Shurastei o shuraigou

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Después de varias horas, perdida en el tiempo espacio, las pesadillas interrumpieron mi ebrio sueño, para atormentarme con secuencias de película de terror.

—¡Ahhh!

—Shhh... Fue solo un sueño. Tranquila. —Murmuró el ángel a mi lado, extendiendo una blanca mano hasta mi cara.

Puse distancia enseguida, retrocediendo de espaldas sobre la cama, poniendo un muro de sábanas desordenadas entre nosotros.

Lo miré con ojos somnolientos, cuestionándome internamente si lo acontecido hace unas horas era real, o producto de tremendo bongazo.

Atribuirle a mi imaginación aquellos eventos, era darme demasiado crédito y asumir que eran reales, sería admitir que estaba loca.

Sin embargo, bajo esa lógica, mi deterioro mental se remontaba hace mucho tiempo atrás, desde que acepté la existencia de seres sobrenaturales de cuento de terror.

Supongo que agregarle un sistema de castas y aristocracia, no hacía la gran diferencia.

Acuné las manos en mi boca, exhalando un breve suspiro, para luego fruncir el ceño en el acto.

—¡Me apesta el hocico! —Exclamé, con disgusto, para incorporarme hasta el baño.

Edward esbozó una sonrisa triste y sacudió la cabeza.

—Fueron largos meses sin tus ocurrencias. Unos meses eternos y aburridos... —Concluyó en un susurro. — ¿Cómo pude pensar siquiera en pasar toda una vida lejos de ti?

—Pues yo me la pasé de maravilla.

De pie, dándole la espalda, el tono mordaz de mis palabras se intensificó.

Ladeé levemente la cabeza, para ver como Edward alzaba la vista para mirarme con asombro.

En sus sueños —o fantasías más concretamente, porque esta clase de vampiro no duerme— iba a admitir que lo extrañaba y habían sido meses pal hoyo.

No iba a darle todo el crédito. Mi hermano vago y nuestro penoso pasar económico, también habían contribuido a que fueran meses, de caos, miseria y autodestrucción.

—Julieta... —Su voz aterciopelada, tenía un matiz cautivante.

Me resistí lo mejor que pude, aunque no podía evitar que mi corazón latiera desenfrenado, ante su sola presencia.

No obstante, esa reacción involuntaria, podía interpretarse de diferentes formas. También podía, asociarse a una taquicardia no diagnosticada o del miedo —miedo a que se largara otra vez y me dejara sola triste y abandonada, porque era un vampiro muy poco intimidante.

No necesariamente, había que atribuirle mi corazón desbocado, a la emoción de tenerle tan cerca.

Di un suspiro.

Mis pensamientos seguían sumergidos en una bruma de incertidumbre, en la cual era fácil sucumbir al encanto de su tono meloso y a su belleza extraordinaria. Tan fácil como respirar.

—Te debo una explicación... —Continúo cabizbajo, envolviéndome con sus ojos de miel y caramelo.

Avanzó con lentitud y yo retrocedí con brusquedad, hasta chocar con el borde del escritorio.

—No me interesa.

—Julieta...

Su rostro seguía apacible y relajado, sin embargo, su voz delataba que no estaba dispuesto a razonar con mi obstinación.

—No me interesan tus explicaciones. Te las puedes meter por donde mejor te quepan. Es más, ¿por qué no te las metes por la...?

—Julieta, escúchame. —Dio un suspiro ofuscado y ocultó parte de su rostro con una mano. —Yo... No tengo justificación. Fui egoísta al dejarte aquí desprotegida y un tonto al pensar que el daño sería compensado por el tiempo y mis buenas intenciones... Nunca quise herirte, si me fui, fue para que no siguieras involucrándote con mi mundo... —Torció los labios en una mueca de desagrado. — Y para no ponerte en peligro.

(Fanfic de Luna Nueva) Temporada de corazones rotosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt