Oodal

XXIX

Jisung se sentía ligeramente (no lo suficiente) culpable al escuchar a Hyunjin hablar sobre Jeongin. El mayor contó como el menor de todos, parecía haber sido tragado por la tierra esos días. ¿Jisung había metido la pata o había pasado algo entre ellos de lo cual Hwang era demasiado ciego para ver?

—Ya, ya. Cuéntanos como pasó todo. Pero todo, que no se escape ningún detalle.— Pidió Seungmin.

—Bueno...

El relato de Hyunjin llevó al rededor de cinco minutos, ya que el chico parecía perderse por segundos.

Cuando dijo "no sé si lo oí bien", toda la mesa de sus amigos se golpeó la frente con la mano abierta. ¿Hyunjin era realmente lento?

—Eres un tonto.— Le reprendió Felix, golpeándole suavemente el brazo.

—¡Lo dejaste ir!— Dijo esta vez, Jisung.

—¡No sabía que hacer!— Comentó con desespero el mayor de todos.

—¡¿Te dijo que lo ponías nervioso y lo dejaste ir?!— Casi gritó el menor de cabellos negros.

Hyunjin se sonrojó, cayendo en cuenta de las palabras de su amigo. Así sí sonaba mal. Ah, era todo un lento.

—Uh...— Comenzó, queriendo golpearse a sí mismo.

—Bueno, puedes arreglarlo. Ve y háblale.— Motivó el pecoso.

—¡No puedo! Me ve y es como si... Es como si la tierra lo tragara.— Comentó, algo amargado el de cabellos largos.

—Tsk. Esperalo fuera de su salón de clases a la última hora. No podrá escapar por mucho más.— El rubio aconsejó. No tenía idea de si podría salir bien, pero esperaba sinceramente que lo haga.

—¿Y sí... Y sí, simplemente no quiere hablar conmigo?— La pregunta hizo que el grupo de amigos quedase en silencio, pensando lo estúpido y tierno que sonaba el mayor al mismo tiempo.

—No lo creo, Hyun. Está más bien, avergonzado. Creo que no supo como reaccionar y cree que tú estás raro con él, o algo así.— El castaño dijo, acariciando uno de los hombros contrarios, como para darle fuerzas. Hwang sonrió.

—Tienen razón. Lo haré.— Levantándose de la mesa, Hyunjin desapareció enseguida.

—Uh... Okey. Espero que salga bien.— Seungmin dijo a sus amigos.

Jisung pudo observar, ahora, correctamente, como Changbin y Jeongin no habían aparecido. Tal vez el mayor ayudaba al menor a esconderse. Pero ¿Y Minho?

Tampoco recordaba ver al de cabellos violetas en la entrada del instituto. Ni en clases, de hecho. No es como que si le importara demasiado, solo tenía curiosidad.

—¿Y Lee?— Preguntó el rubio, cortando cualquier conversación que sus amigos estuvieran teniendo. Los dos voltearon a él con cejas levantadas.

—Aquí estoy.— Respondió Felix, con algo de burla. El castaño sabía que Han no preguntaba exactamente por él, pero quería que lo dijera. Seungmin solo los veía en silencio.

—Ah.— Fue lo único que respondió Jisung, para luego no preguntar más.

El de mejillas grandes definitivamente no iba a preguntar por el mayor y sus amigos parecían no querer decírselo. O más bien, preferían burlarse de él.

La campana sonó, por lo que sin hablar demasiado, levantó sus cosas y caminó hasta el salón de clases, mirando por sobre su cabeza para encontrar una cabellera conocida. Sin embargo, llegó a la clase muy rápido y no hubo suerte en su búsqueda.