La Señorita Perfección

83 1 0
                                    

Comenzó la universidad luego de estos dos años de virtualidad y la verdad es que tenía muchísima emoción por conocer en persona a mis compañeros que han compartido conmigo estos últimos dos años de carrera en medio del desastre pandémico.

Me he sentido muy sola, porque... era como cursar sola. Encerrarme en mi habitación frente a una pantalla no era algo que me gustara demasiado. Extrañaba a mis compañeros del año anterior, las juntadas en la casa de alguien, las charlas y carcajadas en la plaza... de repente ya no tenía todo aquello.

Bien, como decía...

Llegó el día de la primera clase de los jueves, mi vestuario era el más colorido entre la multitud y mis ondas capilares hacían de la combinación algo mágico e inusual.

Entré unos minutos más tarde a la clase debido a que no encontraba el aula, había estado dando vueltas alrededor de la sala del octavo piso hasta que finalmente logré encontrar el número.

Con mi mejor sonrisa ingresé, saludé a todos y me senté en una de las mesas del frente. Nos estábamos presentando con nombre y apellido ante nuestros compañeros.

Minutos después, llegó Lucas con su hermoso par de ojos azules. Por un momento me perdí en el profundo mar que habita en su rostro. Por su voz supe que era el chico que solía ayudarme cada vez que pedía alguna tarea en el grupo de WhatsApp.

— Hola, ¿Lucas? —con entusiasmo le sonreí. Él me miró y también sonrió— ¿Te acordás de mí? —se rió de una manera amistosa.

— Ahhh sii, me acuerdo de vos... —respondió muy amable. Hasta que la profesora nos interrumpió con la clase.

Luego la profesora nos animó hacer tarea en grupo para romper el hielo, es decir, para entrar en confianza con el resto. Nadie se animó, nada más Solange y Lucas hicieron pareja para completar el ejercicio teórico.

Solange no paraba de hablar, se sentó prácticamente al lado mío, en diagonal, en dirección contraria a todos los demás compañeros. Fue muy curiosa su actitud porque comenzó a mirarme de arriba abajo como con desdén y cuando yo le preguntaba algo a la profesora ella se quedaba en silencio para prestar atención a lo que yo dijera.

Estábamos bajando por las escaleras, ella iba justo adelante mío con Lucas. Se giró un poco para ver hacia atrás, me miró de reojo y continuó hablando con el chico.

— Vení. Mejor bajamos por el ascensor. —se desvió de las escaleras y él la siguió.

En ese momento, mi cabeza se comenzó a llenar de preguntas y más preguntas. No lograba entender qué estaba pasando.

Días después, pasó algo similar al salir de esa misma clase. Lo único que se me ocurrió fue que tal vez ellos no quieran juntarse con gente que no sea de la realeza como ellos, por lo visto pertenezco a la plebe y no lo sabía.

Decidí no ponerle atención a esas malas acciones, así que continuaba siendo de lo más amable con ellos a pesar de que apenas me respondían. Los profesores suelen tenerlos como el gran ejemplo de sus clases y no desaprovechan ninguna ocasión para destacarlos.

Todos sentados luchando con nuestros diseños en clases de tecnología y el profesor remarcando errores.

Llegó nuevamente el jueves y ahí estaba la Señorita Perfección, sentaba mirándome con desdén como de costumbre. Sí, bienvenida a la presencialidad, otra vez.

La verdad es que nunca supe cuál era su incomodidad para conmigo. No veo que trate a los demás del mismo modo que a mí. Es extraño. ¿Cómo es que a veces nos cae mal alguien a quien no conocemos?

Ella es el tipo de persona muy competitiva y presumida. A simple vista es una chica normal, tiene el pelo negro y ondulado recogido en una trenza cosida, es delgada con vestuario discreto en tonos oscuros. Suele pasar desapercibida ante todos los demás, pero su actitud no es la mejor.

Un buen día yo bajaba del ascensor y corrí a través de la sala del tercer piso para abrir la puerta del aula de tecnología. Al llegar y girar el picaporte me di cuenta de que estaba con llave. El profesor al parecer no había llegado.

—¿No vino el profesor? —distraída, pregunté a unas chicas que estaban sentadas en el banco detrás de mí. Ahí reconocí a 'Me Lady' y su aparente nueva compañía de cabello azul.

—No, todavía no llegó... Hola... —ella respondió con cierta soberbia en su voz y el gesto de su rostro.

—Hola, ¿Todo bien? —reí nerviosa e incómoda, fingiendo estar distraída mientras me sentaba junto a ellas— O llego muy temprano o llego muy tarde, ¡Nunca le doy justo al horario! —las chicas me ignoraron olímpicamente como si nadie estuviera allí. Supe que no siempre vas a caer bien, sin importar qué tan simpático seas.

💜Algo sobre mí🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora