Todo lo que viví

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-Entonces, te irás después de tu cumpleaños, supongo? Sabes, yo puedo conseguirte un trabajo, preciosa- Naraku bebió un poco más de la botella mientras la fogata en la que se habían reunido se consumía lentamente

-Rin vendrá conmigo cuando yo me vaya- lo interrumpió Kagome

-En serio, lindura?- respondió él, esta vez colocando su brazo en los hombros de Rin.

-Así es- la chica sacudió su cuerpo en clara molestia por el contacto innecesario- Y ya deja de decirme de esa manera. Mi nombre es Rin o Lirio si es que lo prefieres.

-Tranquila fiera- sonrió él de medio lado.

-Eres tonto? Dije que dejes de llamarme como se te da la gana!- gritó la chica levantándose.

-Oye, Rin qué te pasa? Naraku solo está siendo amable contigo, no seas grosera- se quejó Kagura, su compañera del convento, la misma que le había dado aquel cigarrillo el otro día.

-Te dije que no la invitemos. Rin solo finge ser genial, pero es igual a las monjas- añadió Kanna, hermana de Kagura.

-Es suficiente- se quejó Kagome- Si no les agradamos no nos hablen y ya. Nos vamos, Rin.

La chica dudó un poco. Era la primera vez que la invitaban pero ciertamente no se sentía a gusto en aquella "fiesta".

-Bien, vámonos-respondió finalmente, tomando la mano de su amiga

-Oigan ustedes ni siquiera piensen en usar nuestro bote!- gritó a la distancia Kagura- Si quieren irse, háganlo caminando!

-No tocaremos su trozo de basura!-gritó en respuesta Rin

-Oye, dijiste que serían mías está noche!- Naraku, claramente molesto, tomó del brazo a Kagura y la sacudió hasta lanzarla al suelo junto a la fogata.

-Qué demonios te pasa, imbécil? Yo las traje hasta aquí, que tú no seas capaz ni de hacer eso no es culpa mía.

-Que sea la última vez que me hablas así!- escupió Naraku

-Quieres que las traigamos de regreso, Naraku?- preguntaron nerviosos los otros chicos que solo habían estado observando la escena en silencio desde el inicio.

-Tengo que pedirles que lo hagan, inútiles? Vayan por esas dos de una buena vez!
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- Basta, tu medicina no me sirve de nada, humana.

Rin suspiró derrotada. Tratar con aquel ser era, como mínimo, desgastante. Se negaba a escucharla aunque después de insistirle un rato terminaba por aceptar sus pedidos. Así había sido desde que lo conoció, días atrás y esa mañana no era muy diferente.

Tras caer sobre el altar aquel día, la hermana Úrsula le ordenó limpiar el establo al amanecer, tarea para nada agradable, que sin embargo le daba la ventaja de escaparse al bosque vecino donde aquel extraño ser permanecía.

- Ya lo sé, solo estoy siendo amable ya que tú ayer me salvaste. Aunque después te largaste y me dejaste ahí tirada!

-No estabas sola, venían otros como tú-respondió evitando mirar hacia ella

-Como sea, debiste quejarte antes, tu herida es muy grande. Santo Dios, solo lo noté hasta ayer cuando me llevabas en tu espalda. Me dirás cómo te lastimaste así el brazo?.

- No.

-Por supuesto, por qué lo harías?. Oye, sabes, cuando yo era pequeña me subí a un árbol para tomar una fruta, me caí y me lastimé el brazo y Kaede-sama cuido de mí con esto.

-Terminaste?

-Con el cabestrillo?-preguntó en respuesta levantando la mirada para encontrarse de cerca con los atentos ojos dorados de aquel apuesto ser.

-Con tu historia-respondió mirándola fijamente.

-Ah, no de hecho iba a contarte que me lastimé varias veces por subirme a los árboles y siempre Kaede-sama...

-Aun quieres saber mi nombre, Rin?

-Qué? Claro, si, por supuesto. Cual es tu nombre?

-Cuando sepas mi nombre sabrás también que tipo de ser soy, aún así quieres conocerlo?

Rin dudó unos segundos. Luego de pensarlo brevemente asintió con la cabeza.

-Sesshōmaru-le susurró él al oído.

-Sesshōmaru-sama-repitió ella

Él se alejó nuevamente y miró hacia el convento. Ambos permanecieron en silencio un largo rato.

-Rin en adelante, incluso si pronuncias mi nombre en tu mente, yo lo sabré.

-Qué!?-gritó levantándose sorprendida

-Dije que puedo escuchar la canción que estás tarareando en tu mente.

-Sesshōmaru-sama eso no es justo!-volvió a gritar sintiéndose cada vez más avergonzada.

-Aun no tienes idea de quién soy, verdad?

-Cómo voy a saberlo solo con tu nombre?

-No sabes lo que significa mi nombre?-preguntó incrédulo levantándose para marcharse- Olvídalo, entonces.

-Sesshōmaru-sama, espere un segundo.-ella también se puso de pie- Bien, no lo sé pero lo sabré. Por cierto, estaba segura de que no me dirías como te llamas, por qué cambiaste de opinión?

-Me marcharé pronto.

-Te marcharás-repitió ella con un nudo en la garganta-Cuando?

-Cuando termine lo que vine a hacer a esta región-respondió él.

-Y no puedes... olvídalo. Sesshōmaru-sama antes de que eso suceda sabré cual es el significado de tu nombre.

-Rin, no le digas mi nombre a nadie más.
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-Kagome, estoy casi segura de que estaba por aquí, no lo viste?

-Qué pasa contigo, Rin, pensé que odiabas la clase de idiomas.

-Pues, no la odio, solo que no creía que sirviera para algo

-Y ahora sí?

-Es que necesito saber el significado de un nombre

-Cielos, Rin, ayer estabas tan emocionada por la fiesta de hoy y ahora estás tan inmersa en conocer el significado de no sé qué nombre-Kagome se sentó junto a su amiga, frente a una pila de libros, en la biblioteca.

-Santo cielo, Kagome, no hables tan fuerte!. Además esto es muchísimo más importante que una fiesta.-afirmó con determinación

-Vaya, supongo que realmente lo es-respondió la chica apoyando ambos codos en la mesa-Dame uno de esos, te ayudaré a buscar, por qué letra debo empezar?

Rin no dudó ni por un segundo en responder a su amiga.

-Kagome, lo siento, pero eso no es posible.

-Como digas-respondió dejándo caer aburrida la cabeza en la mesa.

La noche empezó a llenar el cielo con estrellas y ya Kagome se había adelantado a la habitación para cambiarse cuando por fin Rin descubrió el significado de aquel nombre.

Caminó desde la biblioteca a la habitación mayormente distraída.

Tan pronto como entró se cambió rápidamente de ropa. De repente sintió que le cubrían la boca unas manos y al darse la vuelta se encontró de frente con el rostro sonriente de sus compañeras Kanna y Kagura.

-Kagome nos está esperando fuera. Qué te tomó tanto tiempo, tonta?-Kagura pasó junto a ella y se descolgó a través de la ventana. Su hermana Kanna la imitó y por último ella también lo hizo





La Muerte Y La FlorWhere stories live. Discover now