Capítulo 4

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La primera vez la cual no podía sentir satisfacción al haber acabado de desayunar y quedar totalmente lleno.

Por algún motivo en especial, me sentía preocupado.

Pagué la cuenta y me dirigí al lugar que me haría acabar con todo aquello: La estación de policía.

Tardé media hora llegar hasta allí. Al entrar, observé los pocos adornos navideños qué colgaban de un árbol algo seco.

«Eso sí era tener el espíritu», pensé sarcásticamente.

- ¡Hey, Sharon!

Levanté la mirada del árbol hacia aquella persona. Justo Kevin iba pasando con unas carpetas en la mano, y sebe que me reconoció en el momento.

Me acerqué, saludando, viendo alrededor como si tuviera que hablar de algo que nadie se debía enterar.

-¿Qué haces aquí? - dijo Kevin-.

- Vengo a ver sí ya pudiste hablar con la persona que puede rastrear el número.

- Todavía no, pero no entiendo cuál es la prisa.

- Kevin, está persona puede estar en peligro. ¿No sé supone que los policías se encargan de proteger a la sociedad?

- Entiendo que estés preocupado, pero sin embargo no puedo dejar de hacer mi trabajo por ayudarte. Creí que te quedarías una semana y qué yo te ayudaría en mi tiempo libre.

- No. Hoy ya es 22. No creo que se pueda esperar más, al ser fiestas navideñas las personas trabajan menos. Opino que tú tendrás libre.- suspiré- Mira, esta persona puede ser una mujer o una niña, como tú me habías dicho. Esa persona confía en mí, y yo no viajé de Fairbanks hasta aquí solo a ver adornos navideños.

Kevin estaba pensando, dejando un silencio entre los dos.

-¿Vives en Alaska?

-Si.

Su mirada se dirigió por arriba de mí, mirando tal vez el horizonte mientras yo esperaba con paciencia sus palabras.

- Ven.

Se dirigió hacia el mostrador principal, pidiéndole a una de las policías una hoja y un bolígrafo.

- Te daré la dirección de una amiga. Ella trabajaba en el FBI como investigadora tecnológica. Puede rastrear cualquier número telefónico. En el momento en que tengas una dirección... - giró hacia mí con el papel en su mano entregándomelo poniendo una fuerte mirada de seriedad- Me avisas de inmediato. Reuniré las patrullas que hagan falta e iremos en segundos a no más tardar.

Agarré el papel de su mano. Leí la dirección y el nombre de la mujer.

- Di que yo te mandé.

Levanté mi mirada hacia el para darle las gracias, pero Kevin ya se había dado la vuelta, dejándome solo en el medio de todo.

Concluí qué tendría que llamar un taxi después de dirigirme a la salida. Tuve que caminar dos cuadras para agarrar uno. Lo bueno es que siempre andaba con dinero suelto en mis bolsillos por si ocurría algo.

Le dije la dirección al taxista y desde que nos pusimos en marcha, no paraba de observarme tras el retrovisor.

-¿Usted no es por aquí cierto?

Miré hacia delante y mientras él conducía apropiadamente yo me apoyé en la puerta.

-No señor. -dije con voz firme-.

-Ya me parecía ya... -supuse que sonrió por su tono de voz- Me conozco a casi todas las personas de aquí y sé cuándo una cara nueva se sube a mi taxi. ¿Viene a ver a su familia?

A Christmas Miracle •Where stories live. Discover now