•Capítulo 3• Apoyo sincero

154 18 15
                                    


Narra (t/n):

De nuevo abrí los ojos en cuanto pude, incorporandome en la cama. Sentí algo en mi pierna, había algo ahí agarrado. Aparté las sábanas y levanté la falda hasta ver una funda de lo que parecía un cuchillo atada con gasas a mi muslo. Con sumo cuidado saqué el cuchillo, observándolo con atención.

Una empuñadura oscura y algo usada, con ligeras marcas de quemaduras. Sonreí ligeramente al notar que era la daga con la que cargaba Dabi hacía años para defenderse cuando me enseñaba a pelear.

No podía evitar verla como una vieja amiga, con mi pecho lleno de orgullo. Que me hubiera dejado ese arma significaba dos cosas: Que confiaba que pudiera salvarme y que quería ayudarme a pesar de las circunstancias.

Sin embargo, tenerlo también implicaba usarlo.

Todavía tenía mucho que descubrir de ese mundo onírico en el que me encontraba.

Rápidamente me levanté para no perder más valiosos segundos y salí corriendo, comprobando tenerlo todo. Debía encontrar una forma de huir... un lugar dónde un camión no pudiera aparecer.

La primera opción fue entrar en algunos edificios, buscando salvarse. Perdí la cuenta de todas las veces que morí en el intento.

Sin más remedio, me forcé a encontrar otra respuesta.

Bueno, apareció enfrente mía poco después de salir y no iba a negarme, después de todo no perdía nada, ¿cierto?

Abrí la tapa mientras escuchaba como el camión se acercaba y me aferré a las escaleras de metal mientras la cerraba de nuevo para bajar con prisas.

Un olor nauseabundo me recibió al instante que llegué abajo, por suerte mis pies tocaron suelo firme. No había luz y sin embargo veía bien, oscuro, pero llegaba a distinguir el agua olorosa y llena de objetos que no quería identificar.

Las alcantarillas habían sido una asquerosa pero aceptable idea. Al menos, parecía haberme salvado.

Tragándome el asco que sentía por el lugar comencé a caminar hasta que el camino se dividió.

Mmm... ¿Debería cruzar a la derecha...?

Tantos años con Shoto me afectaban al tener esa opción como primera, teniendo en cuenta que el túnel del centro tenía un riachuelo de esa agua llena de deshechos. A pesar de eso, por ahorrar tiempo, seguí el túnel izquierdo.

Horrible idea.

No estaba segura de cuantas serían ya, pero apuntaba una nueva muerte.

Tras cerca de cinco minutos caminando, un cocodrilo dormido cortaba el camino y justo cuando llegaba allí de despertaba.

¿Correr?

Lo había intentado, me había dado la vuelta y había salido corriendo tan rápido como pude. Lamentablemente aquella enorme cosa parecía más rápida y no tardó en atraparme.

No era masoquista, aunque lo pareciera para algunos, pero no pensaba repetir una muerte sumamente dolorosa.

Sin embargo, las alcantarillas parecían el camino correcto. Debería probar los otros caminos... más bien, debía seguir a dónde me llevara esa extraña pesadilla. Al menos, tenía un cuchillo.

Y sabía dónde había un cocodrilo gigante, de algo podría servir si estaba en apuros... ¿no?

 ¿no?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estar contigo [Todorokixlectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora