Capitulo 7

5 3 0
                                    


La voz de Kevin me hizo soltar una especie de suspiro de alivio. Con dificultad, me paré y salí de mi escondite, viendo cómo los policías entraban y Fisher se lo llevaban con las esposas puestas.

Me acerqué a Kevin, y lo miré casi con gratitud. Wendy se mantenía a su lado, con una especie de grabadora en su mano.

- Sharon...

Su voz no era del todo firme, y parecía notarse que iba a soltar algo que yo no había sabido. Miré hacia el rincón en donde las mujeres eran atendidas y a lo lejos, lograba escuchar unas cuantas sirenas que irrumpían como ambiente de fondo.

- No sé cómo decirte esto... -suspiró-.
-Ella... - noté el infame gusto de amargura que secaba mi garganta y producía un grave ataque de tristeza en mi interior- ella.. ¿Está muerta, verdad?

- Lamento no habértelo dicho. Hace dos meses atrás habíamos encontrado un cuerpo mutilado en una de las afueras de New Orleans cerca de un acampamento. Los forenses tuvieron mucho trabajo para poder reconocer a la víctima. Los resultados habían llegado hoy de mañana, y...-suspiró hondo al verme que ya no podía mantenerme firme- Lo... lamento amigo. No sabía cómo decírtelo.

Sentí mi dolor emocional cubriendo mi dolor físico. Me limité a ver a todas aquellas mujeres que lloraban mientras los policías se encargaban de llevárselas de ese lugar.

- Debería... - tragué saliva- debería ir a que me revisen el brazo...

-Si- contestó Kevin dándome unas palmadas en mi hombro derecho- Buen trabajo Ghost.

Les dediqué una mueca de agradecimiento aunque al voltearme y dirigirme hacia las ambulancias mi rostro volvió a mantenerse decaído.

Al llegar a las ambulancias uno de los enfermeros qué transitaba por allí decidió atenderme.
Recordé todos los momentos en los cuales pasábamos juntos: desde estar jugando en el parque, hasta cuándo tuvimos que hacer el funeral de nuestros padres. A pesar de las circunstancias y momentos difíciles qué enfrentábamos, nos manteníamos unidos incluso más al pasar de los años.

Mi hermana era la mayor, pero eso no discutía mi celos y protección hacia su vida personal. Sentir y tener qué aclararme qué ya no la vería más era lo que más me dolía. Porque al pesar de qué intentes calmarte, diciendo que a todos nos llega, sigue doliendo. Me metí por momentos la respuesta de que había sido un peor hermano, porque ella no debía de haber muerto de esa forma. Mis lágrimas recorrieron mi rostro sintiendo un caliente camino en mis heladas mejillas. No, nadie se merecía morir de esa forma.

Alcé mi vista inconscientemente, y vi cómo una de las niñas corría hacia mí. Mostré curiosidad al notar su presencia justo en frente, y ella en modo de afecto me sonrió.

La pequeña parecía tener como unos doce años, a pesar de que parecía estar desnutrida mostraba una gran fortaleza en sus ojos oscuros.

- Gracias por ayudarme. - dijo en un susurro-.

Yo contuve mi mirada en ella mientras me colgaban el brazo del cuello.

-¿Eras tú?

Ella asintió con su cabeza.
- Lily fue la que me cuidó todo este tiempo, desde que me secuestraron.

Mi corazón palpitó más fuerte, aún que las ganas de seguir derramando lágrimas eran grandes, concluí en respirar hondo y aferrarme a mantenerme con calma. Me paré después de qué finalizaran conmigo.

-Ella realmente te quería.

- Me hubiera gustado verla y haberle dicho que yo también la amaba.

- Ella debe de saberlo ahora.

La pequeña sacó un collar por encima de sus ropas en forma de corazón. Vi atentamente ante sus pequeñas manos como lo abría por la mitad, dejando que este mostrara una foto de Lily en su interior.

- Era de ella-dije soltando unas lágrimas más-.

La niña me miró de vuelta a los ojos y esta vez se sacó el collar y me lo puso en mi mano, con la sonrisa de Lily ante mí.

-Ella ahora está aquí- tocó mi pecho con uno de sus dedos y sin más me abrazó fuertemente dejando que el sentimiento de culpa se disminuyera y acabara por vencer el de amor.

Acepté el abrazo de la niña, pasando el único brazo libre que podía aferrarla a mí.

En el momento en qué dejé de pensar vi cómo algo blanco bajaba con suavidad por delante de mis ojos. Levanté mi mirada hacia el cielo en dónde aparecían copos de nieve en el momento exacto en donde un deseo se realiza.

Sonreí al ver que cada vez aparecían más seguido, como si antes de que se desvanecieran en el suelo, quisieran conseguir ser visualizados por todas las miradas.

Había visto más de cien veces nevar, encontrarme con nieve era muy casual en Alaska y no necesariamente en invierno. Pero ese día, era algo más que una simple nieve, tenía algo más que una muestra del frío invierno.

Miré hacia el cielo, poco antes de mirar los ojos de aquella niña, la cual disfrutaba su primer día de libertad con una blanca bienvenida al exterior.

Y en ese momento pude darme cuenta al fin.
No había nada más que observar ante todo aquello y sentirlo en el corazón: Los milagros si aparecen, para aquellos que los crean y para los que los hacen posibles.




  FIN.

A Christmas Miracle •Where stories live. Discover now