Parte 14 Niño rata

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CAMERON

Que mejor que un sportbar repleto de repudiados del submundo para que la espera sea mas llevadera.
A Khaled le importa una mierda el lugar donde entramos, adentrándose al sitio como si fuera el dueño, toma asiento en una mesa, consiguiendo que el volumen de las conversaciones se conviertan en simples murmullos cuando me siento a su lado, y de la nada la tensión se multiplica por mil.

—bonito lugar.
—quien iba a decir que la cueva del lobo, es en realidad un paraíso terrenal.

Universitarios, pandilleros, chicas fáciles, vampiros e íncubos en su mayoría nos reparan con recelo—no soy alguien qué pasa desapercibido—es probable que en el caso de los humanos les atraiga lo que ven, o en el caso de las criaturas, algunos de ellos hallan perdido colegas a manos mías y de Caili.

—que se tiene que hacer aquí—alza la voz—para que le sirvan un trago.
—solo pedirlo guapo.

Una mujer de diminuto vestido, medias de red, tacones de plataforma y ojos excesivamente delineados se acerca a la mesa con libreta en mano.

—que les sirvo.

Su mirada recae sobre a mi amigo que por su sonrisa lujuriosa considero que ha llenado sus expectativas. Supongo que el estilo rubio querubín está de moda entre las góticas, hoy en día.

—algo fuerte.
—mis gemidos en tu cama ¿te parecen bien?
—¿disculpa?
—cervezas—intervengo entregándole un par de billetes— y guarda el cambio.
—gracias—se mete los billetes al escote y ni eso logra llamar la atención del Ángel.

La música y el ruido del bar vuelve a la normalidad luego de unos minutos. Entre los clientes se pueden distinguir universitarios estupidos, que sin saber, juegan a ser el aperitivo de un reducido grupo de vampiros que esta instalado en el rincón.

—¿vez a la rata?
—no
—estamos de acuerdo en que probablemente esta muerto ¿verdad?
—créeme, por nuestro bien, esperemos que siga respirando o Caili nos arrancara la cabeza.
—¡podría dejar de mencionarla por un rato!

Aprieta la mandíbula y por primera vez en días, me es satisfactorio ver que ahora soy yo quien lo tiene harto y no viceversa.

—¿te moleta que hable de ella?
—más bien, me hastía.
—fuiste tú quien me recordó la importancia de cumplir con mi papel, y mi trabajo es cuidar de ella, por lo que mencionarla me resulta involuntario.
—pues a la mierda tu papel, tu obligación y tu enviada.

La mesera regresa con una charola, pone dos cervezas frente a mi y cuatro tragos de tequila en hilera cerca de Khaled.

—provecho chicos—nos guiña el ojo— estaré cerca, si me necesitan.

Pasa de los tragos empinándose la cerveza destilando impaciencia por los poros. <<esta cabreado>> se la termina y se toma la otra. En mi posición seria muy fácil y divertido joderlo un rato, pero supongo que ponernos a discutir en un bar repleto de nuestros enemigos naturales, no es una buena idea. No por que nos superen en número, sino porque todavía tengo que encontrar a Kurt para poder reunirme con Caili en Varsovia.

—¿ya sabes lo que harás cuando encontremos el lienzo?
—no es asunto tuyo—saca el teléfono—deja de preguntar.
—y dale con el misterio—me empino un tequila—si quieres quedarte con mi pintura, vas a tener que decirme para que la quieres.
—en primer lugar no es tu pint....
—pero miren a quien tenemos aquí—lo interrumpe una voz ronca—pero si es el "Gran Cameron" en persona.

Me tomo el tiempo de disfrutar la bebida que me quema la garganta cuando baja, antes de averiguar quien es el idiota que cometió el error de acercarse. Una plasta de músculos y piel morena cubierta de tatuajes me bloquea la vista de la camarera coqueta.

La rebelión de los caídos 2  El ángel de la muerteUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum