Capitulo 46

1K 116 28
                                    

La mañana emergió desde el horizonte, un poco del cálido sol ingresó tenue por la ventana bañando aquella habitación con su luz; habitación donde podía notarse a cierto joven con los ojos ya abiertos. Ethan llevaba los últimos minutos despierto, sólo pensando en la enorme cantidad de cosas que azotaban su cabeza.

Se giró esperando no ser deslumbrado por la luz mañanera, un suspiro escapó de su boca mientras contemplaba el techo, de sus sábanas levantó una de sus manos para disponerse a revisar su teléfono en espera de rectificar la hora. Siendo interrumpido por su padre.

—Woow… ¿Por qué tan madrugador? —Paul cuestionó mientras tanto él como su esposo se levantaban de igual manera.

—¿Qué?, Sólo quería tener tiempo para estar listo —El adolescente se limitó a responder al tiempo que tomaba asiento sobre la cama.

La pareja de hombres lo observaron con radiantes y alegres sonrisas en sus rostros, pues solo podían esperar que ese curioso y ciertamente repentino entusiasmo se debiese a algo bueno. Siendo con aquel esperanzador pensar que finalmente se dispondrían a prepararse para su salida.

Sin embargo todo parecía mostrar que, efectivamente, Ethan se notaba considerablemente más entusiasmado que de costumbre; entusiasmado ante la idea de poder decirle a ese hombre cada una de las que (al menos él mismo) consideraba “verdades”. Una leve sonrisilla se dejó ver en su cara con sólo pensar en todo lo que le diría si se lo topaba, cosa que sin duda alguna esperaba.

Pasaron varios minutos hasta que la pequeña familia estuviera lista, bajando finalmente hasta el estacionamiento para buscar su automóvil.

Los edificios de la ciudad eran lo único que rodeaba las calles, un paisaje urbano que era contemplado con emoción por el joven castaño al interior del vehículo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Los edificios de la ciudad eran lo único que rodeaba las calles, un paisaje urbano que era contemplado con emoción por el joven castaño al interior del vehículo. No tardando en ser notado por los dos adultos sentados frente a él.

—… Hoy estás de buen humor, ¿Eh? —Robert cuestionó sonriente, a lo que su hijo simplemente asintió sin deshacerse de su emoción.

Paul, entre tanto, no podía estar más alegre. Hasta ese momento nunca imaginó tener un día tan especialmente animado con Ethan; “Veamos cuánto tarda en mandarlo al carajo”, se dijo, no dudando que fuera cuestión de unos minutos en la casa antes de recibir el primer reclamo.

El camino entre los tres prosiguió sin demasiados contratiempos, el de cabello teñido ocasionalmente miraba las aceras en espera de encontrar a aquel mentado hombre; o por lo menos tener la suerte de verlo nuevamente en la casa de sus tíos, cualquier cosa que le sirviera para poder soltar toda esa cólera acumulada.

Al paso de unas horas más, finalmente arribaron a su destino; pues con las vacaciones primaverales ya en su recta final, Robert había optado por visitar a su hermano y cuñada con más frecuencia, claramente deseaba aprovechar cada momento antes de tener que volver a casa la semana siguiente.

Una vez que ingresaron no tomó demasiado tiempo antes de ser recibidos por Claire y Stuart, aparentemente habían llegado justo a tiempo para el almuerzo. El adolescente, por su parte, sólo le dedicó una rápida mirada a las escaleras, posteriormente se dispuso a subir como de costumbre.

—¡Oye, Ethan! —De un momento para otro, siendo interrumpido por su tío —Ya que vas para allá, ¿Podrías decirles a Will y Thomas que el almuerzo casi está listo?

El joven se limitó a asentir con algo de desinterés.

Sin embargo y como ya se esperaba, en cuanto puso un pie en el pasillo fue eventualmente recibido por el pequeño que con seguridad patrullaba la zona, el mayor rodó los ojos molesto; finalmente, e importándole poco la aparente advertencia del niño, se dedicó a seguir con su camino. No tardando en ser detenido por William.

—¿Tú a dónde crees que…?

—Tus padres dicen que el almuerzo ya casi está, ¿Si?... Ya cálmate —Ethan lo interrumpió antes de que pudiera decir cualquier cosa.

—¿Y por qué te enviaron a ti? Tú sabes que no tienes permitido subir aquí.

El menor replicó con molestia mientras bloqueaba el resto del camino, sólo haciendo que el fastidio en el joven aumentase.

—¿Perdón?... Escúchame bien, pequeño bastardo, ¡Yo subiré las veces que…!

La pelea entre ambos sería de nueva cuenta cortada una vez que cierta puerta fuese abierta de golpe.

Thomas salió de su habitación y caminó indiferente entre el par que se encontraba discutiendo, el enojo en su rostro era algo tan obvio como notable, lo que se haría aún más claro gracias al fúrico mirar que le dedicó al adolescente; sólo causando que este último se confundiera de sobremanera.

El silencio se instaló al tiempo que William y el joven lo miraban bajar por las escaleras.

—¿Qué carajos…?

—Woow… ¡Así se hace, hermanito! —Se le escuchó a William felicitar, no pudiendo estar más que feliz ante lo que acababa de presenciar.

Por otra parte, la flama de furia en el chico ojiazul no tenía planes de apaciguarse, pues ni siquiera pudo dormir del todo gracias a los cientos de pensamientos que inundaron su mente. Cosa que se haría notable por las pequeñas ojeras con las que contaba.

Una sonrisa se le plasmó inconsciente al pensar en lo que acababa de hacer; sin duda, una gran manera para matar dos pájaros de un tiro.

Habiendo llegado abajo, no tardaría en ser recibido por las notablemente sorprendidas miradas de los adultos en la mesa del comedor.

—¡Buen día, dormilón! —Lo saludó su madre, ahora con una sonrisa—. Tus tíos se quedarán para el almuerzo, ¿Qué tal si los saludas?

Por otro lado, el de pijama solo se limitó a tomar asiento en la mesa, sin siquiera importarle la presencia de los hombres sentados a su costado. Paul y Robert se miraron mutuamente con algo de confusión.

—O tal vez no… Como tú gustes —Stuart añadió una vez que notase la clara negativa del castaño.

No tuvo que pasar demasiado tiempo para que tanto el niño de gorra como el adolescente descendieran de igual forma, este último sólo obteniendo otra mirada fulminante por parte de su primo. Mirada que sería inevitablemente respondida, obviamente Ethan no planeaba pasar por alto ese extraño comportamiento.

Siendo así como una ocasional “batalla” comenzaría entre ambos parientes, con cada bocado las agresivas y notablemente desafiantes miradas de ambos aumentaban; poco faltaba para que una riña se llevara a cabo en la mesa.

Sin embargo, y antes de cualquier cosa, Robert detuvo a su hijo pisando levemente uno de sus pies.

—¡Hey!, ¿Eso por qué…?

—No creas que no te estoy viendo… Come y déjalo en paz —Le susurró interrumpiendo la queja del contrario.

—¡¿Qué?!, ¡Él fue el que empezó! —El joven le recriminó—. Mira, te juro que esta vez no tengo nada que ver con…

—Come, y déjalo tranquilo —El mayor repitió su sentencia, ahora notablemente más molesto.

Ethan, por su parte, se limitó a devolver de mala gana su vista hacia el plato con su almuerzo; no sin antes dedicarle al ojiazul una última y extrañada mirada de reojo.

Pasaron varios minutos más hasta que el almuerzo llegara a su fin,  Thomas y William se dedicaron a subir de regreso, mientras que tanto el joven como sus padres optaron por quedarse en la sala para conversar un poco.

Por otro lado, Ethan solo quería tomarse un tiempo para pensar en todo lo ocurrido. “¿Qué mierda le pasa?”, decía para sus adentros mientras miraba con desdén hacia la escalera.

Dejó salir un exacerbado suspiro, rodó la mirada y sin más intentó lo mejor que pudo para ignorar ese desastre por un momento.

Against The World [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora