Reglas entre ángeles y humanos

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Nuestras conversaciones se daban más que nada porque yo lo obligaba a escucharme.

Aunque la mayoría de las veces era yo quien iba hasta él, hubo una oportunidad en la cual él deliberadamente vino a buscarme.

El siguiente día de mi accidente en el altar de la iglesia, tal como pensé, Sor Úrsula me envió a limpiar el establo.

Como teníamos dos vacas blanquinegras, dos terneros y un viejo caballo blanco el lugar era un desastre de estiércol cada mañana.

Suspiré cansada antes de entrar. El hedor me golpeó el olfato nada más abrir la puerta de madera y hubiera podido vomitar el desayuno, si lo hubiese tenido antes de venir, claro.

Al otro lado del establo estaba él, acariciando la crin del blanco animal con parsimonia.

-Por qué sigues aquí?-pregunté dejando el balde de metal en la entrada para acercarme a él.

-Tenía curiosidad-me responde sin mirarme.

-Curiosidad? Sobre qué cosa?

-Qué haces aquí?-dice él, aún evitando mirar hacia a mí

-Quién, los animales o yo? El caballo, como verás, es demasiado viejo para ser montado y las vacas...no lo sé hacen lo que se supone que hagan las vacas-respondo pasando junto a él para acomodar los bloques de paja y empezar a limpiar.

-Eres la única capaz de verme.

-Entiendo, así que por eso tenías curiosidad, eh? Cielos, eres un tipo muy... inusual. Pero está bien, seamos amigos ya que insistes.

-Cómo haz concluido tal cosa?

-Viniste aquí para verme. Dijiste que tienes curiosidad por mí. Soy la única capaz de verte-respondo enumerando con mis dedos cada cosa- Definitivamente quieres que seamos amigos, de otra manera cómo explicas lo que haz dicho antes?. Deja de ser tan tímido y seamos amigos, eh?- digo extendiendo mi mano hacia él.

-No me interesa-dice después de darme una larga mirada que no logro descifrar y luego se aleja en dirección a la salida.

-Ya te vas? Oye!

-Estaré en el bosque
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-No me dirás tú nombre, cierto? Entonces, al menos dime de dónde vienes? Eres un ángel, un demonio? Te ves joven, qué edad tienes? Tienes esposa? Los que son como tú tienen parejas? Oye, respóndeme!-chilló mientras el sujeto frente a ella permanecía con los ojos cerrados.

-Qué, de todo eso, deseas saber realmente?-preguntó aún sin mirarla

-Tu nombre-la escuchó decir entusiasmada- empecemos por tu nombre!

-No lo necesitas

-De dónde vienes?!-replicó sin perder el ánimo

-De un lugar sin tiempo ni distancias

-Eres bueno o malo? Qué edad tienes?

Sesshōmaru volteó para mirarla a los ojos finalmente

-Eso depende

-De qué?-insistió ella

-Ser bueno o malo depende de quien te juzge. Y sobre mi edad, no lo sé

-Qué quieres decir? No sabes cuánto has vivido.

-Como dije, provengo de un lugar sin tiempo-respondió y se dispuso a levantarse para irse.

Rin hizo un puchero y lo miró desde el sitio en el que habían estado toda la mañana. Era su punto de encuentro no oficial. Un viejo árbol en las rivieras del río.

-Entonces, eres soltero o casado?

-Eso no te interesa, humana.

-Qué hay de esto?, tengo mucha curiosidad sobre algo. Respóndeme y te dejaré en paz, sí?-pidió levantándose para seguirlo

- Creía haber respondido tus preguntas

-Sabes que soy muy curiosa

-Hmp-fue la respuesta de aquel apuesto ángel o demonio, a quien le importaba eso.

-Tú puedes enamorarte de mí? Eso es posible? Si ahora digo que te quiero, puedes aceptar mis sentimientos?

-hipotéticamente, supongo.

-Hipo... qué?.-confundida pero decidida a saberlo, Rin se paró frente a aquel ser- Olvídalo, solo dime, eso ha pasado alguna vez?

-Más a menudo de lo que debería.-respondió deteniéndose él

-Y?

-Y ambos fueron castigados.

-Cómo-preguntó asustada- es decir por qué? Quién los castigó?

- El cómo, prefieres no saberlo.-dijo dando un paso hacia ella- La razón, un ángel no debe ser tentado y quién lo hizo...

-Ah!-gritó Rin aumentando la distancia entre ellos y sacudiendo frenética ambas manos- Tengo que limpiar el establo, será mejor que me vaya. Vendré mañana de nuevo, ni siquiera intentes evadirme!-se despidió entre gritos bajando la colina.

-Cobarde-murmuró Sesshōmaru
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-Encontré esto en un libro el otro día-anunció la chica sentándose junto a él.

Ante la falta de respuesta de su acompañante, Rin continuó hablando.

-Lo leeré para ti y luego me dirás tú opinión, de acuerdo?

-Haz lo que quieras-respondió él finalmente.

«Cuenta la leyenda que hubo un Ángel enviado por el creador a cuidar una mujer que vivía sola en el bosque durante una cruel guerra.

Cuando los pesares de la guerra abandonaron la región en la cual la mujer vivía, el ángel regreso al cielo, pero estaba tan triste que su nostalgia brotaba por sus ojos.

El creador lo observo un tiempo luego le llamó para preguntarle

-Qué es lo que sucede hijo mío?

-Padre, (dijo el Angel), no puedo dejar de pensar en aquella mujer. Le echo mucho de menos, te suplico que me dejes volver con ella.

El creador tocando su barba dijo.
-Sabes que si vuelves debes dejar tus alas . Y no podrás mentirle jamás, ni ella a ti y mucho menos podrás traicionarla, si ella lo hace, morirás.

Pero sobre todo, si tienen hijos deberás protegerlos con tu vida, pues otros ángeles irán tras ellos.

El ángel con los ojos luminosos acariciando sus alas dijo.
-Yo por ella daría mi vida.

Y desde entonces cuando una mujer se enamora de un ángel  este no le miente, es fiel y día a día la enamora sin pedir nada a cambio.

Dicen en los rincones del universo que cuando una mujer mira el cielo, los ángeles cuestionan su misión.»

-Lo ves? No fueron castigados!

-Lamento decepcionarte, Rin, pero eso es sólo una mentira.

-Pero!

-Morirán, ambos, ya te lo dije.

La Muerte Y La FlorWhere stories live. Discover now