Parte 5 Dios del paramo.

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CAILI.

No entiendo qué está pasando. Soy yo, pero a la vez creo que no. Es como si estuviera en uno de mis sueños lúcidos pero que no es precisamente mío.
No estoy en el bosque ni tampoco veo a los demás. Estoy corriendo histérica muerta de miedo y frío en plena noche de tormenta por una calle deteriorada que me conducen a una zona de viejas bodegas plagadas con letreros de clausurado y grafiti.

Los relámpagos me aceleran el corazón haciéndome correr más rápido. Un trueno me asusta y caigo al suelo. La oscuridad me aterra, hay alguien acechándome, lo sé, puedo sentirlo, aunque no pueda verlo.

—AYUDA—grito ahogada en llanto—SAMUEL AYUDAAAA.

Caigo y me levanto con el corazón desbocado. Me están persiguiendo y no hay nadie quien pueda ayudarme. Reviso constantemente que no me alcancen porque se que si lo hacen estoy perdida.
Un movimiento al frente me alerta y es demasiado tarde porque de la nada aparece alguien con quien me estrello quedando atrapada en sus brazos.

—No—grito—no, por favor.

La mano de la persona me cubre la nariz con un paño húmedo dejándome completamente fuera de combate. La oscuridad me toma de nuevo y despierto en un lugar diferente pero en una situación muy similar.
Tengo heridas internas que no puedo ver pero si sentir. Voy descalza buscando la manera de esconderme en uno de los contenedores que el camión de basura aún no se lleva. La fractura en el tobillo no me deja correr rápido cuando escucho el ruedo de las llantas del auto que me persigue.

Debo correr, el camión de basura que se ve calle abajo es mi única oportunidad de escapar pero se me dificulta hacerlo. El dolor en el pie no ayuda y termino debajo de una camioneta vieja de entregas afuera de una tienda desde donde veo alejarse el camión de basura.
Me cubro la boca para silenciar el llanto ya que dejarme ver por los dueños del vehículo podría ser mi fin y no pienso dejarme atrapar de nuevo.

Un auto negro acelera tratando de alcanzar al camión de basura que se aleja cada vez más y yo me oculto lo mas que puedo protegiéndome el vientre abultado que necesito proteger con mi vida. Dos personas salen de la tienda quedándose en la rampa, el olor a nicotina y las risas de los hombres me estremece. temo por nuestra vida, pero mi instinto me obliga arrastrarme fuera buscando la manera de subir a....

—¿me escuchas?—me agarran y me protejo el vientre asustada—Caili...¡despierta ya!.

La voz de Cameron me despierta del extraño sueño con el rostro empapado en llanto y lluvia. Sus hermosos ojos es lo primero que veo pero son sus brazos los que en realidad me hacen sentir protegida y completamente a salvo.

—Cam..cameron—sollozo hipando—yo era....ella esta...estaba...

Escondo la cara en su pecho al no poder hablar dejando que las lágrimas sigan saliendo buscando el alivio que debió sentir ella y no yo.

—tranquila—besa mi cabeza—estoy aquí niña....tranquila.

Las imágenes de lo ocurrido a Luna se repiten en mi memoria. La pena que le tengo a esa pobre mujer es más fuerte que el coraje que sentía antes cuando la creí culpable del ataque hacia Cameron.

—Caila.

Mi tío se une al abrazo tirándose al suelo junto con nosotros. No conozco todos los detalles pero creo que es obvio el mensaje que Luna Welch quería darle a mi tío. Me limpio las lágrimas apartándome del refugio que me ofrecen los brazos de ambos. Mis manos siguen protegiendo mi vientre. Los tres hombres que me rodean también lo notan al igual que la luz verdosa que flota entre las manos del Ángel.

—Tio— me limpio la nariz con el dorso de la mano— lo siento tanto.

No parece entenderme cuando le muestro lo que obviamente no tengo pero que mis manos se niegan a dejar de proteger. Cameron suspira pesado y el Ángel me repara con curiosidad.

La rebelión de los caídos 2  El ángel de la muerteWhere stories live. Discover now