I.

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  NO SABÍA QUE,
HASTA QUÉ PENSÉ.

1 de Enero del 1993.

Caminaba con un paraguas bajo la lluvia, era de tarde, a pesar de que mí corazón estaba en un hilo, no me sentía con ganas de alzar la mirada. Podía notar el suelo húmedo desde mí vista, había echo una mueca de despreocupación. Un comienzo de año, totalmente desganado, bajoneado, así se sentía mí yo. Me sentía todo pisoteado, me sentía menos importante, me sentía excluido. No quería ver ese cielo nublado porque me sentiría peor. Hasta el cielo podía desahogarse pero mí yo; no lo podía hacer, tristemente.

Pasé directamente por frente a un hospital de donde había venido de pequeño. Un orfanato, seguí caminando sin voltear a ese lugar, aunque siempre me trataron bien. Caminé por frentes a las tiendas, y los autos pasaban por al lado mío sin intención de detenerse, cada persona con un rumbo específico. Sin saber si volverían a pasar por el lugar que habían pasado antes. Alcé un poco la mirada, recogí el paraguas, y entré a una de las tiendas. Compro una botella de agua, al pagar y salir, miré la lejanía de la calle, metí el paraguas en una bolsa, continuando mí camino, y con la llovizna mojando mí cabello, suspiré. Andaba camino a casa, después de salir del trabajo.

Pasé un camino, para poder entrar a la serie de casas que habían para poder entrar a la mía, pero algo me detuvo, y fue una persona corriendo, llevaba prisa. Le deseé suerte en mis pensamientos y seguí mi camino. Fui directamente a mí casa, buscando la llave en mis bolsillos, por alguna razón las llaves se me resbalan de las manos cómo si el destino tuviera otros planes, demorandome para abrir la jodida puerta. Me agacho para recogerlas del suelo y con bastante fastidio por la situación.

Me pude haber espantado, pero pensé que un auto había chocado.

A mis espaldas una persona se queja con voz dolida, y un ruido sólido. Me pude dar la vuelta con expresión extraña de preocupación, y me encontré a una persona en el suelo quejándose de dolor, y la sangre haciendo una línea por la carretera casi seca por la lluvia.

Ahora no era agua lo que adornaba la calle, era sangre. Me acerqué algo, con todos mis sentidos alertas. La chica se intenta sentar, mí mirada buscó la suya, a pesar de que su cabello estaba muy desordenado por la caída. Le extendí una mano, y le ayudé a sentarse en la sucia carretera, no se había caído en el medio, pero lo suficientemente cerca de la acera, me puse detrás de ella recogiendo su cabello y escuchando sus sollozos. Le hice una trenza agachado a sus espaldas, me recompongo y la miro desde arriba. Pude verle su rostro, lleno de humedad por sus lágrimas.

Se veía tan indefensa, la levanté del suelo de la carretera, cargandola al estilo princesa, la llevé hasta la puerta de mí casa, y la dejé con cuidado en el suelo.

—Puedes correr, si quieres—. Fue lo que le dije al verle algo tensa contra el marco de la puerta a sus espaldas.

Pude ver que ella negó, entonces abrí la puerta, la tomé al estilo princesa hasta dejarla en el sofá, y volver para poder cerrar la puerta con llave. Dejé el paraguas y mis cosas en la mesa del comedor. La guíe al baño con ella entre mis brazos, su cercanía, todo su olor era a hospital. No le preguntaría nada hasta que ella misma agradeciera por mis acciones amables. Le dejé sobre la tapa del inodoro, agarro una toalla mojando un poco esta, para empezar a dar toques por su rostro, tenía varios lunares, una nariz perfecta, no quise enfocarme mucho en ella, pero era inevitable, y aparentaba una edad muy joven. Notablemente, yo le doblaba en edad.

The Unexpected|k.th [TERMINADA]Where stories live. Discover now