista, el ensordecedor sonido de los demás autos acabó por empeorar su irritación. Pues cada claxon era como un taladro perforando su cabeza; encajó los dedos en el volante esperando que eso lo distrajera. Aunque las venas palpitantes en su cabeza solo harían despertar en él una aguda migraña.
Como una bomba de tiempo a punto de estallar; Christian luchaba para contener todo ese desastre, al menos hasta llegar a casa, pues en cuanto estacionó el auto rápidamente subió a su departamento. Azotó la puerta y, con un grito furioso, lanzó la carpeta sobre el comedor.
Se encerró deliberadamente en su estudio, solo dispuesto a acabar de una vez por todas con esa piedra en el zapato que tanto detenía su trabajo.
—Ese par de imbéciles no saben con quién se están metiendo…—Se repetía.
Entre tanto, en aquella casa, Alexander tomó asiento en el sofá. No tardando en ser recibido por la mirada curiosa de Thomas; a quien solamente le dedicó una sonrisa antes de proceder a tomar asiento a su lado.Un corto silencio no tardó en inundar el lugar, silencio que fue posteriormente roto una vez que el de cabello rizado hablase.
—... ¿Crees que Ethan venga hoy? —cuestionó mientras acariciaba la cabeza del reptil.
Thomas se limitó a responder encogiéndose de hombros al tiempo que mantenía su mirada en el suelo, respiraba profundamente en un intento por mantenerse calmado, sólo sintiendo el leve caminar de Buster sobre sus hombros; lo que terminaría por hacerlo soltar una pequeña risa.
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Against The World [EN EDICIÓN]
Teen Fiction«La vida está llena de giros y sorpresas inexplicables» Tras mudarse en espera de apartarse de todo lo que alguna vez vivió, Thomas no se encuentra del todo confiado al respecto, pues tener que comenzar de cero en una nueva ciudad es algo que lo asu...