CAPITULO 8

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Ilenka

Me siento en la banca frente de la castaña mientras devora su antojo del día, viendo a Jarek acariciarle la barriga donde se encuentra su hijo, Jula me mira con una sonrisa cuando se sienta a mi lado todavía pensando en lo que le comenté sobre lo que paso hace algunas noches con Nicosh mientras estábamos esperando nuestros almuerzos.

-Bueno, por lo menos sabe cómo subirle la autoestima a una chica. -Comenta mientras le da un mordisco al sándwich.

-¿Le contaste lo de Nicosh? -Pregunta Kassia con la boca llena y Jarek me mira con curiosidad.

-¿Te metiste con Nicosh? -Me pregunta el castaño.

-No quiero que se entere todo el mundo de mis cuestiones íntimas. -Murmuro.

-Entonces no hables de eso en la cafetería. -Evidencia.

Ruedo los ojos y luego de un rato cuando comienzan a mirar extrañados el sándwich impoluto sobre el plato, levanto el sándwich y cuando estoy a mitad del mordisco mi teléfono vibra en mi bolsillo, suspiro terminando el mordisco pegando el aparato a mi oreja sin ver de quien se trata.

-¿Si? -Pregunto mientras mastico.

-Necesito que vengas a mi oficina cuando termines de comer. -Pide Nicodem y me levanto de la banca.

-Ahora voy. -Me apresuro a decir colgando la llamada.

Me levanto de la banca despidiéndome de mis amigos dejándole el sándwich a Kassia y me encamino a la oficina del rubio yendo hacia el ascensor en el fondo del pasillo. Pocos minutos después doy unos golpeteos en la puerta ignorando a la secretaria que se levanta de su silla mientras se acomoda la falda.

-No es necesaria la escolta, gracias. -Le digo con una sonrisa falsa.

-Pero es necesario que la anuncie con el coronel. -Responde con falsa amabilidad mientras toma el pomo haciendo que entrecierre los ojos.

-Repito. No es necesario, él ya sabe que iba a venir porque me llamo personalmente. -Remarco.

Le quito la mano del picaporte mientras entro cerrándole la puerta en la cara, blanqueo los ojos y doy un par de pasos viendo que la puerta del baño entreabierta escuchando a la secretaria abriendo la puerta nuevamente mientras me siento en la silla frente al escritorio esperando a que Nicosh aparezca.

-¿El coronel? -Me pregunta.

Escanea toda la oficina con sus ojos estancándose en mí, frunzo los labios fingiendo dudar, busco entre los bolsillos de mi pantalón y alzo los hombros negando con la cabeza.

-No, en los bolsillos no lo tengo. -Contesto con falso pesar y blanquea los ojos.

Entra a la oficina y golpetea la puerta del baño. -Señor, ¿Esta aquí? -Pregunta y Nicosh abre la puerta mientras mira a la castaña de arriba abajo con el ceño fruncido.

-Te dije que no podías volver a entrar a mi oficina. -La reclama.

-Entiendo señor, pero pensé que era necesario para anunciar a la señorita Rosenstock. -Se disculpa inhibida.

-Pues no. Ya puedes irte. -Ordena con un leve desprecio.

Trato de no sonreír sintiéndome extrañamente triunfal cuando la castaña me mira avergonzada antes de bajar la cabeza ante el rubio que la mira fría y despectiva mientras se va del cuarto. El coronel se sienta frente a mí cambiando su mirada a una más cálida haciendo que entrecierre los ojos un segundo mientras ladeo la cabeza. Interesante cambio de actitud...

-Pensé que acabarías de comer primero. -Comenta mientras busca algo entre los cajones.

-Solo me faltaba un bocado para terminar. -Miento y asiente distraídamente.

DestinadosWhere stories live. Discover now