Veinticinco 💖

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SU ENERGíA nunca dejará de sorprenderme! Sakura sonrió y bebió un sorbo de café y miró a Sandra.
–¡Más deprisa! –gritó Max, subido a hombros de su tío.

–Se ha levantado a las seis de la mañana –se rió Sandra, mirando a su hijo con adoración – Y sigue con mucha energía. Y si te digo la verdad, ¡no sé cuál de los dos anima más al otro!

–Max parece muy cómodo –le dijo a Sandra – Imaginaba que estaría más tímido, puesto que no debe de ver a su tío muy a menudo.
–Sasuke lo ve más de lo que te imaginas. Creo que está más unido a su sobrino que su sobrino a él.

–Ya lo veo.
–¿A ti te gustaría tener hijos algún día? –preguntó Sandra mirando cómo Max y
Sasuke hacían una carrera de carretillas.
–Algún día, quizá. Bajo circunstancias adecuadas –Sakyura asintió y miró hacia los
árboles a través de la ventana.

–¿Ahora no tienes las circunstancias adecuadas? –preguntó Sandra.
–No podría estar más lejos de ellas –contestó Sakura.
Al cabo de un rato, Max y Sasuke entraron para merendar.
–¿Quieres una galleta, Max? –preguntó Sakura con un plato en la mano.

Max agarró una galleta, se levantó de las rodillas de su madre y se lanzó a los brazos de Sakura para darle un beso en la mejilla.

–Muchas gracias –dijo Sakura
–Algo me dice que va a tener mucho éxito con las mujeres –dijo Sasuke.
–Igual que su tío –dijo Sandra, pero se mordió el labio como si se arrepintiera de sus palabras.

Se hizo un silencio y Sandra trató de romperlo cuanto antes.
–Bueno, entonces, ¿Sasuke ya te ha convencido para que te quedes en Konoha más
tiempo, Sakura? Es muy fácil enamorarse de este lugar.

Sakura miró a Sasuke de reojo y vio que arqueaba las cejas. ¿Qué podía decir ella?

«Me quedaría el resto de mi vida si tu hermano me quisiera la mitad de lo que yo le quiero él. Pero no puedo continuar, sabiendo que nunca tendré lo que quiero,
fingiendo que no me hace daño».

–Es un bonito lugar. Pero en vez de convencerme que me quede, Sasuke ha hecho que me dé cuenta de que en la vida hay que hacer una variedad de cosas –Sakura lo miró deseando que él la contradijera, sin embargo vio que se quedaba muy serio.

–Como verás, la brevedad de nuestro acuerdo encaja con Sakura a la perfección –
se volvió hacia Sandra– Ahora, deja que te lleve a casa. Empieza a oscurecer y Max
parece cansado.

Sandra se puso en pie y limpió la boca de Max con una servilleta. La expresión de su rostro no indicaba sorpresa, como si todo lo que acababa de oír fuera lo más normal del mundo. Sakura se quedó paralizada.

–Adiós, Sakura. Y por si no te veo antes de que te vayas, que tengas buen viaje –la miró fijamente a los ojos–. Estoy segura de que volveremos a vernos.
«Te equivocas», pensó Sakura. «Te equivocas porque yo tengo que dejar de sufrir, y no volveré a pasar por esto».

–Gracias por todo, Sandra –dijo Sakura, y la besó en ambas mejilla–. Adiós, Max. Ha sido un placer conocerte – Sakura se agachó para estrecharle la mano y esbozó una sonrisa.

En cuanto Sakura oyó que cerraban la puerta de la calle, se sentó en el suelo como si fuera una marioneta a la que le hubieran cortado los hilos, desconcertada por lo que había sucedido en las últimas veinticuatro horas. ¿Pero qué era lo que había cambiado?

Ella sabía que para Sasuke no era más que una aventura, así que no podía acusarlo de no haber sido sincero. ¿Y qué ganaría quedándose allí, si incluso con el dinero para reformar Harunoson’s no creía que fuera capaz de conseguir el segundo objetivo?

Cuanto más tiempo estuviera allí, más se enamoraría de Sasuke.
Odiaba admitirlo, pero se había enamorado de él. Y por eso tenía que marcharse. Porque si se quedaba, no podría soportar tanto sufrimiento. Además, él terminaría por destruir Harunison’s de todas maneras.

Quizá ¿podría pedir dinero a los bancos otra vez? Tenía que haber algo que no se le hubiera ocurrido, ¿no? Aunque en el fondo de su corazón sabía que la respuesta era no, sólo se le ocurría una manera de proceder. O se marchaba, o acabaría destrozada para siempre.

Se puso en pie, se dirigió a su dormitorio en el que no había vuelto a dormir desde la primera noche que llegó allí, y sacó la maleta de debajo de la cama. Sakura estaba recogiendo las cosas del baño cuando oyó que alguien cerraba la
puerta principal. Sintió que se le encogía el corazón y rezó para que él no intentara detenerla alegando incumplimiento de contrato.

–¿Vas a algún lado? –preguntó Sasuke asomándose por la puerta del baño.
–Sí. A casa.

–¿De veras? Qué idiota he sido al pensar que habías firmado un contrato para quedarte temporalmente – la miró fijamente – Si esto es una rabieta porque te he
estropeado tu tarde de ir de compras, ahórratela. Pediré un taxi para que te lleve donde quieras ir.

–No será necesario. Ya he pedido un taxi para que me lleve al aeropuerto,
gracias.
–¿Estás haciendo un intento para conseguir mi dinero antes de tiempo, Sakura? Porque si es así, te decepcionarás. Me temo que nunca cambio los términos de un contrato.

–No lo dudo. Y no, lo creas o no, lo hago porque deseo irme a casa. 

Amante Mía  ~SasuSaku ~Onde histórias criam vida. Descubra agora