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— ¿Papi? —el mayor movió su cabeza, dando a entender que le estaba escuchando— Hoy es el cumpleaños de unos de mis amigos, y van hacer una celebración en el parque... ¿Puedo ir?

— ¿En el parque?

— Sí, si quieres te puedo comprar mandarinas.

El niño recordaba unos de esos comentarios espontáneos que su padre solía tener cuando se sentía aburrido o cansado; esta vez recordó cuando su padre le dijo con plena confianza "Creo que el señor mandarinas es bastante guapo." Desde entonces, el menor hacia pequeñas bromas, como: "Le diré al señor mandarinas lo que me dijiste", "Son novios, se gustan, se quieren, se besan sus bocas~", entre otras.

— Eres astuto, Tae-ho, pero no, no irás, recuerda que tienes que hacer la tarea de matemáticas.

— ¡Eso es aburrido! Papi, ¿Qué debo hacer para que me dejes ir?

Hoseok pareció pensarlo— Mmm, hagamos un trato, si tu terminas la tarea y te portas bien, podrás ir, y talvez te compre algo. 

— ¡Acepto!

[...]

— Papi... esto no era parte del trato.

A Tae-ho no le agradaba la idea que su padre lo acompañara a la fiesta de su compañero; quería demostrarles a todos que era grande y que nadie lo tenia que cuidar.

— Cálmate, ni siquiera te acordaras que yo existo. —el niño lo miro dudoso— Estaré con El señor mandarinas, —le guiño el ojo— si necesitas algo, sabes donde encontrarme. —revolvió el cabello del menor, despeinándolo, para después irse.

— ¡Wow, Tae-ho! ¡Tu papá es super cool! —dijo esta vez un niño morenito, quien abrazó alegremente a Tae-ho— Ven, vamos, apúrate. Hay unos chocolates super ricos, apúrate porque si no se los comen los demás y no te dejan ninguno.

Por su parte, Hoseok estaba a pocos metros del puesto de mandarinas, escondido detrás de un árbol, esperando que el pálido no notara su presencia; de un momento a otro, se había puesto nervioso, y se arrepintió de estar ahí.

Soltó un suspiro, acomodó su ropa, peinó su cabello hacia atrás y caminó en dirección al chico. No podía ser tan cobarde, la razón por la que estaba ahí —aparte de su hijo— era él, El señor mandarinas, y no podía esconderse detrás de un árbol toda la tarde.

— H-hola.

— Hola. 

— S-soy Hoseok, Jung Hoseok.

— Min Yoongi, un gusto.

— Yo... —¡Vamos! ¡Es tu momento!, se decía así mismo Hoseok— Comprare 2 mandarinas. —Y todo se fue a la basura.

El pálido asintió; toqueteaba las mandarinas, buscando las más grandes y jugosas, un lindo detalle, pero Hoseok parecía no tener idea de aquello. Después de unos minutos, el más bajito le dio una bolsa plástica con las 2 mandarinas.

— Son 5 wons. —Hoseok frunció el seño, ¿Las mandarinas estaban tan baratas?, pero no dijo nada, simplemente le dio el dinero a Yoongi.— Gracias. —justo cuando Hoseok se estaba yendo, el pálido interrumpió su andar— Oye... ¿Me puedes dar tu numero?


El señor Mandarinas - YoonseokWhere stories live. Discover now