❝ Se decía que la forma más fácil de matar a la tentación es terminar cediendo a ella. ❞
Cansada de ser la típica chica inocente e introvertida, Hana decide experimentar el peligro y la adrenalina de mano del amigo de su madre, Christopher Bang...
Comencé a molestarme. ¿Porqué tenía que enseñarle mis conversaciones? ¿Acaso yo le pedía las suyas con Kim? No, porque sabía que era algo privado, así como las miles conversaciones dulces con Hwang. Y sí, me daba vergüenza que vieran esa faceta de mí.
Bueno... Los que no me conocían físicamente...
—No. —dije cortante levantándome de su cama.
—Hana, muestrame los mensajes.
—¡No! ¿Porqué? Es privado, son mis mensajes.
—¿Tienes algo que ocultar?
—¿A ti te gustaría que revisarán tus conversaciones con Kim?
Sara bufó y estiró la palma de su mano.
—Enseñame los mensajes o le diré a mamá.
No tenía otra opción, maldita sea Hana, ¿cuándo aprenderás a quedarte callada? Tonta e ilusa.
Bufé y desbloquee mi celular, entré con rapidez al chat eliminando las conversaciones.
—Estoy esperando.
—Esta cosa se traba, sabes que mi celular es una porquería.
Al terminar de eliminar esas pocas conversaciones se la mostré..
Hasta que se burló...
—Que cursi salió..
Rodé los ojos.
Cuando terminó de leer me devolvió el celular y suspiró.
—Solo te digo que tengas cuidado, tú no sabes ocultar las cosas y mamá te puede revisar el teléfono.
—Nunca me lo revisa.
—Conmigo si lo hacía.
Me encogí de hombros y agaché la mirada.
—No soy igual que tú.
Sara suspiró.
—En fin, también ese cabrón no sabe en lo que se mete, mamá puede meterlo a la cárcel y lo sabes.
—Ay, bueno ya, ni siquiera sé porqué te conté.
Seguí estudiando hasta que llegó Kim.
—Amor, Hyunjin ya puso manos a la obra.
Fruncí mi ceño y la mire.
—Sara —dije entredientes.
No quería que Kim supiera, su humor era negro y lo odiaba a veces, se burlaba de mis gustos, de música... De Hwang... Inclusive una vez que me teñí el cabello de azul se burló tirando mi autoestima al suelo. Eso sin contar todas las veces que me hizo sentir mal con mi físico.
Y Sara... Nunca dijo nada para defenderme.
—Ya le envió mensaje...
—Ugh, genial...
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