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Estábamos a siete de septiembre del año dos mil veinte. Cuando mi madre llegó de trabajar, yo estaba cepillando mi cabello, Holly y Kookie estaban durmiendo, por fin se llevaban bien, apesar que Holly se comía la lechuga, alfalfa, heno y su comida especial para conejo, Kookie la apreciaba, o eso me hacía creer.

Me daba risa que Holly miraba a Kookie brincar y la imitaba, parecía más conejo que perro.

Cuando terminé de cepillar mi cabello el celular de mi madre sonó.

—Hola, Alex, ¿cómo estás?

Mi corazón se detuvo, desde hace meses que no sabíamos ni de Alex, ni de Minho, de Jackson, Mingi... Ni de Christopher.

Pasó un rato y mi corazón latía a mil por hora.

Colgó y yo estaba que me moría de los nervios.

—¿Qué pasó? –me atreví a preguntar.

—Hay un evento.

Carajo, durante este tiempo había pensado en que hacer respecto a Bang... Y estaba superandolo, según yo.

—¿En el salón?

—No... Es en Busan.

—¿Cuándo?

—El doce, ¿vas conmigo?

—¿Puedo ir? Sigo siendo menor de edad, así que no sé.

—Es un lugar privado, nos van a llevar en un transporte, son cinco horas de viaje y regresariamos al otro día. Nos veríamos en el salón.

Mordí mi labio y asentí.

—Si, voy.

—Okay...

12 de septiembre 2020.

Moría de nervios, había teñido de nuevo mi cabello ahora de un color morado. Más rosado que morado, en realidad.

Llegué al salón, después de un buen tiempo de no ir. Y lo primero que vi... Hyunjin.

Pero, como lo sospechaba, ya no sentía nada al verlo. Tenía el cabello largo, y su cubrebocas solo me dejaba ver la mitad de su rostro. Agaché la mirada y tomé un poco de la leche con chocolate que había comprado.

En eso llegó JaiSang, el señor que desde hace años lo conocía, trabajaba de mesero y también trabajaba en el salón entre semana como supervisor.

—¡Señor Park! —dije emocionada.

—¡Oh, Hana, que milagro verte, ha pasado demasiado tiempo! Que linda estás, te has puesto más linda en esta cuarentena, Hana.

—Muchas gracias, señor Park, es bueno verlo de nuevo.

La plática no duró mucho y el señor JaiSang se marchó para seguir con sus labores.

Volteé y vi a Hyunjin mirándome, claramente éste bajo de inmediato la mirada y seguía pintando el salón de enfrente.

Suspiré y sonreí ante mi madre.

—Me siento nerviosa. Ojalá que no me equivoque en las canciones. —reí.

—Ya somos dos, Hana.

Pasaba el tiempo y eran las nueve y media de la mañana, nadie había llegado...

Vi a Felix, y él corrió a abrazarme tomándome desprevenida.

—¡Hana, por dios, te teñiste, te queda muy lindo ese color! ¿Ya viste a tu novio?

—¿Quién? —pregunté ingenua.

—¡Hyunjin, claro!

—Ouh, no es mi novio.

—Eso no decías antes.

Sonreí incomoda y vi una camioneta blanca llegar, junto a Alex.

—Hola, Alex.

—¡Mis chicas favoritas, es bueno verlas de nuevo!

...

Pasó el rato, mi madre y Alex seguían hablando del tema de controversia, la maldita y jodida pandemia.

—En lo personal, no creo que exista eso. He estado cerca de gente con esa enfermedad y no me ha pasado nada, no me he contagiado, utilizo el cubrebocas por que lo piden, pero la mayoría del tiempo no lo hago.

Bufé y moví mi pierna de impaciencia, yo solo quería ver a una sola persona y aún no llegaba, y odiaba esperar.

Llegó primero Jackson, quién no dudo en abrazarme.
Después llegó Mingi.
Y por último, la persona que más anhelaba ver.

Mi corazón parecía querer salirse de mi pecho, me sentía demasiado nerviosa.

Minho se acercó y me saludó, y después él. Me saludó como si nada.

Un simple beso en la mejilla y se fue.

Entonces concluí que lo nuestro no seguiría, de lo contrario siquiera hubiera un abrazo de por medio.

Era eso o yo era demasiado desesperada.

Era eso o yo era demasiado desesperada

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✧ OH MY, OH~!¹ | CHRISTOPHER BANG. ✧Where stories live. Discover now