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Xiao Zhan vio a su jefe pasar a su oficina justo en el momento en el que él salía de la cocina con una bandeja y sobre ella habían dos tazas de té verde, panes suaves rellenos de crema de vainilla y algo de fruta. Miró la hora en su reloj, y sonrió.

Justo a tiempo — susurró para sí mismo.

Desde que empezó a trabajar allí se dio cuenta de varias cosas, su jefe nunca llegaba a la empresa desayunando, su corbata siempre estaba algo torcida, su escritorio siempre debía estar ordenado a menos de que él no esté trabajado allí, siempre llegaba a la misma hora, y no le gustaba comer solo.

Caminó hasta la oficina de su jefe y abrió la puerta, no tenía la necesidad de tocar, era el único que tenía autorizado entrar cuando quisiese. Wang Yibo al verlo se acercó a la pequeña sala que tenía en su oficina, se dejó caer en el sofá y suspiró.

— El contrato de-

— Ya está cerrado señor, ayer envié el contrato y hoy en la mañana lo recibí ya firmado.

— Y la reunión con-

— Ayer mismo confirmé la reunión con la organización, mañana tenemos que estar allá a las cuatro.

— Sobre el problema con el departamento de-

— También está arreglado.

— Y los archivos-

— Los archivos con todos los datos de los proyectos de los últimos cinco años están guardados en una memoria y hay una copia de la carpeta en su computador, me tomé la libertad de revisar y con la interfaz de la empresa corregí algunos errores en los datos, está todo bien, pero si desea verificarlo, puede revisarlo cuando guste señor.

El hombre asintió y tomó la taza de té para comenzar a desayunar, y esto mismo hizo Zhan.

— No hace falta, confío en usted Xiao.

Hubo un breve silencio y Zhan habló.

— Señor, ayer me encargue de que no tuviera sobre cargo de trabajo, prácticamente hoy no tiene que hacer nada así que puede regresar a su casa y descansar. Su médico dijo que era recomendable que no se estrese demasiado, si sucede algo yo me encargaré y-

— Gracias, pero no puedo dejarle todo el trabajo a usted solo, también es humano y tiene una vida propia.

— Pero señor-

— Sin peros. Descansaré un rato aquí, si algo sucede notifíquelo o envíelo directamente a mí.

Zhan asintió y sin protestar más terminó de desayunar para luego salir de la oficina de su jefe.
Luego de un rato, se encontraba en la oficina de descanso, que más que oficina era una gran habitación con sillones, refrigerios y algunos juegos, como una consola, una mesa de billar y una que otra atracción que tenía la empresa para que sus empleados se desestresaran un momento.

— Secretario Xiao, al fin lo encuentro.

El pelinegro, levantó su mirada y vio a su compañera de trabajo.

— Señorita Su. ¿Le puedo ayudar en algo?

— Necesito hablar con el presidente. ¿Está en su oficina?

— Dígamelo a mí, yo sé le informo.

Intentó tomar los sobres que tenía la mujer en la manos, pero esta las apartó.

— Mmm, será mejor que yo lo haga, me dijeron que se lo explique al jefe tal y como me lo explicaron a mí.

Zhan sonrió gentilmente y asintió dejando que la castaña siguiera su camino. ¿Cuál era el afán de estar cerca de Wang Yibo? No le veía nada especial, era una persona común y corriente, un jefe serio que no le gusta andar con rodeos, que lo que se propone lo cumple, y a pesar de llevar seis años y algunos meses trabajando para él, jamás había visto una sonrisa genuina en su rostro. Por lo que sabía, Wang Yibo no tenía pareja, solo viajaba por negocios más no por placer, prefería estar en su casa y solo salía si era necesario. ¿Cómo sabía todo esto?, pues él era quien llevaba la agenda de su jefe, por cualquier cosa él siempre iba a estar enterado de todo. Y aunque se escuchara estresante o pesado, también tenía tiempo para vivir su vida y hacer lo que de la gana. Más allá del trabajo, y algunas cosas de la vida personal, Zhan no sabía realmente quién era Wang Yibo.

GHOST ▪︎ [YiZhan] Where stories live. Discover now