Deberías ser más 𝙘𝙪𝙞𝙙𝙖𝙙𝙤𝙨𝙤, si no tu destino será 𝗽𝗲𝗹𝗶𝗴𝗿𝗼𝘀𝗼
Él bosque es demasiado 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗮𝗻̃𝗼...
Atrapada en el bosque gracias a ese 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗮𝗻̃𝗼 y sus 𝘀𝗲𝗰𝘂𝗮𝗰𝗲𝘀.
Salir de la mira de Slenderman es tan complica...
Estaba comenzando a despertar. Me sentí agotada, como si no hubiera dormido en absoluto. Últimamente, esta fatiga se ha vuelto algo habitual. Me senté en la cama, sin pensar en nada en particular. Mi mente era una hoja en blanco, solo quería que mi cuerpo respondiera al hecho de que estoy viva y tengo que levantarme.
¿A donde? No tenía un destino en mente, pero necesitaba salir. Estar encerrada aquí todos los días se estaba volviendo agotador. Quizás comprar algo o simplemente darme una vuelta.
Al ponerme de pie, me dirigí al baño y me miré en el espejo. Lucía terrible: ojeras profundas, cabello grasoso, piel pálida y ojos enrojecidos.
<<Joder, parezco que desayuno droga>> Ni siquiera desayuno, lo cual es peor.
Lo mejor era darme una ducha para empezar el día y quitarme la grasa del cabello.
Al salir y alistarme, me di cuenta de que ya habían pasado dos horas. Calculé que eran la 1:00 p.m. Aunque el sol brillaba, no era tan fuerte como para que quisiera quedarme.
Decidí salir de todos los modos.
¿Qué es lo peor que podría suceder?
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Este pueblo era más como una ciudad pequeña que se encontraba cerca del bosque. Sin embargo, todavía tenías que caminar un poco para llegar al bosque. No era recomendable aventurarse allí, ya que hay quienes no regresan o vuelven hablando de horrores y llorando.
Aun así, elegí mudarme aquí. Vivo sola. Esa era la idea, para evitar hablar con "ellos". Me había peleado con mis padres antes de irme, en mi mayoría de edad, y desde entonces apenas hablamos. Solo intercambiamos felicitaciones en nuestro cumpleaños, pero nada más.
Pensaba en lo poco que me gustaba existir cuando pasé frente a una tienda que vendía los chocolates que tanto me gustaban. También tenían comida enlatada, sopa, frutas enlatadas También vendían botas impermeables o militares, ropa, lentes de sol, gorras y más.
Entré por mi chocolate.
Mientras recorría los pasillos, pensaba en qué otras cosas comprar. Quizás atún o duraznos en almíbar.
Y entonces choqué con alguien, haciendo que el cuchillo que sostenía cayera al suelo.
