Capitulo 1

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Avy seguía posando su mirada en los tristes rostros, en las decepciones, en los llantos. Ella estaba sentada sobre su gran maleta, con su mano sosteniendo su barbilla, con cuidado de no tambalearse.

Hace unos quince minutos que había llegado, y ya había visto tanta gente concentrada en sus labores que por un momento pensó lo que ahora sus padres estarían haciendo, y no era de esperarse. El cual ella misma ahora estaba esperando a que anuncien su vuelo a Canadá, seguía manteniendo esa mirada tan llena de comprensión ante una niña derramando lágrimas de tristeza al ver a su padre partir. Avy estaba sola, sin nadie. Y no le dolía, mas ya se había acostumbrado a la sensación.

Al nombrar el vuelo ya entrante, Avy suspiró y se levanto, lentamente. Levantó la manija de su maleta, y corrió un mechón de su pelo tras su oreja. No la hacía sentir tan incomoda dentro de todo.

Avanzo hasta la gran cola de pasajeros, y aguardo unos cinco minutos de pie hasta que un hombre mayor, de no unos sesenta años, le asignara su asiento.

La interrumpieron antes de poner un pie dentro del avión; ofrecían si no era de importancia que le den su maleta para ponerla tras el avión, donde muchas valijas estaban depositadas también. Avery asintió, no muy convencida.

Se sentó, al lado de un hombre con unos grandes audífonos en sus oídos. Gracias a Dios tendría la ventanilla para ella sola. Avy se dejó apoyar en la ventanilla, y luego giró la vista, para ver por última vez su país natal, Inglaterra.

Esto parecía un intercambio, pensó Avy. Y era cierto, había muchas chicas de su edad allí en el mismo avión que ella, y con un uniforme que se suponía que era de un instituto.

Una voz que habló por lo alto, pidió por favor que apaguen sus celulares. Avy distraída, abrió su cartera y sacó su celular, el cual era nuevo, pues su madre Angélica se lo había dado por regalo de los dieciséis. IPhone 6, estaba precioso.

Avy desbloqueó la pantalla de bloqueo con su dedo pulgar. Vio que tenia un mensaje nuevo, no recibido hace unos ocho minutos. Raro que no lo sintió sonar o mas bien vibrar.

"Mucha suerte en el viaje, cariño. Cuando llegues, ya sabes lo que tienes que hacer. Tu padre y yo te mandamos muchos cariños, te amamos".

"Te amamos"...

Avy se quedo mirando esa ultima palabra por unos pocos minutos. Suspiró desganada y apagó el móvil. Ella nunca había escuchado un te amo de frente, pues ya nadie la tomaba en cuenta, no desde cuando su nana Anne murió. Avy amaba con locura y pasión a esa mujer. Ella se sentía plena, le daba una paz inmensa escucharla, pues Avy podía pasar horas y horas escuchándola que no le aburría. Avy siempre dijo que su nana era su madre, y era muy cierto. Anne fue la mayor influencia en la vida de Avery, ella fue la que la cuidó, la que la alimentó, la que le contó mil y millones de cuentos para hacerla dormir, ayudarla a estudiar, irla a buscar a clases, aunque sus padres insistieran en mandar a Roco, chofer de máxima confianza de la mansión Manchester. Que va, Avy solo conocía palabras bonitas por mensaje de texto, muy acostumbrada a con llevarlo.

Luego de unas dieciocho horas de vuelo, que cabe agregar que fueron agotadoras, Avy bajó del avión con los ojos entrecerrados. En cualquier momento se echaba a dormir en la carretera. No era de conciliar el sueño fácilmente, y menos sabiendo que estas arriba del océano atlántico volando a unas alturas que, madre mía, eran impresionantes.

Vio al chofer al chofer de la familia a lo lejos y caminó con desgano hasta él

—Señorita Avy, permítame eso. -cogió la maleta rápidamente de sus manos y la guardo en la guantera trasera de la limo. Avery sonrió agradecida y entró al coche.

Coldwater |jb| #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora