CAPITULO 15. MUJER CASADA

1.9K 151 55
                                    

Conforme avanzaban las horas, el aspecto lozano de los hermanos Rovira había mermado de manera considerable. Santiago se había desabotonado la camisa; Vanesa, por su parte, se había puesto las pantuflas de su hermana y en la cabeza llevaba una pañoleta con el logo de un equipo de futbol... ambos sudaban copiosamente.

—Es la última caja —respiró Santiago con alivio.

—Resultó más cansado de lo que se veía. Carol nos debe un boleto en primera fila de....

—Olvídalo, no pienso ir a otro tormento pop...

—¿Quién te dijo que quiero que me acompañes? Ahora tengo a mi amiga de auditorios.

—¡Gracias a dios por Regina!

Paula se alegró cuando por fin los vio tomar un descanso en el amplio sofá. Se le encogía el corazón de pena cada vez que veía a uno de ellos pasar con una pesada caja por la sala.

—Hey, Paula, hemos terminado. La habitación está disponible, Carol se encargará del resto —dijo Vanesa, mientras miraba a la mujer que leía un viejo libro de leyes que Carol había dejado en la mesa de centro.

—Muchas gracias —respondió Paula con una sonrisa sincera—¿Necesitan que haga algo por ustedes? Algo que no implique salir de aquí...

—Te lo agradecemos, pero no es necesario, estamos bien — respondió Vanesa de inmediato, dejando a su hermano con la palabra en la boca.

—De verdad —insistió Paula—. Sé que no es mi casa, y que no estoy en disposición de nada; pero no creo que a su hermana le moleste si preparo unos bocadillos.

—Sí, Paula, sí por favor que me muero de hambre.

—Santi, no seas exagerado, comimos antes de llegar aquí.

Paula sonrió, pero como hasta el momento, jamás se dirigió a él de manera directa. Los había observado mientras acarreaban cajas, él estaba siempre pendiente de su hermana, si veía que ella cargaba una caja demasiado pesada, se la quitaba de las manos y le daba una más ligera... incluso le amarró la pañoleta, con infinito cuidado... y todo resultaba de lo más natural... un hombre así no podía ser malo.

—Pero tengo hambre. Estoy a punto del soponcio.

—Santiago... ¿Soponcio? Hablas como una señora de 70 años —se burló Vanesa—. Paula, gracias, pero no queremos molestar...

—De hecho, ya los hice —respondió Paula con una tímida sonrisa—. Están en la cocina. Ahora voy por ellos.

—¡Gracias a dios! —dijo Vanesa mientras se tumbaba, con la cabeza en el regazo de su hermano —. Yo también estoy a punto del soponcio.

—¿Quién suena como una señora de 70 ahora? — dijo Santiago con burla, y Vanesa le respondió levantando el dedo medio.

Paula entró a la cocina, Santiago se levantó para ir tras ella.

—Espera ¿Qué haces? —lo detuvo Vanesa.

—La voy a ayudar con los bocadillos...

—No.

—No se ve bien, está lastimada... ¿Has visto lo mismo que yo? Apenas si pudo levantarse.

En este punto, ambos habían comenzado a hablar con susurros.

—Carol se enojará contigo...mejor quédate donde estás.

—No tiene por qué enojarse. Ayudar a una dama en apuros, es lo que hace un caballero.

—Dijo que no era prudente que tú te le acercaras mucho...debe tener sus razones.

—Tal vez fue un hombre el que la lastimó...

EL PÚRPURA EN TUS OJOS (fanfic Paurol)Where stories live. Discover now