💜Algo sobre mí🌸

Una Navidad y una doble realidad

Llegó el día de Noche Buena y en casa todo era un caos. Mi bisabuela materna internada, mi madre, mis abuelos y algunos tíos acompañándola en todo momento. No sabíamos ni siquiera si podríamos reunirnos para Navidad.

Yo tan aturdida, tan fuera de lugar, tan ajena a todo, tuve el instinto insostenible de querer escapar e irme muy lejos, a donde nadie me encuentre, donde esa tensión de la situación desesperante no pudiera tocarme.

Se me ocurrió llamar a mi padre para ir aunque sea a pasar la Navidad en su trabajo junto a él. A las doce, en punto, no quería estar rodeada de esa leve oscuridad que se sentía en el aire. Así que me di una ducha, me coloqué los aros de perla, me puse un vestido naranja claro, unos zapatos bajos color ciruela. Me hice una cola de caballo con un moño del mismo tono que el vestido, apenas me puse un poco de sombra oscura y como pude me fui. Mis pasos como perdidos a través de las calles sin rumbo y mi mente completamente lejos de la realidad...

Me subí al primer tren que vi y me senté en el fondo del lado de la ventana. Saqué mi teléfono del pequeño bolsillo de mi vestido, abrí Instagram y me topé con una serie de pequeños videos en las historias de Esteban.

En esos videos se mostraban los preparativos para Noche Buena en una hermosa quinta con un parque enorme lleno de árboles y algunas palmeras, en uno de ellos se veían sus piernas estiradas sobre una hamaca moviéndose de lado a lado...

Fue inevitable pensar...

¿Cómo es que nuestras realidades son tan distintas?

Yo viajando perdida en mis pensamientos, con una abuela muy enferma, una familia desesperada corriendo con ella de aquí para allá, mi hermano enojado con mi padre...

¿Cómo es que una simple pantalla es la que separa una realidad de la otra?

¿Por qué mi vida siempre tiene que ser tan complicada?

Una vez que llegué a mi destino y vi a mi padre asomarse a lo lejos me acerqué casi corriendo, nada me hacía sentir mejor que estar junto a él en un momento tan complejo como este. Necesitaba sentirme segura, aunque sabía que ni siquiera me escuchaba, necesitaba soltarme del entorno. Mientras que mi padre renegaba de la actitud insolente de mi hermano tras aquella discusión que habían tenido hacía algunas semanas atrás, yo intentaba calmarlo y mantener mi postura neutral. No me sentía con la fuerza suficiente como para defender a nadie.

Dos horas más tarde, mi madre me llamó para avisarme que habían llegado y que cenaríamos todos juntos. Al parecer mi bisabuela ya estaba mejor. Mi padre me acercó a la estación más cercana a casa y siguió su recorrido de vuelta al trabajo. Nuevamente, me subí al primer tren que tuve a mi alcance. En él había un hombre disfrazado de Papá Noel con una bolsa enorme llena de regalos para los niños.

Todos los pasajeros saludándose por todas partes, aquellos niños felices con sus pequeños regalos, ver todas esas sonrisas era como ver rayitos de luz en una tarde gris. De repente una sonrisa se escapó de mis labios sin querer. Y me di cuenta de que un pequeño acto de amor puede cambiar el mundo, a una persona o incluso un simple viaje a destino. ¿Quién diría que un granito de amor podría tener tanta fuerza?

Finalmente, llegué a casa, me cambié los zapatos y me fui a la casa de mis abuelos. Todo parecía estar tranquilo, bueno... mi bisabuela había quedado cuidada por una tía y por lo que me habían comentado ya estaba bastante más estable.

Cuando llegaron las doce de la noche todos salimos a brindar, me di cuenta de que la Navidad ya no era como las Navidades de mi niñez. Cuando todo el mundo salía a brindar con los vecinos, cuando no faltaban los fuegos artificiales, cuando todos los niños corrían a buscar sus regalos y los compartían con los demás... cuando si llovía era ¡Un Horror! Porque no se podía tirar cohetes... en cambio, ahora si llueve... da exactamente igual, solo es un día más.

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Y hablando de Navidades aburridas con aire deprimente... al despertar la mañana siguiente, mi madre me dio la noticia más triste que jamás esperé escuchar...

La abuela murió anoche a las doce en punto.