Capítulo 120. Besos y Nalgadas

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Y así pasaron los meses, David cumplió diecisiete años, Daniel seis y el pequeño Mau dos, los gemelos tenían cinco meses y estaban mucho más bonitos que la última vez, después de que anunciaron a la familia que ya no se iban a divorciar Antonia pu...

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Y así pasaron los meses, David cumplió diecisiete años, Daniel seis y el pequeño Mau dos, los gemelos tenían cinco meses y estaban mucho más bonitos que la última vez, después de que anunciaron a la familia que ya no se iban a divorciar Antonia pudo respirar tranquila. Los tortolos volvieron a ser igual de dulces aunque a veces se pasaban de verga al derrochar su amor, José Luís cumplió su promesa y se realizó la vasectomía, la madre de David ya no fue un problema pues no conseguía salir de rehabilitación todavía, de alguna forma conseguía su droga dentro del centro así que siempre se estaba "rehabilitando".

Poco a poco la vida de nuestros protagonistas recupero aquella paz que encontraron en Colombia, está vez se asegurarian de que durará mucho más, ahora se encontraban todos en casa de Antonia, era una reunión casual para estar con sus nietos y obligar a Rodrigo Balmaceda a socializar con su familia, he de confesarles que a ninguno le cayó demasiado bien que su madre estuviera con un tipo unos años menor que ella pero luego de la regañada que les dio Verónica no les quedó de otra más que aceptarlo y esconder sus caras poco amigables.






– Ay pero si están enormes! — se emociona Antonia al verlos — Vengan aquí que la abuela les tiene unos regalitos — se lleva a los mayores — Ahorita vengo por mis bebés, nada de escaparse!

– Tu mamá está viviendo su sueño más grande — ríe tomando en brazos a Lea

– La verdad es que si — la imita — Oye Noah se me parece

– Y a quién querías que salga? — rueda los ojos — Soy una maldita fotocopiadora, ya tienes cuatro iguales a ti

– No te pongas celosa, tienes a tu mini ahí — señala a Lea que tenía la cabeza recargada en su pecho

– Dí a luz a cuatro, no es justo que nada más una tenga parecido conmigo — se mece

– Bueno hacemos la reversión y te hago otra niña — da de hombros

– Ni pensar! — ríe caminando al comedor — Será otro niño y ya son suficientes!

– No seas mala! — va tras ella — Otra princesita, una chiquitita

– Ya la tienes, no seas avaro — prueba de las rodajas de frutas

– No soy avaro, nada más me gusta tener bebés contigo — ríe

– Te das cuenta que ahora no necesitamos, condones, pastillas ni inyecciones? Vas a dejar todo eso? — lo encara

– Lea, eres la niña de papá, la única — asiente

Aquel Primer VeranoWhere stories live. Discover now