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Jake se mantuvo quieto, casi congelado observando al reflejo de la "feliz pareja" Que ya no estaba ahí, ¿Cuanto tiempo había pasado? Jake se sentía en una nube de plomo, contradictorio, si, pero así se sentía.

Sus pies estaban pegados al suelo, su torso rígido como árbol y sus ojos fijos como ojos de muñeco en un solo lugar.

Jungwon lo sacó de su ensoñación, dándole una palmada en la espalda que por la sorpresa lo hizo gritar.

El menor retrocedió, dándole una sonrisa casi burlona que parecía más bien una mueca entre aterrada y cómica, algo así como cuando estas aterrado pero te cuentan un chiste malo.

Jake lo observó y sintió sus pulmones doler al aspirar el aire frío que comenzaba a llegar gracias al otoño cercano. Jungwon le preguntó si todo estaba bien y él solo se limitó a asentir haciendo uso de sus clases de teatro dándole una sonrisa tranquilizadora.

Creí haber visto a alguien conocido, disculpa— respondió, Jungwon le sonrió aceptando esa respuesta —¿Los demás donde están?

Riki llegará pronto, Sunghoon esta con Sunoo en la cafetería que esta antes de llegar al centro comercial— le respondió el de rasgos felinos.

Específica cuál— dijo el mayor —Hay como 4 cafeterías solo en la calle del centro comercial— respondió dándole una pequeña risa.

Jungwon no notó, o sí lo hizo pero no mencionó, que las manos del mayor comenzaban a soltar un líquido rojizo que inundó su olfato y lo hizo dar un respingon en su nariz que se excusó diciendo que era por el aire frío que ponía sensible su nariz, cosa que no era mentira, pero no hacia tanto como para irritarlo.

Jake sentía el escozor de sus manos, picando por la curación rápida de los alfas que le permitía hacerse varias heridas y sanar velozmente, sintió el ardor que un mes y medio sin cortar sus uñas le habían rendido homenaje a su sangre, clavándose en sus palmas y dejando un pequeño camino de ese líquido que Jake odiaba.

Evitó rascarse para no abrir aún más la herida y empeorarla mientras Jungwon le contaba algo sobre cómo alguna Omega que había conocido hacía poco lo había estando ignorando y él se negaba a volver a hablarle mientras ella le tratara de esa forma.

Vió del otro lado de la calle a Riki, a quién le hicieron señas para que cruzará la calle y este les sonrió suavemente y alzó dos dedos de su mano en modo de saludo.

Comenzó a caminar al ver el semáforo en rojo y la señal de cruce en verde, aceleró un poco el paso cuando estaba cerca de la acera. Pero algo pasó.

Una luz brillante que venía por su lado derecho lo cegó y sin previó aviso sintió un abrupto golpe contra su costado derecho que lo hizo rodar por el capo hasta el techo del auto. El torso del conductor del vehículo rompió el cristal y solo se vio su rostro lleno de vidrios incrustados en él.

Jungwon y Jake observaron la escena mientras escuchaban los gritos de las personas.

El primero en salir del trance fue Jungwon, corriendo a ayudar a Riki quien se encontraba, si Dios oía sus olegarias, solo inconsciente y muy herido.

Jake corrió al lado de Jungwon con sus manos comenzando a temblar y sostuvo con cuidado el rostro de su joven amigo.

¡Ambulancia!— gritó Jungwon con toda su fuerza —¡Llamen una ambulancia, ahora!

Varias personas comenzaron a marcar el número mientras otras tantas se encontraban en shock o murmurando algo.

El frío del atardecer era lo más perturbador, un frío cálido, de estos que te causaban un escalofrío desde las piernas hasta la coronilla de la cabeza, las luces del auto estrellado contra el poste del semáforo que entre parpadeos cambiaba su señal de verde a rojo, indicando que no se podía pasar ahora.

De alguna forma logró reconocer el modelo del auto y tomó algo de impulso con sus manos y piernas débiles ante el shock para acercarse a reconocer al sujeto o al menos la placa, esperando que solo fuera un terrible mal entendido y que realmente nada de esto estaba relacionado entre sí.

Pero su corazón se saltó un latido al darse cuenta de la desgracia frente a sus ojos, el conductor del vehículo, aunque en muy mal estado, podía llegar a reconocerlo, más de una vez lo habría visto en el edificio principal en Gangnam de Sinar Tour, era uno de los trabajadores encargados a Jay por su padre.

No Riki— murmuró Jake aún mirando el cuerpo de su amigo —Él no tiene nada que ver, no tiene que pasar esto, no debería pasar esto.

Su cuerpo comenzó a temblar al ser consciente de lo que estaba pasando, Riki estaba muriendo si no es que ya estaba muerto, su amigo más joven se encontraba colgando de un delgado hilo entre la vida y la muerte.

Las lágrimas corrieron por sus mejillas, marcando un antes y un después en su actual sentir, un repentino y helado viento congeló el débil rastro que dejaban aquellas gotas en sus mejillas y sintió esos lugares rígidos.

No podía hacer nada, ni decir nada, no tenía ningún entrenamiento médico, ni experiencia en situaciones así, mucho menos sabía cómo lidiar con un moribundo, a penas sabía cómo pasar sus resacas.

Miró a Jungwon aterrado —¿Qué haremos ahora?— preguntó débilmente y con los ojos demostrando un terrible dolor y terror.

Jungwon trago duro mientras sentía el peso de aquellas palabras sobre sí mismo, ¿Qué harían ahora? Riki era un estudiante de intercambio, su familia estaba en Japón y no podrían visitarlo sin un permiso especial, era un chico de a penas 17 años, no tenían forma de avisarle a sus padres de lo que estaba pasando, y si Riki moría todo sería peor, no sólo por la responsabilidad de hacerlo saber a los padres del chico, sino por el remordimiento de sentir que todo era su culpa por haberle dicho que salieran y se encontrarán en aquella calle.

Si la muerte de una mascota dolía, ¿Cómo se sentía el perder a un hermano?

No sabe cuánto tiempo ha pasado, solo sabe que la ambulancia llegó y casi le arrebatan el cuerpo de su amigo en un gesto desesperado por salvarlo al confirmar que aún mantenía un débil pulso que les daba la esperanza de salvarlo.

Al preguntar por quién debería ir en la ambulancia para acompañarlos entró en una especie de modo automático, poniéndose de pie y murmurando que él iría y subiéndose a la ambulancia, dejando al australiano en el piso consternado, llorando y en pánico.

Pero Jungwon no sabe qué hacer no sabe qué decir, porque esta vez no era Maeumi el que había muerto, K no era nadie para ellos, esta vez era Riki, el chico que se había acercado a ellos un día pidiendo una dirección en la calle, el chico que les pidió ayuda a encontrar la Sala de computación, era el chico que les había preparado su postre favorito para agradecerles por las molestias, no era un cualquiera, era su hermano de otra madre el que estaba a punto de morir, y Jungwon no podía pensar en nada más que en aferrarse a la mano de su amigo y pedirle con todas sus fuerzas a cualquier ser celestial superior a él que lo ayudara.

Nada de esto debió pasar— murmuró el rubio viendo la ambulancia alejarse.

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𝘠𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘔𝘪𝘯𝘦 - 𝘌𝘕𝘏𝘠𝘗𝘌𝘕 #𝘑𝘢𝘺𝘏𝘦𝘦𝘑𝘢𝘬𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora