Capítulo 8

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Pov's Cristián

Horas antes de la gran verdad.

Soledad... Muchas veces esa palabra viene a mi mente y aunque cuando era un niño le temía, ahora no, crecí sintiendo así que ahora creo que ya es parte de mi y me acostumbro fácilmente, si por qué aunque intenté luchar contra ella, nunca tuve victoria, por qué luche de varias maneras para que Saray me quisiera y no lo logré, no pude contra el sentimiento de soledad que sentía cada vez que me acordaba que mi madre no me quería y aunque siempre la nana estuvo conmigo es muy diferente, yo siempre la quise conmigo, pero nunca pude hacer que ella sintiera lo mismo que yo, cada vez me rechazaba ese sentimiento de soledad se hacía más grande, no tenía una madre y eso me hacía sentir solo, y de ahí mi odio y rencor hacia ella, pues cuando me fui a Italia veía como Beatriz Sorrento le daba amor y cariño a sus hijos, a Fiorella y Angelo, ella jugaba con sus hijos, los consentía y les decía lo mucho que los amaba y aunque ella intentó hacer esas tipos de cosas conmigo nunca la deje, pues ella no era mi madre y eso no me iba hacer sentir bien, claro que no, sería todo lo contrario por que sentía que lo hacía por lastima, cuando las cosas que sentía por Karina fueron más fuertes tenía mucho temor de decirle lo que sentía, por qué por noches tuve pesadillas de Saray repitiendo que yo fui un error en su vida, que no me quería y todas aquellas mierdas que hacía y me decía, pero lo hice, me abrí con Karina diciéndole todo lo que sentía por ella y le dije la amaba, pues pensé que eso era amor, pensé que ella haría las cosas diferentes a Saray, por qué yo ya le había contado por toda la mierda que pase a raíz de eso, y aunque en sus ojos veía la lastima, pensé que por eso ella me iba a amar, que todo sería reciproco, pero nada fue así, ella solo me uso, me usaba para conseguir sus drogas, pero yo nunca quise creer que ella no me amaba, hasta el día que murió, esa noche donde llegue para decirle nuevamente que la amaba, que la quería conmigo y salvarla, y ahí ella se burló de mi tal cual lo hizo Saray, me dijo que no me amaba, que ella no era para mi y que no creyera en el amor, pero yo igual insistí quise creer que lo que salía de su boca era por los efectos de la droga, pero no, era lo que ella realmente sentía, y hasta una bala recibí queriéndola salvar, pero fue inútil, después que ella murió y dejó un sentimiento de soledad más grande del que ya yo sentía decidí hacerle caso y creer que el amor no era para mi, empecé a ser un hijo de puta, jugaba con las mujeres a mi antojo, pues no me interesaba ninguna y yo no me iba a enamorar jamás.

¡Ja!.

Hasta que llegue a New York y la vi a ella, a Nathaly, cuando la vi mi corazón latió tan fuerte que me dio miedo, temor, irá, por qué yo no quería volver a sentir esas sensaciones que me sentía cada que veía a nathaly, y esa noche en casa de cristiano se veía tan sexy y bella, con ese hermoso vestido azul, ahí en ese momento mi corazón volvió a latir como no lo hacía hace mucho, y ahí quise irme y tirar todo a la mierda, la presidencia, los proyectos, la clínica, quería irme a Italia y jamás volver a pisar territorio americano solo para no estar cerca de aquella castaña, pero el sentimiento de posesión que surgió en mi no lo permitió, no dejó que me fuera, y desde ahí supe que ya estaba jodido, cuando la tuve por primera vez en mis manos, fue mágico sentirla completa, verla desnuda en mi cama fue la mejor vista, después en su apartamento el día de año nuevo como las luces de los fuegos artificiales se infiltraban en su habitación y ella cabalgando sobre mi, sus lindos ojos azules me hechizaron y no quise aceptar que era algo más que tensión sexual, pero solo me comporte como idiota, hasta que acepte que estaba enamorado, con ella me sentía tan lleno y pleno, que no volví a pensar en la soledad que me arropaba, pero cuando Carlos llegó y le hizo lo que le hizo me sentí tan impotente por no haber llegado a tiempo, por no haber llegado antes de que el la dañará como lo hizo y antes de que hiciera que perdiera a mi hijo, aún me siento culpable y estoy seguro que me sentiré así siempre, cuando me enteré de que mi hijo existió, pero que no sobrevivió, aquel sentimiento de soledad se alojó nuevamente en mi, por qué aunque la idea de una familia solo la idialice con Karina, me hacía mucha ilusión tener un hijo con Nathaly, a lo mejor por eso hice una tumba a la que visitó cada dos días para poderlo sentir de alguna manera y poderla sentir a ella, a la castaña que me abandonó tal cual nuestro Ángel a nosotros, pero quizás ella ahora es feliz, se habrá casado o con hijos, y yo estoy aquí, en un jet camino a Rusia odiandola como nunca pensé odiar a alguien, odiandola más de lo que odio a Saray y Karina, y sintiéndome solo, y la única que puede hacer que ese sentimiento desaparezca por momentos es susej.

La Magnate RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora