Capítulo 13

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Una semana después y se encontraba
sentada en una de las mesitas de madera que había en la feria. Sus
amigas habían ido por algodón de
azúcar y Lisa se había quedado a cuidar el puesto. El parque de diversiones era magnífico. Todas
parecían estar pasándolo bien, a excepción de Lisa, que llevaba todos estos últimos días deprimida. Aun recordaba el rostro de Jennie, tan
roto y en verdad parecía muy golpeada por las palabras que le
había dicho Lisa. La ojimiel se arrepentía mucho.

Lo peor de todo es que después de
aquella pelea se había encontrado
con la morena. Al igual que otras veces, la había fastidiado con sus amigas, sólo que había algo diferente.
Cuando la estaba insultando, no tuvo
ni una vez la oportunidad observar
sus ojos fijamente, Jennie siempre
parecía evitarlos o de alguna manera
la insultaba desde lejos, sin querer
acercarse.

Ya comenzaba a desesperarse, porque Lisa quería ver ese color marrón oscuro que le quitaba el aliento. Se sentía cómo una necesidad, una ridícula y patética necesidad de ver sus ojos para poder estar en calma consigo misma. No había ayudado en nada el nuevo pensamiento acerca de la morena: querer besarla.

La quería besar y eso la asustaba, era
otra necesidad que le hacía temblar
de pies a cabeza cada vez que la veía.
Observaba el rostro de Jennie y sin
poder evitarlo los ojos se le iban a su
boca, tenía los labios más hermosos
del mundo y Lisa solamente tenía unas desesperantes ganas de morderlos y besarla hasta que le dolieran sus propios labios.

Suspiró ¿Qué leches le estaba
sucediendo? No creía que fuera muy
normal, el soñar todos los días con la
misma chica y desear besarla. Más si
no era su amiga, más bien lo contrario. Era la chica que le hacia la
vida imposible y allí estaba Lisa, suspirando por la morena.

Cada vez... cada vez más las palabras
de Jennie hacían eco en su mente
"¿No será que estás enamorada de mí?" Y en verdad, Lisa intentaba convencerse de que no era así, imposible. No, era una locura.

- ¿Lis, estás bien? -preguntó Rosé,
acercándose a su amiga.

Llevaba una gorrita de oso en la
cabeza, que había ganado en unos
juegos.

-Si, claro -mintió, sabía con antelación que, si le contaba a sus amigas respecto a su problema, ellas comenzarían a delirar.

- ¿Quieren ir a las tazas giratorias -preguntó Jihyo al llegar, había
rastros de azúcar en sus labios.

- ¡Será divertido, vamos! -animó Rosé,
jalando a Lisa y a Chaeyoung de las
manos, hasta llegar a la atracción y
montarse en ella.

Estaban bajándose de los carritos
cuando vieron a lo lejos al grupito del
salón, parecía la realidad despotricara sobre la suerte de Lisa. Todo le salía mal, y para joder más las cosas allí estaba Jennie, igual de hermosa que siempre. Llevaba un vestido negro y un gancho en su cabello, reía mientras
iba de la mano con Kai y entrelazaba su brazo con el de Jisoo. Quería besarla, quería besarla, que la tierra se tragara a Kai. Esa era una gran idea
rondando en su cabeza. Soltó un gran
suspiro y tomó a Rosé de la mano,
quería alejarse de ellos a como diera
lugar.

-Rosé, ¿quieres ir a la montaña rusa?
-preguntó con una sonrisa a su amiga,
ella parecía feliz.

- ¡Claro!

-Vamos todas-dijo alegremente Chae
y las cuatro se fueron a la atracción,
dejando a los otros atrás.

Lisa logró respirar tranquila por unos segundos, eso hasta que fueron a comprar palomitas de maíz y casualmente allí estaba Jennie.
Tenía que ser una cruel broma de la
escritora, ¿no?

De inmediato los ojos de Jennie la
vieron, pero apartó la mirada, sin
dejar a Lisa ver sus ojos oscuros
por más de un segundo. Bufó irritada
y se rio un poco, al ver cómo Jihyo
intentaba darle de comer palomitas,
lanzándoselas, pero estas chocaban
en su nariz.

RIVALES|Jenlisa (Adaptación)Where stories live. Discover now