Capítulo 35

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Pov's Nathaly

No sé si el mareo que se hace presente es gracias a los que han habido últimamente o por las palabras que se repiten en mi cabeza con burla, si, eso, burla, veo el rostro de Estephany riéndose de mi, repitiendo a cada nada las palabras que han salido de la boca del hombre frente a mí.

Busco su mirada con la esperanza de que sea mentira, de que solo sea una maldita broma, pero, no, su mirada no rehuye de la mia, el no huiría, pero si hay decepción, enojo, temor, ansiedad en su mirada verdosa.

Alzó mi mentón queriendo que mi respiración sea más pausada, queriendo que las lágrimas que quieren salir no sean por nada más que el dolor que le proporcionan los dientes a mi labio inferior.

Su mirada en ningún momento se pierde de la mia, el dolor en su mirada hace que duela más en mi, todo se jodió, otra vez.

El aire no está circulando en mis pulmones, siento los libros verme, siento que me consumen.

Por inercia me alejo de el, como si eso, alejarme, podrá sanar la herida que siente mi corazón, maldita sea, nuestro destino es no estar juntos.

No dejo salir las lágrimas, ya, ya he llorado lo suficiente, como para dejarme ver rota ante el, pero maldición es difícil, lo único que quiero es sacar lo que siento adentro. El golpe en mi espalda detiene mis pasos en el intento de alejarme de el.

-Escuchame nena- habla con súplica, con temor, pero su voz rota no me hace querer cumplir su petición.

La presión en mi cabeza es insoportable, pero, peor es la siente mi pecho, duele, arde, y no sé si es por lo que dijo o por el hecho de que me haya mentido... Quizás por las dos.

El deja su cara de lado cuando pegó mi mano en su mejilla, vuelvo a pegarle, y el solo se deja pegar. Agarro su mentón entre mis manos, clavando mis uñas en el.

Me duele que me vea cómo lo está haciendo, no debería dolerme el dolor en su mirada.

Suelto mi labio del agarre de mis dientes, me acerco a él tanto que su aliento y el mío es uno solo.

-Eres un hijo de puta- escupo con los dientes apretados- Te odio Cristián, te odio.

Suelto su mentón con rabia y decepción, lo empujó y hago el ademán de salir de la biblioteca, pero no lo permite, me alza, los golpes en su espalda no lo detiene cuando camina hasta el sofá para sembrar mi trasero ahí, me sienta en el cuero del sofá, cuando da la vuelta me levanto trato de llegar a la puerta, pero el lo impide nuevamente, cuando va pasarle llave a esta, la nana entra.

-Me llevaré a Ángel- dice viéndome- Te apoyaré en la decisión que tomes- me dice.

Cristián la ve con el mismo dolor con el que me ve a mi, con la misma mirada de que le duele ver a su nana así con el.

-Nana...- habla Cristián.

-Te amo hijo, lo hago y lo haré siempre- pasa su mano por la barbilla del hombre que deja salir las lágrimas- pero ya es tiempo de que decidas que quieres para tu vida, te veo, te analizo y se que eres feliz con Nathaly, con Ángel, pero ahora es tu prueba más grande, aquí es donde tienes que decidir quién eres y para quien.

-Yo no tengo nada que decir, yo sé de quién soy y para quienes soy- responde Cristián seguro de sus palabras. Voltea a verme- Soy de ti, y para mí familia.

Yo niego con una sonrisa triste- No eres de mi, ni para esta familia, la verdad era una base fundamental y tú no quisiste ponernos en algo sólido.

Camino hacia la puerta, pero nuevamente no me deja salir. La nana se va y el tranca la puerta.

La Magnate RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora