75: La nueva amenaza.

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    Hay muchos árboles

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    Hay muchos árboles. Demasiados.

      Nunca había visto tantos. En realidad, ni siquiera uno. El verde no se encontraba mucho en Suna, excepto en los invernaderos y los cactus. Sin embargo, no había cactus aquí, desafortunadamente. Y Gaara odiaba los invernaderos.

      Él también odiaba este bosque, y por la misma razón. No eran tanto las plantas, que eran las formas de vida más dignas a sus ojos. Era la humedad.

      La odiaba. Se adhería a su piel, opresiva y sofocante, lejos del aire seco de Suna. La tierra era húmeda y rica, compacta. Gaara estaba acostumbrado a estar rodeado de arena, en el aire, en el suelo, en todas partes. Esto se sentía como una traición, el mismo mundo que lo rodeaba no era como debería haber sido.

      ¿Por qué estaba él aquí?

      ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué? ¿Por qué?

       Temari y Kankuro estaban ansiosos por finalmente convertirse en Chūnin, después de perderse el último examen debido a los disturbios civiles en Suna. Pero a Gaara no podría importarle menos. Esas preocupaciones no le servían de nada. No fue a misiones, no era parte de la fuerza shinobi.

      Él no era parte de nada. Se mantuvo apartado, como siempre lo había hecho y siempre lo haría. A Temari y Kankuro les habría ido bien que cualquier otro genin participara con ellos. No había ninguna razón para que él estuviera aquí, en este horrible lugar lleno de árboles y agua.

Deberíamos matar a tantas personas como pudiéramos, para compensarlo.

       No era un mal plan, esperaba que lo fuera, porque Temari le había dado una conferencia sobre cómo limitar las bajas antes de su partida. No lo entendía, en absoluto.

       Gaara fue hecho para matar. Era la única razón de su existencia, por eso lo toleraban en el pueblo en lugar de perderlo en el desierto. Por eso su padre había renunciado a intentar que lo mataran, aunque también fuera para no ponerse en peligro; hecho de que simplemente no podía. Se suponía que Gaara era un asesino y, sin embargo, cada vez que mataba a alguien, siempre terminaba siendo algo malo. Hizo que otros le tuvieran aún más miedo, hizo que su padre se frotara las sienes molesto y Temari apartara la mirada de él, mientras Kankuro fruncía el ceño y lo miraba molesto.

Lanza La Moneda  [Traducción]Where stories live. Discover now