•Capítulo 15• Comprender (2/2)

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Narra (T/N):

Ver a Shoto reír, aún cuando la guerra se aproximaba, cuando acababa de terminar su entrenamiento, cuando teníamos que ir a rescatar a Izuku, no tenía precio.

Ver a Kohaku y a Kota, a Denki y Shiro, reír también, lo hacía mágico.

Ellos colgaban de algunas ramas, que se enroscaban en sus piernas o sus brazos y les agitaban o les movían de sitio como si fueran juguetes. Kohaku y Kota ya lo habían experimentado, y aún así, verles reír y sorprenderse seguía siendo como la primera vez.

Igual que lo llevaba siendo esos últimos días.

Pasaba el día entrenando, también físicamente. Esa parte, de hecho, la hacía con el resto de la clase. Sin embargo, también intentaba centrarme en separar el oxígeno del carbolo, en el dominio químico de los gases, y en la conexión con las plantas.

Aunque, teniendo en cuenta que había estado los últimos días jugando como lo estaba hoy, parecía que iba bien.

Kohaku fue el primero en probarlo, en realidad fue una forma de asustarlo por no prestarme atención. Sabía que no se haría daño, pero ver que tras el susto inicial lo pasaba bien, le hizo tener la idea de traer a su amigo.

Y eso atrajo a más niños. Al principio unos pocos asombrados, luego padres reticentes que observaban con atención todo lo que hacía y finalmente se convirtió en el parque de juegos habitual.

Y... fin del trayecto, eso es todo por hoy. —reprimí un bostezo, mientras hacía las ramas ir bajándoles poco a poco para luego devolverlas al lugar original.

Era fácil hacerlo cuando sentía que estaba correcto o incorrecto. Igual que sentía las plantas con las que mantenía conexión, como mi muñeca o un manzano que hice cerca de la residencia de los profesores.

También había hecho crecer árboles frutales por toda la UA, aunque le tema de las verduras se me escapaba todavía.

Solo un poco más, por favor... —reí al verme rodeada de los dos pequeños suplicantes.

También me había servido esto para que Kohaku se relacionara más, para relacionarme yo, y para comprender que Kohaku no éramos ni yo ni Dabi.

Kohaku era Kohaku, un niño de siete años, que, por muy maduro que fuera, seguía teniendo la oportunidad de una infancia que merecía. Y se la daría.

¡Eso fue genial! —choqué las manos con Denki, sintiendo el ligero cosquilleo de su electricidad, se notaba que llevaba todo el día entrenando.

Por eso le había estado envolviendo sin parar en madera, para aislar un poco su corriente.

Ojalá ser una niña de nuevo. —suspiró Shiro, estirándose.

Había intentado centrarme en estirarla y relajar sus músculos con pequeños masajes, teniendo en cuenta su dolorido cuerpo de tantas transformaciones durante tanto rato.

Debes de estar cansada. —pasé mis brazos por su cintura, sonriendo a Shoto.

Ambos estábamos preocupados por las mismas personas, también llevaba unos días duros sin parar, sabía que se esforzaba al máximo.

Y por eso se merecía uno y mil descansos.

No tanto como para no cumplir y ver nuestra peli juntos.

Te referirás a seguirla, porque ayer nos quedamos dormidos.

Sí, bueno, tú entiendes.

Sonreí y apoyé mi cabeza sobre su pecho, sintiendo sus manos en mi espalda, abrazándome.

Y acto seguido cuatro personas fingiendo vomitar a nuestro alrededor.

Estar contigo [Todorokixlectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora