Capítulo 3

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Acabamos de llegar, no había absolutamente nadie esperándonos, mi hermano ya se estaba empezando a impacientar por lo que decidimos bajar del coche lo antes posible.

Justo cuando salimos se nos acercó una mujer de unos 25 años, pelo oscuro al igual que sus ojos.

-Buenos días. ¿Ustedes son la familia Allen?-nos preguntó una vez que llegó a nuestra altura.

-Así es, encantados.-dijo mi padre con una sonrisa.

-Bien, acompáñenme.-nos dijo la mujer mientras empezaba a caminar hacia la entrada.-Me llamo Paula García, soy la secretaria del reformatorio y la encargada de llevarles con la directora, la señora Paulson.

Justo nos paramos en una puerta enorme de color negro, un poco tétrica para mi gusto. Antes de que Paula tocara la puerta se escuchó un "adelante", más frío que el polo norte.

-Vaya si que tiene un buen oído.-dije asombrada.

-Ni te lo imaginas.-dijo Paula.- Bueno aquí los dejo, suerte.

Mi padre abrió la puerta con un poco de fuerza, parecía que era bastante pesada.

Al entrar nos topamos con un despacho enorme con la mayoría de los objetos negros o rojos, lo dicho muy tétrico para mi.

Justo delante de mí se encontraba una mujer de unos treinta y pocos, la verdad se conservaba muy bien. Tenía el pelo rubio por los hombros, le quedaba bastante bien, la verdad. Aunque parecía muy malhumorada.

-¿Son los Allen?-dijo la señora Paulson

-En efecto, me presento, yo soy Sophie Allen, el es mi esposo David Allen, mi hijo Christopher y mi hija Chloe, mi otra hija Annie no ha podido venir.- se presentó mi madre.

-Bien, me presento, soy Sarah Paulson, señora Paulson para usted.-dijo todo eso mirando hacia mi.- Estos son sus horarios, de cuatro a nueve y media de la tarde. El desayuno se sirve desde las siete hasta las nueve de la mañana, la comida desde las doce hasta las dos del medio día y la cena desde las nueve y media hasta las diez y media. Los horarios de visitas son los sábados de diez a doce de la mañana, si se porta bien y sigue todas las normas, claramente. ¿Alguna duda?-me preguntó.

-No, ninguna.- conteste dudando, con un poco de miedo, me había dejado impresionada.

-Bien así me gusta. Despídase de sus padres y hermano, para poder enseñarle las instalaciones.-dijo a modo de orden.

Le asiento con la cabeza y me giro para enfrentar a mis padres y hermano, quienes ya tenían algunas lágrimas en los ojos.

-Adiós Chloe, pórtate bien, ¿vale?- me dice mi padre.

-Vamos afuera mejor.-les dije al ver que la señora Paulson estaba muy atenta a la conversación.

-No hagas nada malo.-dijo mi madre una vez que llegamos al coche.

-Si si, tranquila, lo haré o por lo menos lo intentaré.-le contesté no muy segura.-Bueno, supongo que esto es un adiós.-después de eso mi hermano vino corriendo hacia mi y me abrazó, segundos después mis padres no tardaron en unirse.

-Haz amigos.-sentenció mi padre con una sonrisa mientras metía a mi hermano en el coche. Mi madre me miró con una sonrisa y no tardó en meterse al coche, cosa que no tardó en hacer mi padre.

-Lo haré.-susurre para mi misma una vez que ya se habían ido.

Nada Es Lo Que PareceWhere stories live. Discover now