Capitulo 30

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Los cálidos rayos del sol ingresaban ligeramente por la ventana, sólo opacados por la iluminación proveniente de la lámpara sobre el terrario de Buster, Thomas se encontraba sentado en el escritorio mientras observaba a su mascota comer; cosa que él aún no había hecho.

Las horas comenzaban a transcurrir de un modo estúpidamente lento, el castaño seguía encerrado en su habitación prácticamente desde que se levantó por la mañana. Sin embargo, su decisión le costó relativamente caro; pues había comenzado a darle hambre después de un rato.

Su estómago comenzó a doler ligeramente implorando por comida, mas su ideal de no abandonar la habitación permanecería firme. Aún si eso significaba morir de hambre.

Pasó un rato más y el dolor se intensificó gradualmente, eventualmente pudo ver como la puerta era levemente entreabierta mostrando al pequeño William tras esta.

—¿Thomas?, te traje algo de comer.

Mencionó al tiempo que ingresaba al lugar, cargaba un plato con lo que aparentaba ser un sándwich; claramente se notaba que lo había hecho por su cuenta, pues los ingredientes de este estaban dispersos sobre el plato.

El ojiazul sólo se aproximó a la puerta y rápidamente la cerró esperando que nadie hubiese seguido al menor, procedió a comer el emparedado con cierto desespero; pues realmente lucía hambriento. Se sentó a orillas de la cama, cosa que el contrario eventualmente imitó.

Thomas le dedicó una rápida mirada de reojo a su hermano, eventualmente procedería a ofrecerle un poco antes de darle la última mordida.

—¡Oh!, No gracias, yo ya comí —comentó con una pequeña sonrisa de por medio—, Y... ¿Vas a quedarte aquí todo el día?

El chico simplemente respondió asintiendo, posteriormente le entregaría de vuelta el plato ahora solo lleno de ocasionales migajas. Will lo tomó y, con una sonrisa de por medio, se dispondría a finalmente abandonar la habitación rumbo a la cocina. Además de, por supuesto, dar inicio a su ya acostumbrado patrullaje por la zona del pasillo.

Mientras tanto, ya al haberse quedado solo, el chico se dedicó a tomar sus audífonos para escuchar música y así distraerse; se recostó sobre la cama antes de soltar un leve suspiro. Sólo fijando inconscientemente su mirada en el techo mientras dejaba a su mente divagar y dejarse llevar por la canción que comenzaba a sonar en sus oídos.

Irónicamente, parecería ser algo de lo que se arrepentiría en cierto modo, pues la letra solo le recordaba a aquel chico que tanto había protagonizado sus pensamientos durante los últimos días; recordando desde esa increíble tarde donde finalmente comenzaría a animar su habla. Hasta el tan preciado día cuando se conocieron.

Thomas dejó escapar un pequeño gruñido a causa de ello, un gruñido repleto de frustración ante el solo pensar que la imagen del chico pelinegro no abandonaría sus pensamientos tan fácilmente, respiró profundo mientras pasaba una de sus manos por su rostro en espera de poder olvidarlo nuevamente.

"¡Sal de mi cabeza de una vez, carajo!", se quejó para sus adentros al tiempo que su rostro era inundado en un (ahora notable) carmesí. Dejó salir un fuerte e inconsciente suspiro mientras la letra de la canción seguía incrustándose cada vez más en su mente.

De un momento a otro se descubrió la cara, sus ojos se abrieron una vez que algo pareció llegar a su mente. Algo que, si bien podría explicar lo que le pasaba, aún así seguía siendo extremadamente confuso a su parecer: el amor, pues su cabeza barajó la posibilidad de que todo eso se debiese a aquel peculiar sentimiento.

 Algo que, si bien podría explicar lo que le pasaba, aún así seguía siendo extremadamente confuso a su parecer: el amor, pues su cabeza barajó la posibilidad de que todo eso se debiese a aquel peculiar sentimiento

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Against The World [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora