12. EPIFANÍA.

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Los cinco lobos trotan hacia la casa, necesitan empacar sus cosas para retirarse hacia la capital, YiBo debe estar tranquilo y controlado. De repente, Jackson que lidera la fila se detiene, olfatea el ambiente y gruñe al sentir a su alfa demasiado agitado hasta el punto de sentirlo muy enojado, las orejas de todos se yerguen y sus ojos brillan con más intensidad cuando escuchan el aullido de su líder, los lobos de inmediato emprenden una carrera que consideran de vida o muerte.


«Dos en cada flanco» ordena Jackson «Yo iré por el frente»


Los cambia formas se distribuyen el territorio para abarcar más terreno, están tan sincronizados que llegan al mismo tiempo, su carrera se detiene en el momento que tienen contacto visual con los intrusos, entonces se acercan de manera sigilosa, sin embargo, no pueden esconder sus gruñidos, sus largos y filosos colmillos brillan listos para desgarrar la carne del que se atreva a amenazarlos.


«Están aquí, matémoslos de una vez» sugiere HaoXuan.


«Estoy de acuerdo» apoya YiXuan.


«No» ordena YiBo «No frente a Zhan»


Los lobos están de acuerdo, si sus instintos los dominan asustaran más a Zhan, de por sí el pobre chico parece que sufrirá un ataque, su expresión facial les dice que tiene mucho miedo.


—Tranquilos, cachorros —dice el hombre mayor con una sonrisa burlona.


— ¿Tío? —dice el más joven.


—Cálmate... —le susurra al chico, luego habla en voz alta para dirigirse a los lobos —. ¿Qué tal si solo me entregan... a... ustedes ya saben quién?


El tipo ni siquiera sabe de quién debe vengarse, Wang Heng se encargó muy bien de mantener oculta la identidad de su hijo, así que los cazadores sólo saben que a quien buscan está en esa casa, así que debe ser uno de los lobos que los rodean.


«A la mierda, voy a arrancarle la maldita cabeza» gruñe WenHan y se acerca con sus fauces escurriendo saliva.


«Cálmate, WenHan» dice Jackson «Por el momento debemos sacar a Zhan de aquí, tratemos de alejar a estos idiotas de nuestro territorio»


Cuando el chico más joven levanta el arma se escucha un gutural gruñido grupal, el hombre mayor entonces despacio pone su diestra en el fusil del chico obligándolo a que lo baje, sabe que podrá matar a más de un lobo, pero no saldrán vivos de ahí, así que lo más sensato es alejarse lentamente, no les conviene provocarlos, de todas maneras, ya sabe en dónde encontrarlos.


—Tranquilos, perritos —el gruñido general es más amenazador y el tipo levanta sus manos en señal de rendición —. No se ofendan, no es que pueda llamarlos jóvenes humanos ¿o sí? —los lobos se acercan más y forman un círculo alrededor de los intrusos —. Ya entendimos, nos iremos de inmediato y nadie resultara herido —despacio y aún pegados por sus espaldas los cazadores caminan rumbo a los límites del territorio, los lobos los llevan prácticamente encerrados entre ellos hasta que llegan a la carretera.

Dendrofilia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora