CAPITULO 2. FRIA Y CALCULADORA

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Un año después.

Se detuvo junto a una adolescente que murmuraba elogios frente a un cristal, se distrajo en el escaparate admirando un hermoso vestido de niña. Había perdido la noción del tiempo, hasta que un señor preguntó la hora a la misma adolescente que estaba a su lado; iba tarde.

Paula avanzó de manera apresurada por las largas calles del centro, ya había caminado mucho, los talones le ardían por el esfuerzo. El tráfico era imposible, así que le resultó más práctico recorrer a pie el último tramo.

Algunas personas se detenían para mirarla, como si no pudieran evitarlo; dejando de lado que era muy bella; ella sabía que no era por eso por lo que lo hacían; era por su anticuada vestimenta... parecía sacada de un libro de Jane Austen.

«Por fin» pensó Paula cuando divisó el bufete donde su esposo trabajaba. El claxon de un coche gris perla sonó con estridencia a sus espaldas, sobresaltándola en el instante. Una rabia momentánea la orilló a detenerse, quería increpar a la osada persona detrás del volante.

El auto se estacionó a su lado.

Antes que la conductora pusiera un pie fuera de él, Paula ya la había reconocido; y no le quedó más que continuar su camino. Quería evitar que la mujer intentara entablar conversación; lo que sería una sorpresa, "no grata", por supuesto.

Carol Rovira, la jefa de su esposo, bajó del clásico vehículo con aires de gran señora; la miró de pies a cabeza antes de colocarse las gafas de sol, tenía esa expresión que Paula aún no era capaz de descifrar... ¿Lástima? ¿Desprecio? Eso no tenía importancia, porque aún no comprendía el origen de tal animadversión. Era un hecho que, después de la primera impresión, ya no era del agrado de la socia mayoritaria del bufete Rovira & Asociados.

... asunto que la tenía muy sin cuidado.

Le irritaba que la jefa de su marido la mirara por encima del hombro, como si no estuviera a la altura de su círculo social, ese círculo que, por supuesto, incluía a Raziel.

Rovira no la conocía, más que a simple vista, habían coincidido en alguna que otra de las pomposas reuniones sociales; esas a las que su esposo solía llevarla. No acostumbraban a saludarse de palabra, ni siquiera por cortesía, solo habían mantenido una conversación de lo más extraña tiempo atrás, de todos modos, su esposo evitaba estar cerca de las dos al mismo tiempo. Lo único que ella y Carol tenían en común, era a él.

El esposo de Paula; era el flamante abogado en ascenso... y empleado del año de la también abogada Carol Rovira.

Raziel estaba encantado con la belleza e inteligencia de su jefa, en el fondo, no lo culpaba del entusiasmo con el que siempre hablaba de ella. Ella misma había quedado prendada de su personalidad, pero prefirió guardar en su subconsciente esa primera impresión.

...y lo guardaba tan bien, que a veces se descubría intentando descifrar si esa mirada atrevida que le dedicó en su momento era atracción, o si lo había imaginado.

Cómo no pensar en eso, si Carol Rovira era un nombre que a últimas fechas se mencionaba mucho en su casa; durante el desayuno, en la cena, en las charlas de cama, incluso una vez, en un momento de intimidad que prefería no traer a su mente... su esposo gimió ese nombre. Obvio, él lo negó; pero ella lo había escuchado, fuerte y claro.

...y ahora estaba allí, a escasos centímetros de ella, en el mismo tiempo, en el mismo espacio; si estiraba un poco la mano, podría tocarla, pero reprimió ese deseo.

La abogada Rovira, a diferencia de Paula, vestía acorde con la ocasión; elegantes conjuntos de trajes sastres para la oficina, e impresionantes vestidos para eventos formales; no importaba, de las dos maneras se robaba las miradas; el corte de pelo a muy por debajo de los hombros, con un quebrado perfecto... el negro de sus cabellos brillaba con el reflejo de la luz del sol. Sus ojos estaban ocultos tras las gafas... aunque Paula ya sabía de la belleza que estos gozaban; recordaba el color atrayente, el brillo que cambiaba dependiendo su humor... pintaba desde un verde transparente, pasando por el color miel; los recordaba como si fuera el primer día.

EL PÚRPURA EN TUS OJOS (fanfic Paurol)Where stories live. Discover now