Capitulo 2

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Bien temprano en la mañana,  ya tenía un bolso con ropa y productos de higiene adentro.

Era totalmente una locura. Pero por desgracia, mi vida estaba llenas de ellas, lo cual, ya estaba acostumbrado.

- Querida, Eleonor se encargará de cuidarte. - dije al salir del baño- Tienes que portarte bien, ¿No querrás hacerla enfadar verdad?

Mint se echó en la alfombra seguramente preguntándose porqué ella se tenía que quedar.

-No te preocupes, solo serán cuatro días. Dependiendo que es lo que pasará, estaré aquí antes de Navidad. Y luego, tú y yo, festejaremos nuestro primer año aquí, te lo prometo.

Ella paró las orejas, pero no le dio mucha importancia a lo que yo decía. Siempre creí que las mascotas entendían, pero a veces al mirarla, me parecía que me había vuelto loco ya con tanta soledad encima.

La puerta sonó. Mi bolso ya estaba preparado, yo aún me faltaba la valentía para hacer aquello posible. Resultó parecer mala idea, ¿Quien viajaría a un lugar solo para ayudar a alguien que es completamente un desconocido? Y según estás épocas , ¿Quién aguantaría tanto revuelo en los aeropuertos para hacerlo?

Si, pensé detenidamente, mirando a mi alrededor. Lo otro que me faltaba era un tornillo.

Bajé a abrir la puerta si es que quién la había tocado no había quedado echo hielo en la entrada. Sonreí al ver que era Eleonor en busca de Mint.

-Hola- dije al abrir la puerta-.

-Hola-sonrió ella- Disculpa por la tardanza.

-No, no es nada.

Vi que estaba con frío y la invité a pasar. Mint la saludó alegremente al verla entrar, por lo que me quedé aliviado al sentir que estaría en buenas manos cuando Eleonor se alegró de verla, acariciando su cabeza.

-Con qué ... ¿Tienes asuntos pendientes eh? - dijo sin levantar la mirada-.

-Si, me ha surgido un problema, el cual debo arreglarlo... -subí las escaleras y cada vez más levanté la voz- Pero estaré aquí pronto.

Agarré mi chaqueta, el móvil, el pasaporte, el bolso y salí de la habitación dando un último vistazo a esta. Lo único que podría extrañar de aquí podría ser la almohada, aunque el póster de Nick Fury parecía de lo más feliz por mi decisión, pensé.

Bajé las escaleras mirando a Eleonor sentada en el suelo acariciando a Mint.

No voy a mentir, sentí algo de calor cuando elevó su mirada hacia mí.

- Bien, aquí las llaves- le entregué el llavero mientras ella se ponía de pie- Tienes mi número así que si sucede algo, no esperes en avisarme.

-¿Cualquier cosa?

-Cualquier cosa.

-¿Incluso si puedo arreglarlo?

-Incluso si puedes. -sonreí-.

Eleonor correspondió a una sonrisa similar a la mía. Me gustaba. Ella tenía 27 años, su cabello era corto, pelirroja, con grandes ojos de color avellana. A pesar de ser algo enana, era hermosa.

-Bueno, te avisaré.

-No te olvides. - bajé la mirada hacia Mint- y tú querida amiga, no me extrañes. -sonreí- te estoy dejando en buenas manos.

Su ladrido me hizo reír. La despedida era corta, como debía de ser.

Me balanceé hacia Eleonor, besando su mejilla en forma de un gracias y un hasta luego.

A Christmas Miracle •Where stories live. Discover now