IV.

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Me preguntaba cómo la había pasado, me hacia a mí mismo muchas preguntas, teniendo inseguridad sobre ese día por completo. Quería preguntarle, quería obtener respuestas, habíamos salido este día cómo si fuéramos la pareja más bella del planeta sin defectos. Era todo lo contrario la situación, teníamos muchos secretos. Cuando llegamos, me había bañado y puesto el pijama, esperé por ella, mi mente no dejó de pensar, y pensar. Quería saber todo, no quería secretos, no quería tener dudas, ni desconfianza.

Me sacó de mis pensamientos el ruido de la puerta, la miré llegar hasta mí habitación y cerrar la puerta. Se metió entre las sabanas después de apagar la luz de la mesa de noche, me volteo hacia ella, hace lo mismo, y ambos quedamos mirándonos.

-¿Cómo la pasaste?-pregunté en un susurro bajo.

-Muy bien, nunca habia disfrutado de esa forma tan bonita con una persona.

-Era una cita-. Bromeo con la verdad.

La miro con la poca claridad de la luna que se filtraba por las ventanas. Acercando mi rostro al suyo con lentitud, nuestras narices se rozan. Mas puedo sentir cómo su respiración se acelera un poco, respirando el mismo oxígeno, rozo nuestros labios muy levemente. Mi mano va a su mejilla, acaricié esta con calma, y pegando mis labios a los suyos sin hacer más movimientos. Cuando abrí mis ojos, ella los tenía cerrados, me alejo despacio y pellizco suave una de sus mejillas con cariño.

-No te vería nunca cómo una niña-. Sinceré. Lamo mis labios al frente de su mirada, esperando su respuesta.

-Te deseo, sé que me deseas-. Dice cuando abrió sus ojos y pudo mirarme después de lamerse los labios ella.

Respiro su aroma, mi nariz rozando parte de su cuello cómo una placentera caricia. La punta de mí nariz delinea su cuello con esas caricias lentas, y la siento temblar. Ella tenía algo que me hacia quererla conmigo por siempre. Más adelante describiría que tenía que me ponía loco, que me ponía con las emociones descontroladas.

Reparto besos por su cuello de manera calmada, cada suspiro suyo lo grabo en mi mente para reproducirlo cómo una caset favorita vieja y defectuosa. No olvidaría nada de esta fémina, la deseaba, me estaba comenzando a gustar más que una atracción sexual. Sus pequeñas manos toquetean mí espalda, mis besos llenan su cuello, vuelvo a su rostro y la observo.

-Eres tan guapa-. La alago. Sonríe de manera tímida por mi comentario.

-Gracias-. Dice acariciando mi nuca.

Mi respuesta es pegar sus labios con los míos, toqueteo nuestros labios inocentemente por ella ser una niña. Entre abre sus labios y hago el beso de otra forma, toqueteando nuestros labios con más tacto. Nuestras narices rozan, y algo entre los pantalones se me endurece inmediatamente.

Entre el beso, nuestras salivas se mezclan. Mi beso era lento y con calma, me respondía de la misma manera, cómo si nunca quisiera que esa noche se acabara, y estaba desacuerdo con ella. No quería que aquello se acabara, jamás. Me alejo bien poco de sus labios para mirarlos, estaban húmedos. Doy un camino de besos hasta unos de sus oídos.

-¿Soy tu primera vez?-pregunté en un susurro bajo por su oído, lamo mis labios nervioso por su respuesta.

Hasta había pensado que ella había sido abusada sexualmente, pero sentí un gran alivio de que nadie le hubiera tocado ni un solo cabello.

-Eres mí primera vez-. Lo confirma, y se me endurece más la polla. Gruñí algo, con muchas ganas de hacérselo. Cada vez me dolía más la carne.

-¿Tu primera vez?-la miro.

-Mi primera vez-. Susurra mirándome.

Lamo mis labios antes de unirlos con los de ella en un beso. Mis labios acarician los suyos entre el beso de manera suave, sin ninguna prisa. Ella toquetea mi cabello, juntando más nuestros cuerpos. Apreto uno de sus senos por encima de su ropa, mientras nos separamos levemente para tomar aire, la simple imagen de sus labios húmedos por nuestro beso me hace estremecer. Siento en el exterior que comienza a llover, cómo si la noche fuera testigo de algo más allá que lo prohibido. Pero esa noche, esa niña sería mía y de nadie más. Mis besos pasan de sus labios a su cuello, algunas lamidas por su cuello, y oír su suspirar me ponía más. Dejo una lamida sobre sus labios, para seguir bajando. Con suavidad quito su camisa, dejándome otra vez a la vista sus senos redondos y apetitosos. Lleno de saliva lo que veo ante mis ojos. Era evidente que ambos nos desearamos. Estimulé con apetito sus senos, devorando su cuerpo con lentitud y disfrutando del momento, dejando besos por su cintura, y siendo cariñoso sobre todo.

The Unexpected|k.th [TERMINADA]Where stories live. Discover now