Capítulo XXIX

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-- ¡Meg! -grita al verme mi ojo derecho. Se avalanza sobre mi y la cojo dandole un fuerte abrazo aunque con cuidado. No hay ganas de romperle una costilla sin querer.

-- Hola cielo -le digo acariciando su melena pelirroja. Ella se aparta con cuidado y me mira sonriente.

-- Te hemos hechado de menos. Me alegra que hayas vuelto -dice contenta. Sonrio y le doy un beso en la frente.

-- Vamos que hay mucho de que hablar.

Ella se agarra de mi brazo y ambas bajamos las escaleras hasta el jardín donde ya nos esperan para la hora del té. (Jardín interior o invernadero) Nicolas esta sentado observando el jardín repleto de flores de todos los colores y olores que inunda el lugar con su maravilloso aroma. Me acerco a é y paso mis manos por sus hombros captando su atención. Me dedica una sonrisa llena de felicidad y luego la traslada a Gwen.

-- Todo esta preparado Lady Holmes -murmura Lesley apareciendo con una vandeja pasta de dulces persas de importación.

-- Gracias. Ya puedes retirarte -le digo haciendo un gesto. Ella asiente y se retira de forma silenciosa.

Me siento y sirvo el té a mis dos acompañantes. Hecho un poco de leche y miel al mio mientras los demás se sirven. Remuevo con la cuchara y le doy un sorvo. El sabor dulce inunda mis papilas gustativas y no puedo evitar inalar el maravilloso aroma de las hierbas. Si bien la sangre es maravillosa reconozco que la comida humana me encanta y doy gracias de poder degustar las dos cosas.

-- ¿Cómo van las cosas por aquí? -pregunto para romper el silencio. Nicolas y Gwen se miran y se que algo no va muy bien. Llevo el baso a mis labios dispuesta a darle otro sorvo.

-- Todo bien, salvo por el hecho de que hace unas semanas me meti en una pelea en la que acabo un chico en el hospital con heridas grabes -responde como si nada Nicolas.

Al escuchar sus palabras no puedo evitar escupir el té por la sorpresa. ¿Qué?

-- ¡Nicolas! -grito enfadada. No me lo puedo creer, no es propio de él.

-- No te preocupes, estoy bien -responde metiendose en la boca un dulce.

-- No estoy preocupada por tu bienestar. Se que nadie te hara daño. Te podria atropellar un camión y estarias tan tranquilo como si nada. Me cabrea que no me avisaras del problema -afirmo exasperada-. ¿Por qué te metiste en la pelea? ¿Quien la comenzo? Responde. -exijo.

-- Fue por mi culpa -esponde Gwen con un hilo de voz. La miro y veo que tiene la mirada baja y no para de frotarse las manos nerviosa.

Suspiro y me siento de nuevo bien. Cruzo las piernas y les observo.

-- Explicadmelo -ordeno seria.

-- Habían acabado las clases antes porque el profesor había tenido una urgencia y no vendria ese día, me dirigía hacía mi coche para volver a casa contenta por poder volver pronto. En eso aparecieron dos chicos que conocia de vista por encontrarmelos por el campus. Segui mi camino pasando de ellos y de sus comentarios obcenos. Entonces aparecio un tercer chico delante de mi barrandome el paso. Intente retroceder pero me era imposible. Me habían acorralado -se queda callada y con la voz estrangulada.

-- Al ver lo que pasaba un amigo mio me aviso y fui corriendo a ayudarla. Dos amigos me acompañaban -sigue Nicolas-. Esos chicos solo se llevaron lo que se merecian.

Suspiro y alzo los ojos para contemplar el cielo. Humanos. Dan demasiados problemas.

-- ¿El qué está en el hospital es uno de esos chicos que te molestaron? -pregunto sin mucho interes en el tema.

Holmes "El Angel de la Muerte" [Libro 1]Where stories live. Discover now