74: Inquietud

282 40 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

      —No vas a tomar el examen, ¿verdad?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

      —No vas a tomar el examen, ¿verdad?

      Sai no levantó la vista del papel que estaba cubriendo meticulosamente con pintura gris; últimamente estaba en un estado de ánimo de paisaje en blanco y negro, caminando en la delgada línea entre lo etéreo y lo deprimente. Shin parecía tener un sistema para decidir qué obras de arte subían y bajaban por las paredes: se habían quedado sin lugar para colgarlas todas hace mucho tiempo.

      La caligrafía desordenada del nombre de Naruto todavía estaba allí en su esquina, algo que siempre le venía a la mente cada vez que tenía la clara sensación de que a Shin no le gustaba en absoluto.

      —No.

      —¿Cuál es tu rango hoy en día? —preguntó Naruto, con ganas de sumergirse en temas que normalmente se mantenían alejados. Nunca habían reconocido en voz alta cuánto sabían sobre la situación del otro.

      —Estuve en Anbu.

      —Eso no es un rango.

      Fue sutil, apenas visible, pero Naruto captó la curvatura de la boca del chico, la tensión alrededor de sus ojos. Naruto se sintió nervioso y vulnerable por el favor que estaba a punto de pedirle a Sai. Lo hizo vengativo, lo cual era desafortunado cuando uno necesitaba obtener ayuda. Aunque no pudo evitarlo.

       —Chūnin entonces. Pero no hago misiones.

      —¿Por qué no?

      Sai hizo una pausa, pensando en sus palabras e hizo contacto visual con Naruto por primera vez, y Naruto supo que había ido demasiado lejos.

      —La misma razón por la que no me imagino.

      Naruto contuvo el aliento, molesto por el golpe inesperado. Sin embargo, él fue el que había cruzado la línea primero. No abordaron esos asuntos, fue un acuerdo tácito entre ellos.

      Sin embargo, sintió la necesidad de presionar por más. Tal vez necesitaba que esto se reconociera en voz alta, solo una vez, para saber que no era el único conocido.

Lanza La Moneda  [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora