Huyendo de Madam Yu.

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La segunda cita a ciegas estaba a la vuelta de la esquina cuando el calendario marcó el día de partida de Jin Ling hacia Lanling. Éste día tan especial —al niño le encantaba visitar a su shushu pues éste era mucho más permisivo que su otro tío— también se condecía con el inicio de un nuevo simposio en celebración al próximo Cultivador en jefe, lo que significaba que tanto Lingjiao como Jiang Cheng permanecerían un par de días en la Torre de Carpa.

Qué bien les sentaría el respiro, incluso si ésta vez Madam Yu tenía que acompañarlos en pos de supervisar las misiones protocolares de Yunmeng Jiang. Que la mujer fuera con ellos podría llamarse un contratiempo, sí, porque sin duda con ella pululando en los pasillos sería demasiado difícil para cualquiera de los dos hallar el respiro que tanto necesitaban. Pero siendo que en Lanling no había casamenteras ni citas de té, podría decirse que la presencia de la mujer era fácilmente ignorable como lo había estado siendo durante años. Lingjiao era experta en bloquearla de su mente, incluso. Hora de regresar a los buenos tiempos donde todavía podía permitirse ese deporte extremo llamado pretender que Madam Yu no existe.

Para colmo, a Jin Ling le caía bien su abuela. La mujer tenía un carácter bastante similar al de Jiang Cheng —aunque cientos de veces más insoportable, por alguna razón—, por lo que era coherente que al niño le divirtiese pasar tiempo con ella. No por nada era su abuela la gruñona, mientras que a Madam Jin la representaba como su abuela permisiva. Algo similar ocurría con Lingjiao y Qin Su, siendo que ambas eran técnicamente sus tías políticas. Bueno, Lingjiao lo era, porque Qin Su..., ese secreto tardaría años en revelarse, mejor no desenterrarlo antes de tiempo. La cuestión era que Jin Ling las trataba como al día y la noche, profesando respeto hacia la armoniosa energía de Qin Su en contraposición con la complicidad y sencillez del trato de Lingjiao. Sin duda existía una diferencia abismal entre su familia materna y la paterna.

¡Pero bueno! Familia extendida —y no tanto— de lado, lo importante era el viaje a Lanling y el respiro que éste representaba en la torturadísima mente de Lingjiao, la cual pedía a gritos un descanso decente. Claro que en su calidad de consejera tendría que trabajar con Jiang Cheng de la noche a la mañana, pero por lo menos las madrugadas las tendría libres para dormir todas esas horas que por lo general Yu Ziyuan acaparaba. Un premio consuelo era un premio consuelo, ¿no?

—¡¡Shushu!!

Tan pronto como arribaron, el primero en adentrarse en los lujosos corredores de la Torre de Carpa fue Jin Ling, quien divisó a Jin Guangyao mientras éste los esperaba en la cima de las escaleras. Qué peligro. Nota mental para Lingjiao: no vuelvas a cometer el mismo error que aquella vez.

Jiang Cheng y ella subieron los escalones en silencio, uno al lado del otro. De estar allí vestida como la mujer que realmente era, lo más probable sería que nadie se atreviera a dudar que los dos eran a esta altura una pareja establecida. A nadie más Wanyin le permitía caminar hombro con hombro en un contexto tan políticamente relevante, después de todo. Y qué halagada se sentía al saberlo.

Aunque siempre existía cierta distancia entre ambos, una suerte de pequeña barrera física que los mantenía al margen de los escandalosos rumores de homosexualidad. Estaban juntos, pero no tan juntos. Respetuosamente juntos, se podría decir. Como dos colegas de trabajo caminando hacia la oficina, nada más ni nada menos.

—Jiang-zongzhu, Ming-gongzi—saludó Guangyao, otorgándoles una reverencia. Los dos le devolvieron el gesto con la misma etiqueta.

—¡Jiujiu! ¡A-Yi!—Jin Ling corrigió a su tío, quien no hizo sino reír debido a la efusividad con la cual había pronunciado los títulos de las personas frente a él—. Es más divertido llamarlos así, sushu.

—Jin Ling, ya hemos hablado de esto, no llames así a Ming Ziteng.—Jiang Cheng alzó una furiosa ceja en dirección a su sobrino, el cual corrió a esconderse entre las túnicas de Jin Guangyao apenas se percató de su error. No debía llamar a-yi a su a-yi frente a otras personas, ¿no? Qué injusto—. Jin-zongzhu, es un placer volverlo a ver.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Where stories live. Discover now