彡❤[ROOMIE-SAIOUMA]❤ミ

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Miércoles, mañana

No sentía miedo, sentía pánico, Kokichi no había aparecido en toda la mañana, justo después de todo lo que ocurrió ayer, dudaba mucho que significara algo bueno, posiblemente estaba pensando en qué manera podía torturarme.

Pase toda la clase pensando en eso, tanto era así que no podía escuchar a la maestra Kirigiri en su clase, algo que ella noto inmediatamente, pues tomo unos gruesos libros y los azoto contra mi pupitre para llamar mi atención, después de eso regreso al pizarrón sin dirigirme una palabra.

— Presten atención todos — hablo la profesora, esta vez hacia todo el salón – el día de hoy tenemos programada una clase de dos horas en el gimnasio

Después de esto escuche como mis compañeros quejaban a sabiendas de lo que pasaría ¿dos horas de educación física? Eso no es para nada normal.

— Saben como funciona, competiremos contra el 53-A en bola definitiva

Yo no lo sabia pero la bola definitiva era un juego creado por la academia y que solo los alumnos conocían, estaba específicamente hecho para mantener el rendimiento de todo el que formara parte, sin importar si es física o mentalmente.

Es jugado por dos equipos que se componen en 4 áreas: ataque, defensa, estrategia y centro.

El centro es el más importante, pues el juego consiste en atraparlo, para que un equipo gane se tiene que mantener al jugador centro del equipo contrario inmóvil por mas de 3 minutos y para lograrlo se necesita que las cuatro áreas trabajen en conjunto.

Los de ataque se dedican a intentar atrapar al jugador centro del equipo contrario, los de defensa deben intentar proteger al jugador centro de su propio equipo y los de estrategia son los que se dedican a trazar un plan para ganar.

Cada mes se juega un nuevo partido y se ha hecho desde que mis compañeros entraron en la academia, el problema es que nunca han ganado.

Kaede me conto todo esto mientras íbamos a los vestidores, después tuvimos que separarnos por obvias razones, entre al vestidor y ahí lo vi, Kokichi Ouma, resulta que los dos grupos si comparten los vestidores, traté de ignorarlo e ir a mi casillero para cambiarme, pero fue imposible, frente a mi yacía la rivalidad de los dos grupos en su máximo esplendor.

— Vaya, vaya, los perdedores acaban de llegar — comenzó a molestar Kokichi — ¿listos para quedar en ridículo nuevamente?

— ¡el único que quedara en ridículo serás tú cuando te atrapemos y ganemos el juego! — amenazo Kaito furioso

— ¿en serio? ¿Cómo lo harán? Llevan un año intentándolo ¿Qué sería diferente esta vez?

— Tenemos a Shuichi — dijo Rantaro con calma mientras tomaba mi hombro

— ¡ja! ¿y que hará? ¿investigarme los calzones?

Justo después de ese exageradamente innecesario comentario note como Kokichi se quedaba pensando en lo que acababa de decir con una expresión más seria e incluso incomoda, lo admito yo también me incomode.

— Creo... deberías juntarte menos con Miu — susurro Kibo hacia su amigo, aunque todos alcanzamos a oírlo y creo que tiene razón.

— ... Tal vez... — termino respondiendo Kokichi claramente incomodo

después de eso cada quien fue a hacer lo suyo, nos cambiamos con normalidad, pero yo no dejaba de pensar en Kokichi, no tanto en el juego ya que no interesaba mucho, pero si me interesaba resolver algunas dudas, había mucho de él que no sabía y después de lo de ayer he pensado en intentar conocerlo, por lo menos antes de que haya otra guerra de bromas. Fue por pensar tanto en él que termine volteando a su dirección, a penas se estaba cambiando, teniendo el pecho por completo al descubierto, debo admitir que me sorprendió lo cuidada que tenia la piel, casi como si nunca le pasara nada, limpia y lisa, la piel que cualquier mujer envidiaría pero curiosamente en un chico que jamás he visto que tratara bien a una mujer, debía admitirlo y creo que lo había hecho anteriormente, lo veía como una mierda de persona pero físicamente era muy lindo, comencé a maldecir mi manía de analizar todo pues tanto tiempo viendo a mi compañero no iba a pasar de desapercibido, fue notado por Kokichi quien al cruzar miradas y notar que lo estaba viendo comenzó a notarse incomodo, lo cual es completamente comprensible, me sentí como un maldito pervertido a pesar de no pensar nada por el estilo en ningún momento.