Capítulo 33

14.2K 880 24
                                    

Madeleine

- Simplemente no digas que tu segundo regalo es otro papel, donde ya está escrito que tú y yo estamos casados - me apresuro a expresar mi suposición.

- ¿Te importaría?

- ¡¿En serio?! ¿Es este el segundo regalo?

- Relájate, mujer libre - Alexander se rió entre dientes - Yo no haría eso. Eso sería demasiado... No quiero ser un maníaco que se apresura a ponerte cadenas. Me gustaría que suceda en el lugar adecuado, y que tengas la oportunidad de decir si lo quieres o no.

Involuntariamente, recordé mi boda con Martín. El era bueno. Incluso pensé que era feliz. Parecía que todo estaba por delante de nosotros, que experimentaría todo lo mejor de mi vida en matrimonio con él... Y
El encuentro con Alexander me hizo mirar todo con realismo. Y si no fuera por este encuentro, tal vez no me hubiera enterado de la traición de mi exmarido.

- ¿No quieres casarte conmigo?

- Si quiero... solo...

- Sé que ya tuviste una boda, igual no necesitamos casarnos si no quieres

- No, si quiero hacerlo - entrelazó su mano con la mía. - Realmente si quiero casarme contigo. Como una vez quise e imaginé...

- ¿Te imaginaste nuestra boda? - levanta las cejas sorprendido, y yo comienzo sonrojarme de la vergüenza.

- Bueno si. Sin embargo, mis deseos no han cambiado.

- Entonces está decidido.

- Sí, está decidido. Entonces, ¿cuál es la segunda sorpresa?

- ¿Me perdonarás por hurgar en tus cosas?

- ¿Qué es lo que estabas buscando?

— Vi tu caja, la que pusiste junto a la cama. Te vi quitarte los aretes y la cadena todas las noches antes de acostarte y poner todo dentro. Rebusqué allí un poco para encontrar algún anillo tuyo. Encontré... un anillo de compromiso.

Mi sonrisa desapareció de inmediato y mi corazón comenzó a latir aceleradamente. Debe haber sido muy desagradable para él encontrarlo.

- Tú...

- Me lo llevé a...- no terminó, metió la mano en su bolsillo. - De todos modos, te compré un anillo - abre la caja de terciopelo rojo.

Es... un anillo de compromiso con un diamante.

- Ah... Oh Dios... - respiré, poniendo mi mano sobre mi pecho, que se agitaba muy rápido
por la emoción. - Es muy bonito.

Alexander saca en silencio el anillo de la caja y me apresuro a darle la mano.

- Quería hacerlo un poco más tarde, pero de alguna manera no pude resistirme - me pone el anillo en el dedo derecho.

Me desabrocho el cinturón de seguridad.

- Gracias - trato de darle un beso corto, Alexander instantáneamente entierra los dedos de su mano en mi cabello, acercándome más. Nos besamos tan apasionadamente que olvidamos por completo que estamos frente al edificio donde doy clases, apenas me separo de él, pasándome los dedo por los labios

Miro por la ventana, y ahí están mis alumnos, que están en la edad en que ya entienden todo.

- Salgamos de aquí - me río, abrochándome el cinturón.

- ¿Son tus alumnos?

- Sí.

Lo peor es que conocen a Martín.Después de todo, solía venir a verme al Liceo. Saben que era mi marido. Ahora probablemente piensen que tengo un amante.

* * *

Han pasado varios días. Mucho ha pasado en estos días. En su mayoría agradable. Ya al ​​tercer día después de nuestro modesto compromiso, presentamos una solicitud en la oficina de registro. Incluso se lo conté a mis padres. Mamá se echó a llorar y dijo qué que diablos estoy haciendo con mi vida, mi padre no dijo nada en absoluto y solo Dasha estaba sinceramente contenta. La invité a la boda. Y también una de sus amigas. Lo es, por si acaso. Necesitaba un testigo. Alexander también tendrá un par de amigos. Decidió no invitar a su madre por razones obvias. Todavía estaba muy resentido con ella por mi culpa.

Mi familia piensa que estoy viviendo mal mi vida. Según ellos quieren algo mejor para mí.

Hoy era un día libre, pero Alexander tenía que estar en el trabajo. Se fue muy temprano, pero prometió volver a tiempo para la cena. Ya era casi la hora del almuerzo. Ivanna y yo casi terminamos de poner la mesa mientras esperábamos a su padre.

- Déjame alimentarte.Sé que tienes hambre.

- ¡No, esperemos a papá!

Es una chica muy sociable y familiar. Incluso da miedo imaginar que algún día no será así. La niña está creciendo. Cambiará. Estoy seguro de que será una belleza y una chica muy inteligente.Trataré de ser una buena madre para ella. Siempre la cuidaré. No importa qué.

- Muy bien vamos a esperarlo

El timbre sonó.

- ¡Papá ha llegado! - La niña salió corriendo de la cocina.

- ¡Ivanna, detente! - Corrí tras ella. - ¡tú Papá tiene las llaves! ¡No abras!

Ivanna me escuchó. No abrió. Ella solo se paró en la puerta y me esperó obedientemente.

Voy a la puerta y miro, y ahí está esta mujer.

Abro la puerta, encontrándome con los ojos de la morena.

- ¿Necesitas algo?

- ¿No me recuerdas?.. - Agnia alzó una ceja.

- Si te recuerdo. Simplemente no entiendo por qué viniste de nuevo y a que.

Ella entendió todo. No estoy de humor para ser amable.

- ¡Hola! - saluda a Ivanna, alejándose de la conversación conmigo. - ¿Me recuerdas?

- Ivanna, ve a la cocina, por favor - le pido amablemente a la chica. - Estaré ahí. En poco tiempo.

- ¡Bueno! - Ivanna sale corriendo, dándose cuenta de que no habrá nada interesante para ella aquí. No debería escuchar lo que podría tener que decirle a esta mujer.

.


.


.

Nota de la autora:

Que les pareció el capítulo espero y lo hayan disfrutado

Para adelantos o noticias pueden seguirme en mis redes sociales:

Instagram: danielismrodriguez | twitter: bluessunnyyy

Nos vemos pronto

Besos💋

Danielis M Rodriguez

Mamá para su hija© { ✓}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora