Capítulo 13

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Capítulo 13


El dolor había cambiado. Ya no era agónicamente punzante. Se había estabilizado en un dolor sordo, superficial. Tn intentó cambiar de postura y se quedó sin aliento al sentir que la barriga se le desgarraba en dos.

-Cuidado, 내인생. No debes intentar moverte. Dime qué necesitas y yo te ayudaré. Minho. Ella abrió los ojos con dificultad ante la cegadora luz y los volvió a cerrar. Y entonces se acordó.

-El bebé -susurró. Alargó una mano hacia la barriga y una nueva punzada de dolor le asaltó. Minho le tomó las manos entre las suyas y se las retiró suavemente de la tripa.

-El bebé está bien, y tú también, ¿lo ves? -con delicadeza le apoyó una mano sobre la tripa. Ella contempló con extrañeza el abultado vendaje. La tripa aún era evidente. Las lágrimas inundaron sus ojos mientras el alivio la embargaba.

-Tenía tanto miedo. No puedo perderla, Minho. Lo es todo para mí.

-La operación fue un éxito -Minho le tomó el rostro entre las manos y le secó las lágrimas con el pulgar-. El médico dice que el bebé está bien. Te están monitorizando las contracciones -señaló una máquina junto a la cama-. ¿Lo ves? Puedes oír y ver los latidos de su corazón.

-¿De verdad es ella? -Tn giró la cabeza y escuchó el suave eco de unos latidos.

-Sí -Minho sonrió-. Nuestra hija se hace notar. Tn se quedó sin aliento al recordar de repente la escena vivida instantes antes de entrar en el quirófano. Al principio había pensado que se lo había imaginado, pero lo había vuelto a decir. ¿Por qué había cambiado de opinión?

-Gracias por traerme tan deprisa -susurró ella-. Temía que no me oyeses llamarte. -No habrías sufrido tanto de haber estado yo contigo

-él la miró fijamente con sus verdes ojos-. A partir de ahora dormirás en mi cama y, si volviera a sucederte algo, yo lo sabría de inmediato. No quiero ni pensar qué habría ocurrido de no haberte oído gritar. Ella meditó sobre ello y pestañeó para aclarar la nube de su mente. Todo estaba muy turbio, y él la confundía cada vez más. Era como si jamás hubieran discutido, como si él no le hubiera acusado de intentar endosarle el bebé de otro hombre.

-Ya hablaremos más tarde -dijo él con dulzura-. Estás agotada. Debes descansar. Estaré aquí cuando despiertes, y entonces podrás hacerme todas esas preguntas que se reflejan en tus ojos.

-No. Necesito saberlo ahora -ella sacudió la cabeza e hizo una mueca de dolor-. Dijiste, insinuaste, cosas terribles, Minho. No me quedaré junto a un hombre que piensa así de mí, ni siquiera por mi hija. Key está dispuesto a ayudarme. Debería haberle llamado a él el primero.


-Pero no lo hiciste -contestó Minho con suavidad-. Me llamaste a mí, como debe ser. Creo que lo mejor será que dejemos a Key fuera de todo esto. Ella empezó a protestar, pero él la silenció apoyando un dedo sobre sus labios.

-No te alteres. Te debo una disculpa, 내인생. Y estoy seguro de que no será la última. Te agradecería que tuvieras paciencia conmigo. No soy un hombre de fácil convivencia. Soy consciente de ello. No debí haber sugerido lo que sugerí. A partir de hoy funcionaremos como una familia. Vas a tener un hijo mío. Ella lo miró estupefacta.

La sinceridad de sus palabras estaba grabada en el rostro, y ardía en su mirada. No había rastro de arrogancia en la voz. Simplemente arrepentimiento. Algo dentro del pecho de la joven, peligrosamente cerca del corazón, se soltó. Por un instante olvidó el dolor y el aturdimiento provocado por la meditación. Un dulce y bendito calor le inundó las venas. Esperanza. Hacía tanto que no había sentido nada parecido que le costó identificarlo. Por primera vez en su vida, sentía esperanza.

[FIC] My Secret [Andyka:9]Where stories live. Discover now