II: 𝑶𝒌𝒆𝒚, 𝒆𝒔𝒐 𝒇𝒖𝒆 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒏̃𝒐...

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Caminaba de regreso a casa, el sol estaba abrasador; eran al menos las 3 de la tarde. Había pasado unas dos horas vagando por ahí, así que decidí regresar a casa.

Sin embargo, al llegar, una sensación extraña me invadió. Era como si alguien más estuviera presente.

Quise ignorar esa sensación, pero fue imposible.

Agarré lo primero que encontré a mi alcance, un florero, y con esa "arma" empecé a caminar por la casa.

A pesar de la falta de ruidos o señales de que alguien más estuviera allí, no podía evitar sentirlo.

Recorrí cada rincón de la casa, pero no encontré ningún rastro. Finalmente, decidí darme por vencida. Sin embargo, la inquietud seguía creciendo.

Dejé el florero en su lugar y, al mirar hacia la sala, algo capturó mi atención.

Los cojines estaban en el suelo, la mesa del centro estaba desordenada y los libros que habían estado en los estantes estaban esparcidos.

<<¿Cómo no me di cuenta antes?>>, me pregunté.

La preocupación comenzó a apoderarse de mí. ¿Quién podría haber entrado a mi casa? ¿Ladrones? ¿Secuestradores? ¿Algún adicto en busca de refugio? ¿Asesinos del bosque?

Mi respiración se aceleró. Estaba asustada. ¿Estaba a punto de tener un ataque de pánico? Mis pensamientos estaban revueltos.

Tomé nuevamente el florero y me dirigió a la cocina, donde tomé un cuchillo. Así, comencé a recorrer la casa, habitación por habitación, espacio por espacio, asegurándome de no dejar ningún lugar sin revisar.

No encontré nada. Pero aunque eso me brindó algo de calma, no fue suficiente. Decidí ordenar la sala para aliviar un poco mi estrés.

Miré el reloj y ya eran las 6 de la tarde. ¿Cómo había pasado tan rápido el tiempo?

Me dirigí a mi habitación con el cuchillo en mano. Una vez allí, me senté en la cama por un rato. Observe la ventana. El atardecer brillaba con esplendor. Amaba los atardeceres, así como también la luna y las estrellas. Vivir aquí tenía la ventaja de brindarme una vista increíble del cielo.

Mi mirada se desvió hacia el bosque de manera inconsciente. No había nada, pero sentí que algo me observaba. En un intento de aliviar mis nervios, levante la mano en señal de saludo. Vi a unos pájaros alzarse desde los árboles. Esto solo aumentó mi inquietud.

Cerré la ventana y las cortinas. Decidí darme una ducha antes de acostarme, esperando que me ayude a olvidar todo lo sucedido hoy.

La ducha tomó al menos una hora, desde ajustar la temperatura del agua hasta lavar mi cuerpo y cabello, pasando por quedarme bajo el agua profundamente absorta en mis pensamientos y jugar con mis dedos. Una vez que me sequé lo suficiente, salí del baño y me apliqué crema hidratante.

Antes de cambiarme, revisé bajo la cama y en el armario. Nuevamente, no encontré nada. Finalmente, me cambié y me acosté, aunque aún me sentía intranquila. Decidí tomar mi teléfono para distraerme, pero la inquietud persistía. A pesar de que era temprano, guardé el cuchillo en un cajón de la mesita de noche. Sabía que en algún lugar de la casa tenía un revólver pequeño por cualquier eventualidad.

Soy demasiado paranoica.

Cerré los ojos con la intención de dormir.

Cerré los ojos con la intención de dormir

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𝚂𝚝𝚛𝚊𝚗𝚐𝚎𝚛 (C̷r̷e̷e̷p̷y̷p̷a̷s̷t̷a̷)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora