Feliz cumpleaños... a mí

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Desperté de un salto con el grito atorado en la garganta.

El vívido sueño todavía me provocaba escalofríos de solo recordarlo. ¿Sería una premonición? ¿Al envejecer me volvería una vieja chota como la mamá de la Nancy? ¿Edward me acompañaría hasta el último de mis dementes días?

El golpe de la puerta distrajo mis dudas.

Willy entró a la habitación con un pequeño pastel cubierto de merengue blanco.

Abrí la boca con sorpresa y me llevé las manos a las mejillas para pellizcarlas.

— Estas son las mañanitas que cantaba el rey Willy... —Cantaba desafinado, acompañado de Taylor que entornó los ojos ante el sutil cambio en la letra. —¡Hoy por ser tu cumpleaños te las cantamos a ti! —La última palabra la entonó me manera especialmente aguda, provocando que me tapara ambos oídos.

— ¡Willy! —Un torrente de emociones me invadió cuando vi el mensaje escrito en el pastel.

Enarqué las cejas al notar que se trataba de repostería personalizada. Sin embargo, en lugar de una foto photoshopeada de Edward en cueros, el pastel tenía un meme popular con la frase, <<¡ay no, ya tienes 18! vieja puta>>

Fruncí el ceño, fingiendo enojo, para ocultar lo infinitamente agradecida que estaba.

No sólo me acogía en su casa y me mantenía. Mi hermanito además se acordaba de mi cumpleaños a primera hora del día.

Ni pariente de la Nancy; la madre que me había venido a abandonar a otro país, mientras ella disfrutaba de la vida que siempre soñó.

En una playa paradisíaca, soltera y sin hijos.

— ¡Pide tus deseos! —Taylor sacó un encendedor y prendió la vela en el centro del pastel.

Cerré los ojos y pensé... ¿Qué es lo que deseas Julieta?

Lo tenía todo... en otro universo.

Pero en este tampoco me quejaba.

Aunque si pudiera pedir tres deseos serían...

Ganarme la lotería sin jugarla, porque jamás había comprado un boleto...

Nah.

Demasiado banal.

Algo más aterrizado sería; ir a un concierto.

Terminar con nota sobresaliente la escuelita.... Y.... Hacer el ya tu sae con Edward.

Tres cosas imposibles, pero como soñar es gratis... Todavía... Había que aprovechar.

Abrí los ojos con las mejillas sonrosadas y soplé la vela.

Willy aprovechó la breve distracción para estampar mi cara contra el pastel.

— ¡Willy! —Gruñí quitando los restos de merengue en mi cara.

— Y ahora... ¡los regalos!

Mi hermano extendió una caja rectangular envuelta en un papel muy bonito, que apenas estuvo en mi poder, rompí sin ninguna delicadeza.

— ¡Ay! ¡No es cierto! —Dentro de la cajita, había un teléfono móvil, con cámara increíble, pantalla increíble y una batería que dura mucho más, tal y como cantaba la tipa del comercial. Me quedé mirando el artefacto boquiabierta un largo instante.

— Me amas. Lo sé. Y ya no tienes excusa para largarte y no llamar.

Lo ignoré y seguí peleando con el plástico protector de la caja.

(Fanfic de Luna Nueva) Temporada de corazones rotosWhere stories live. Discover now