Capítulo VI

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Espero que os esté gustando la historia. Si es así me gustaría que votarais y comentarais, para saber vuestra opinión.

-- ¿Billy? -le llamo.

El hombre sale de una habitación con la silla de ruedas. Aún recuerdo cuando solía correr, saltar y perseguirme por todos lados.

-- ¡Meg! No te esperaba -dice sorprendido pero contento.

-- Ayer no pudimos hablar con calma así que he venido hoy.

Sonrío y le sigo hasta el sofá.

-- Supongo que te acabas de encontrar con Jacob al salir. Se acaba de ir.

-- Si, don empujones. No sabía que era Jacob hasta que hace un momento me lo ha dicho Seth. No puedo creer que ese sea el mismo niño que me perseguía allá donde iba la vez en la que me quedé tres días. Ahora es más grande que yo, incluso parece que tenga más edad de la que tiene. Desde luego, tenéis unos estupendos genes. -recordar esos tiempos me hace sonreír-. Hacia tiempo que no venía. Aunque mi Concepción del tiempo es diferente a la tuya. ¿Qué edad tiene ahora?

-- Aunque no lo parezca, apenas tiene dieciséis -Pues sí que no lo parece-. Pero cambiando de tema, ¿cómo te va todo?

-- Pues como hace diez años. Sigo viviendo en mi castillo cerca de Londres. He repetido algunas carreras para matar el tiempo. Incluso aprendí a cocinar como una auténtica chef profesional. Viajo mucho e intento ocultarme todo lo que puedo para no ser rastreada.

Billy suspira, tal vez se esperaba que algo hubiera mejorado en mi situación de fugitiva, pero nada, todo sigue igual.

-- Vaya, que pena. Pensé que algo más bueno habría pasado. -dice con una sonrisa triste.

-- No le pidas peras al olmo, Billy. Los Vulturis no me dejarán jamás en paz.

Por mucho que me moleste he aprendido a vivir con ello. Charlamos durante un buen rato, luego le preparo el almuerzo para él y la cena.

-- Creo que iré a ver a Sam -digo-. Tengo curiosidad por ver al nuevo alfa. Por lo que me ha contado Seth, todos saben quién soy y qué no soy una amenaza. Luego puede que vaya a ver a Quil Ateara.

-- Podrías quedarte a la fogata de esta noche -me invita contento con la idea.

-- No sé si podré. Me toca hacer de niñera de Bella. Nadie quiere que la maten mientras duerme -él suspira algo desilusionado-. Aunque si ella se apunta no pasaría nada. Luego la llamaré para avisarla y que Edward la traiga hasta el límite de la frontera.

-- Está bien.

-- Bueno, adiós -digo mientras me marcho-. Y que aproveche la comida

Él sonríe. Estoy segura de que cuando me de la vuelta ya atacará la comida como si no hubiera comido en meses.

Camino tranquilamente, siguiendo las indicaciones que me ha dado Billy para llegar a casa de Sam. Llego a una casa algo pequeña pero acogedora. Algún día de estos me compraré una cabaña así aquí. De esa manera tendré un sitio para alojarme sin molestar a nadie, aunque estoy segura de que a Billy le encantaría tenerme en su casa siempre.

Pico la puerta y espero a que me habrán. Sale el chico con el que baile en la fiesta. Me mira y sonríe de oreja a oreja.

-- Hola -saluda-. Soy Embry, nos conocimos en la fiesta de los Cullen.

Su sonrisa pícara me alerta de sus intenciones, cosa que me regocija.

-- Sí, me acuerdo de ti, por cierto soy Megara.

Holmes "El Angel de la Muerte" [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora