El Lobo

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-Sal de aquí lentamente mientras yo lo distraigo y le clavo el cuchillo- dice cogiendo suavemente el cuchillo que está sobre la manta con su mano.

No iba a permitir que le hiciera daño al lobo, no voy ni siquiera a permitir que se acerque con malas intenciones, este lobo lo único que hace es evitar que personas se acerquen a esta zona, me cuida de intrusos, animales peligrosos o cazadores o cualquier peligro en general, es un poco sobreprotector pero es el único en el que puedo poner mi confianza a pesar de ser solo un lobo siempre me cuida.

-No le hagas daño, baja el cuchillo por favor- le pedí suavemente mientras lo miraba fijamente tratando de mostrarle un poco mi desesperó porque me haga caso.

-Fue el lobo que me atacó, aunque te dije que no iba a hacer nada, ese lobo está aquí claramente molesto y no voy a permitir que lastime a alguien más, mucho menos a ti-

Sabia que hablar con él era inútil estaba decido y lo mejor era mostrarle que esté lobo no va a hacer nada, al menos no conmigo delante, me levanté decida hacía el lobo pero una mano me agarró la mía y se que fue Leo, solo lo miré le di una leve sonrisa y me solté de su agarré caminando hacía el lobo, cuando me acerque lo suficiente le pase la mano por detrás de la oreja como tanto le gusta que haga y el lobo dejó esa imagen molesta con los colmillos y ojos aterradores y comenzó a ronronear por más.

-¿Quien es mi lobito, fuerte, valiente y gruñón, quien?- le hablé con voz ñoña mientras seguía acariciándolo por detrás de las orejas y el cuello que se que le gusta, el lobo seguía ronroneando feliz y moviendo la cola.

Moví mi cabeza para mirar a Leo y lo vi sorprendido y un poco perdido, le sonreí y solo entonces salió de sus pensamientos para darme una sonrisa.

-Ahora entiendo porque no querías que le hiciera daño, es tu mascota- esto último lo dijo con burla y el lobo gruñó muy molesto.

-No es mi mascota, es mi amigo- le respondí muy molesta por lo que dijo pero más por el tono que usó.

-Deberías decirle que no debe atacar a las personas- me dijo serio

-Este lobo no es peligroso si te atacó a ti fue por algo- le dije enojada porque me molesta que piense que esté lobo es peligroso y él no es quién para darme ordenes mucho menos si estás van en dirección a mi lobo.

-Ahora yo tengo la culpa de que este lobo me haya mordido y me haya lastimado la pierna- me respondió con sarcasmo, no le respondí y ya me estaba enojando enserio, miré al animal a mi lado.

-¿Porque le hiciste daño?- le pregunté, el lobo solo bajo la cabeza y se acarició con ella en mi cuerpo ronroneando sabe que cuando se porta dulce y tierno conmigo no me enojo, lo tengo mal acostumbrado eso es seguro.

-Es enserio no me gusta que lastimes a nadie y menos que te hagan daño, esto ya lo hablamos no debes acercarte a las personas y tienes que tener cuidado- le dije suavemente y el lobo solo movió la cabeza varías veces de arriba a bajo como diciendo que si entendió, solo entonces lo seguí acariciando.

-Bueno te perdonó pero no lo vuelvas a hacer, no se que haría sin ti, te quiero lobito- le dije mientras pase mis brazos por su cuello y lo abracé.

Cuando me separé del lobo me acerque a Leo, no se que voy a hacer con él, porque la herida necesita reposo y el pueblo esta muy lejos de aquí así que tendré que llevarlo a mi casa.

-Vamos mi casa no está muy lejos de aquí, porque así como estás no podrás ir muy lejos- le dije para acercarme más a él, no dijo nada así que pasé su brazo por mis hombros y repetimos el proceso, caminamos lentamente mientras el lobo nos seguía, después de unos pocos minutos en silencio ya se podía ver mi hogar, es una pequeña cabaña de madera, con un camino de piedras que me costó mucho hacer, con flores a su lado y unos árboles un poco retirados de la casa y perfectamente situados, yo misma los plante de niña y los he cuidado desde entonces, echando abonó y agua al igual que las flores, una vez llegamos a la puerta, lo siento en una banca echa de madera cerca de la puerta, ahí es donde leo mis libros cuando tengo tiempo, alzó una pequeña mata que decora mi ventana cerca de la puerta al lado derecho y eso activa un pequeño sistema que abre la puerta, no puedo dejar la casa sin seguridad cuando me voy, no suelen venir personas por aquí pero no me pienso arriesgar, una vez abierta entramos, es un espacio pequeño pero esta bien aprovechado el espacio, una estantería al lado derecho un poco grande con una buena porción de los libros que e podido comprar que aunque no es mucho tampoco es muy pequeña son como cien o ciento cincuenta libros en total, al lado un sofá casi tan grande como una cama normal que demoré mucho en hacerlo, tiene una capa de madera en la parte inferior que le da altura, después una capa de hojas y luego una buena capa de plumas y algodón todavía recuerdo cuanto tiempo me llevo recolectar todo y poder hacerlo y esta forrado con una tela bastante dura y resistente, el sofá esta situado junto a la ventana para que entre luz y fresco, en el frente está una estufa a base de leña al lado de una mesa un poco amplía y una estantería arriba donde están los platos y los vasos, en la mesa están algunas frutas que me quedaron de la recolecta de ayer, lo hago todos los días, me gustan las frutas frescas y al lado una puerta para salir al jardín y del lado izquierdo hay una escalera que lleva a una cama, una estantería y todo esta perfectamente ordenado y debajo hay otra cama que como la anterior está hecha de lo mismo del sofá solo que con sábanas al igual que la cama de arriba.

-Acuéstate aquí mientras preparo el almuerzo- a pasado un rato y tengo que preparar el almuerzo ya que dudo que Leo resista con solo frutas al igual que el lobo.

-Me gusta tu cabaña- me respondió como con sinceridad

-gracias, la construyó mi padre ya que decía que las casas en los árboles eran peligrosas- dije con un poco sarcástica, no se porque le estoy contando esto, pero se siente bien recordar momentos bonitos sin tener que soltar lágrimas después

-Bueno, tenía razón, mi hermano menor tenía una y se resbaló subiendo las escaleras deprisa- dijo con una mueca como si recordará la caída.

-Eso debió doler- Es lo único que digo, no quiero hablar mucho de su vida personal para que no pregunte sobre la mía, hay cosas que es mejor no decir.

-¿Por qué vives sola?-

-Me gusta vivir así- es lo único que le digo, la verdad es otra pero prefiero guardarme la.

-Entonces, ¿Por qué tienes dos camas, si solo necesitas una?- me preguntó

-Es que...- no sabía que decir, menos mal se escuchó un ruido, como de caballos galopando muy cerca de aquí.

-¿Esperas visita?- me preguntó 

-No, aquí no viene nadie- le dije y lo vi un poco nervioso y pensativo 

-Si tocan, sal y diles que no has visto nada, si te preguntan por alguien, di que no has visto a nadie- me dijo muy serio

-¿Porque me dices eso? ¿Qué pasó? ¿Qué buscan? ¿Por qué no quieres que sepan de ti?-

El Corazón Del ReyWhere stories live. Discover now