Acostumbrarse al drástico cambio

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Se removió incómodo con los rayos del sol pegándole justo en la cara, restregando sus ojos al compás de un bostezo. El día anterior había sido bastante complicado, tener que despertarse con una vida nueva y asimilar todo de golpe era aún bastante shockeante, pero debía seguir viviendo sin esa parte de sus recuerdos para siempre. Intentar levantarse le estaba siendo difícil, cosa que era muy extraña para él, ¡si antes hasta pasaba días sin dormir en plena vigilancia! Y anoche casi se iba de lado meciendo al bebé en brazos. En la madrugada se tuvo que levantar tres veces para calmar a Kai, las otras dos fue el peliplata quién fue en socorro del recién nacido. Esto era tan estresante, su vida se estaba yendo en declive, no se suponía que las cosas iban a pasar así, él debía formar una familia con Rin, no con Kakashi.

Suspiró abatido, pensar en ese tipo de cosas era estúpido, el pasado que era lo único que recordaba debía ser olvidado para siempre, porque este Obito tenía una vida muy distinta, y debía seguir este curso de ahora en adelante.

Su cuerpo se sentía tan perezoso, suponía se debía a los cambios que tuvo que afrontar en esos meses, pero vamos que debía ponerse en forma cuanto antes, porque en definitiva extrañaba su antigua figura.

Se sentó en la cama apoyando sus brazos, miró en dirección a la cuna de madera oscura, observando que no había nada. Su ceño se fruncio ¿dónde estaba Kai? Era un bebé, y los bebés no hacían casi nada. Se levantó rápido sin importar el leve mareo que obtuvo, bajando las escaleras de dos en dos, ¿por qué diablos sentía tanta preocupación? Podría perder los estribos en cualquier segundo.

Jadeo llegando a la sala, realmente necesitaba hacer ejercicio, pero sin parar siguió corriendo en busca de su hijo. El aire volvió a circular en él al verlo en los brazos de su padre quién le estaba impartiendo mimos.

—Obito, ¿estás bien? —Con cuidado se levantó del sofá, procurando no incomodar al pequeño Kai.

Obito apretó sus ojos, estaba siendo muy paranoico ¿Que le sucedía? ¿Era esto normal?

—Pensé que alguien se había llevado a Kai —admitió un tanto avergonzado.

Kakashi sonrió de forma comprensiva, dejando a su hijo en los brazos del azabache. Quién no dudo ni un segundo en aferrarlo en su pecho.

El corazón no había perdido la memoria, fue lo único que pudo pensar el peliplata.

—Ya me tengo que ir

Avisó Kakashi.

—¿Que? ¿A dónde vas? —despegó sus ojos del bebé para ponerlos en el peliplata.

Kakashi se colocó su máscara, dándole la espalda al de ojos ébano.

—Cielo, recuerdo haberte dicho que era el Hokage, y bueno voy una hora tardé, sólo estaba esperando a que despertarás.

Obito ladeo la cabeza, ignorando por completo el mote cariñoso.

—¿Y yo que haré aquí sólo? — cuestionó, tenía miedo de hacerle daño al neonato.

—No estás sólo, tienes a Kai —terminó de acomodarse la ropa, para sentarse a ponerse las sandalias.

Su ceño volvió a fruncirse.

—¿Y si lo lastimó? —su corazón dejó a flote su preocupación —Soy un mercenario, no una madre

Kakashi formó una mueca, poniéndose de pie.

—Ese es tu antiguo tú — recalcó —tu corazón no te permitiría hacer nada malo, Obito

—Pero yo-

Kakashi lo interrumpió con un beso en la cabeza, acariciando despacio su mejilla.

—Todo estará bien, confío plenamente en ti — lo miró directo a los ojos onix — en el estante todavía están todos los libros que compraste y arriba se encuentra el estambre. ¿Quieres que le pida a Iruka que venga a quedarse un rato contigo?

—¿El es tu amante o algo? — indagó.

Kakashi rio, realmente era raro tener que explicarle todo a Obito.

—No cielo, no lo es — acarició los cabellos de su bebé. —Pero enserio debo irme si quiero llegar temprano, tengan un excelente día, los amo

Su corazón latió desbocado ante ello, tal vez existir por amor no sonaba tan mal.

La mañana transcurrió tranquila, había desayunado con comida que le había preparado Kakashi, había hecho las cosas básicas del bebé. Un poco mal, pero al menos lo hizo; unas horas después Kai descansaba en el moisés y el leía un poco de los libros que le había dicho el peliplata.

Fue duró chocar con la pared y darse cuenta que ser alguien hogareño no se sentía mal, nunca había tenido tanta paz y tranquilidad como ese día.

Un sollozo lo sacó de su lectura, dejando el libro a un lado y yendo a atender las necesidades de su ¿Hijo? Era muy extraño aceptar aquello del todo. Cuando llegó hasta él pudo ver sus mejillas rojitas debido al llanto, lo tomo con suavidad y acarició las finas hebras azabaches, escuchando los pequeños quejidos que salían del bebé.

Se encaminó hasta la cocina en dónde tenía un biberón ya listo por si sucedía algo como aquello, hombre precavido vale por dos.

Luego de aquello su día fue exactamente igual, leer un poco, calmar a Kai, comer, bañar al bebé, cambiar sus pañales y mecerlo por bastante tiempo para que pueda caer en los brazos de morfeo.  No pensó que hacer algo como eso podía ser tan cansador, ni siquiera había podido tomar una siesta o un baño, el bebé era muy demandante.

Podría enloquecer en cualquier momento, ni siquiera tuvo tiempo de hacer la cena, era lo menos que podía hacer para el peliplata que se la pasó trabajando todo el día. Pero no podía soltar a Kai ya que esté cada que lo ponían en su cuna se despertaba y terminaba llorando.

La puerta fue abierta, dejando ver de ella al peliplata quién llegaba con algunas bolsas de comida.

—Traje despensa, nuestro refrigerador ya estaba vacío — caminó hasta la cocina a dejar las bolsas, y regreso a la sala en dónde encontró a su esposo y a su bebé abrazaditos.

Mordió el interior de su mejilla, ¿Por qué el nuevo Obito era tan inseguro? No podía comprenderlo.

—Perdón por no tener la cena lista, yo ni siquiera he podido tomar un baño, Kai no ha dejado de llorar en todo el día y no ha querido despegarse de mi y yo-

Un pequeño beso en su mejilla lo hizo detener todas sus palabras, observando la pequeña sonrisa del peliplata.

—Lo entiendo, sé que me fui y te dejé toda la responsabilidad del bebé a ti — está vez dejo un besito en la cabeza de Obito. — Dámelo y tú ve a tomar una ducha

—¿Seguro? Tú acabas de llegar cansado y yo sólo me quedé en casa todo el día

Kakashi asintió tomando a Kai, y acariciando su espalda.

—Obito, el bebé es responsabilidad de los dos, así que ve y relájate yo me encargaré de la cena

Vaya toda su nueva vida era extraña.

Obito ¿tiene un hijo? |Kakaobi|Where stories live. Discover now